miércoles, 29 de agosto de 2018

Los grandes errores que cometemos los españoles al cocinar comida italiana


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La creencia propular defiende que preparar bien un plato italiano debería ser para un español pan comido. Nuestra sabiduría sobre la gastronomía de este país es, sin embargo, mucho más limitada de lo que pensamos y no son pocos los prejuicios que nos llevan a cometer auténticos disparates culinarios.

La italiana es, probablemente, la cocina más difundida en todo el mundo. Por dicho motivo es también la más adulterada, malinterpretada e incluso falsificada. Existen especialidades y prácticas que para los nativos del país de la bota suponen todo un sacrilegio. Si al preparar los platos de su tierra a tus amistades del otro lado del Mediterráneo acabas despertando su ira en vez de su aprecio, toma nota de los siguientes fallos. Estás a tiempo de rectificar.




1.Verter aceite o cualquier otro condimento cuando se cuece la pasta

La comida italiana puede parecer a veces muy elaborada, eso lleva a algunas personas a convertir procesos muy sencillos en innecesariamente enrevesados. Para preparar la pasta basta hervir el agua, echar la sal cuando se alcance el punto de ebullición, verter la pasta, remover y dejar que se cueza el tiempo indicado por el fabricante. No son necesarios ni el aceite ni aderezos que añadan sabor. Tales ingredientes deben ir con los acompañamientos que le pongamos a la pasta.




2.Tomar un capuchino a cualquier hora

Pedir un capuchino en vez de un cortado después de las comidas puede parecer una costumbre muy chic. Lo cierto es que los italianos solo toman este tipo de café en el desayuno y nunca tras la cena o el almuerzo.





3.Utilizar macarrones planos

Las recetas que se pueden hacer con este tipo de pasta son infinitas, pero las 'penne' italianas y nuestros macarrones planos no son exactamente lo mismo. ¿En qué se diferencian? Las primeras están rayadas, una forma que no es un capricho decorativo. Las estrías facilitan que la pasta agarre mejor las salsas y no se desperdicien en el fondo del plato.




4.Espolvorear cualquier tipo de queso

No, los italianos no utilizan cualquier tipo de queso rallado para verter sobre la pasta. El más corriente es el parmesano con un tiempo limitado de curación (de unos 18 meses). Para especialidades como la carbonara o el 'cacio e pepe', el lácteo predilecto suele ser el pecorino romano.




5.Desaprovechar el agua de cocción

El agua de los espaguetis no es un mero residuo. Recetas como el 'cacio e pepe' o los 'linguine frutti di mare' requieren de ella para su preparación.





6.No ponerle verdadera mozzarella a la pizza

Es corriente hacer la pizza en España con una especie de preparado lácteo seco y rallado que se vende en bolsas. Craso error. De vaca o de bufala, la mozzarella de una pizza debe ser siempre mozzarella auténtica. En el caso de las especialidades napolitanas es posible, sin embargo, encontrar otro tipo de queso de características parecidas conocido como 'fior di latte'.




7.Poner tomate frito a la pasta o a la pizza

Como los americanos con el kétchup, los españoles hemos utilizado el tomate frito para casi todo creyendo que el resto del mundo hacía lo mismo. La salsa de tomate en Italia combinada con otros ingredientes recibe el nombre genérico de 'sugo'. La base consiste en tomate natural (nunca frito) y dependiendo de la especialidad, se le añaden ingredientes como albahaca, aceitunas, especias o algún tipo de carne.




8.Echarle nata a la carbonara

La salsa carbonara ni siquiera existe. En puridad, la carbonara es un modo de preparación muy codificado y típico de Roma en el que se emplean como ingredientes apenas las yemas de huevo y los carrillos del cerdo conocidos como 'guanciale'. Una mezcla que ya resulta suficientemente calórica como para añadir nata a la receta.





9.Preparar platos 'italianos' creyendo que son italianos

La ensalada César, la pasta Alfredo, la pizza carbonara, los espaguetis con albóndigas, el pan de ajo... El éxito en todo el mundo de la cocina italiana ha desencadenado un desemesurado número de variantes fuera de sus fronteras. Los orgullosos italianos, grandes defensores de sus ingredientes y de su tradición, jamás admitirán tales elaboraciones como propias de su gastronomía.


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