lunes, 26 de marzo de 2018

Las ciudades perdidas de la Amazonia precolombina

Las ciudades perdidas de la Amazonia precolombina
Las ciudades perdidas de la Amazonia precolombina (G. Miranda/FUNAI/www.survival.es)

  • Existían sociedades complejas de ocho millones de habitantes en la selva antes de la llegada de los europeos

Cada vez que se publica una de esas impactantes fotos de integrantes de las tribus que todavía habitan la selva amazónica sin establecer contacto con la sociedad industrial, es lógico pensar que somos testigos efímeros de un mundo que existía antes de la llegada de los europeos en el siglo XV. Es lógico pensar que son las versiones actuales de los cazadores y recolectores que debieron de vivir en un estado de “nobleza salvaje” –según la frase del filósofo francés Jean-Jacques Rousseau–, rodeados de una enorme selva de naturaleza virgen y escasamente poblada. Luego llegó el progreso a bordo de las carabelas europeas
Pero, según se explica en un nuevo libro, éxito de ventas en Brasil, basado en los últimos hallazgos arqueológicos en la gigantesca región regada por el río Amazonas y sus afluentes, más que con los seres primitivos rosseaunianos, las tribus de las amazonas actuales podrían compararse con los protagonistas de las películas de Mad Max. En realidad, son los supervivientes de una sociedad mucho más compleja y densamente poblada, que habitaba el Amazonas durante cinco a seis siglos antes de la conquista europea. Luego fue diezmada por la violencia y las enfermedades traídas desde Europa.
Hace 600 años vivían poblaciones de cientos de miles de habitantes y un peculiar urbanismo
Según el libro 1499, Brasil antes de Cabral, de Reinaldo José Lopes, basada rigurosamente en las nuevas pruebas científicas, nada menos de ocho millones de personas vivían en la selva amazónica antes de la llegada del explorador portugués Pedro Alvarés Cabral a Brasil en 1499.
Para abastecerse de suficientes alimentos, estas sociedades gestionaban la selva, cultivaban y modificaban los árboles y vegetación silvestre. Existían complejas estructuras sociales en las comunidades semiurbanas de la selva productora de un arte cerámica de gran sofisticación.
Tras la llegada de los europeos, al igual que en otras partes del nuevo mundo como Mesoamérica los Andes, estas sociedades amazónicas se colapsaron rápidamente y la población se desplomó. Los supervivientes de aquel Apocalipsis se vieron forzados a retroceder a sistemas de subsistencia mucho más rudimentarias basada en el nomadismo, la caza y la recolección de frutas y verduras silvestres.
Los amazónicos usaban innovadoras técnicas
de fertilización natural y rotación de plantas
Fue la única manera de sobrevivir tras el cataclismo sin entregarse al extractivismo esclavista impuesto por los europeos. Tal vez sigue siendo la única manera de sobrevivir. “Muchas de esas tribus sin contacto son supervivientes postapocalípticas, o sea, efectivamente, una suerte de Mad Max”, dijo Lopes en una entrevista con La Vanguardia. Hasta hace 600 años, los habitantes de Xingú, en una zona fronteriza entre la selva amazónica y el sotobosque, vivían en comunidades de cientos de miles de habitantes estructuradas en torno a “una forma peculiar de urbanismo: amplias avenidas, plazas monumentales y una integración sutil y gradual entre áreas habitadas, parques y terrenos selváticos”, explica Lopes. Conceptualmente, “recuerda un poco a Brasilia”, añade en referencia a la capital modernista de Brasil.
Por “parque” Lopes se refiere a las áreas de naturaleza gestionadas por la cultura humana que algunos antropólogos han calificado como “cultural parklands”. Consistían en plantas y árboles que servían como fuentes de alimentos, medicinas, o materia de construcción o arte. Grandes partes de la selva en Amazonas hoy en día, lejos de ser naturaleza virgen, son “el resultado de una relación compleja entre la materia prima de la biodiversidad y la cultura humana”, explica Lopes.
Se vieron forzados a retroceder a sistemas de subsistencia más rudimentarios
Por eso, aunque hay más de 12.000 especies de árboles en Amazonas, 20 clases de árbol domesticado se encuentran en el 70% de la selva. Son todos de gran utilidad para los seres humanos desde el cacao, la nuez, el azaí o el caucho. Según Carolina Levis, uno de los investigadores de cuyo trabajo informa el libro de Lopes: “la flora amazónica es, en parte , una herencia superviviente de sus habitantes del pasado”.
Para facilitar este innovador sistema de domesticación de la naturaleza, las sociedades precolombinas de Amazonas innovaron técnicas de fertilización natural y rotación de plantas para crear grandes áreas de fértil “tierra negra”. Esta tierra rica es todavía abundante en el Xingú y el área de Altamira, áreas de la selva amenazadas ahora por el monocultivo de soja y ganado. “La agricultura y la gestión de la selva (de los amazónicos precolombinos) estaba basada en cientos de especies distintas y una excelente gestión de la tierra”, explica Lopes.
No sólo se gestionaba la selva y sus plantas para abastecer a grandes comunidades, semi urbanas y masivamente pobladas en amazonas. En la isla de Marajó cerca de la desembocadura del Amazonas en el Atlántico, se han descubierto los yacimientos arqueológicos de mesetas de tierra artificiales y sistemas de control de las inundaciones estacionales con el fin de optimizar la pesca y así nutrir a decenas de miles de personas. En los análisis de ADN de los esqueletos descubiertos en Marajó, se ha comprobado que se alimentaban casi exclusivamente a partir de un régimen de pescado y marisco obtenidos mediante estos sistemas de acuicultura. La cerámica descubierta en los alrededores de esos montículos artificiales es de las más avanzadas del arte precolombino de toda la región.
Esta gran revisión de la prehistoria amazónica es críticamente importante, no sólo porque puede cambiar nuestra percepción del pasado sino del futuro. “Estas sociedades complejas del Xingú de Altamira y la isla de Marajó encontraron formas de transformar el medio ambiente que habitaban pero no destruirla; podemos aprender”, dice Lopes .

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