martes, 5 de marzo de 2019

La deuda mundial de las compañías se ha duplicado en diez años

La deuda mundial de las compañías se ha duplicado en diez años
La deuda mundial ha alcanzado un récord histórico (EFE)


El volumen de los bonos emitidos supera los 11 billones de euros y marca un récord


“La cantidad de la deuda ha aumentado. Su calidad ha empeorado. Y los riesgos han aumentado”. Con estas palabras telegráficas resumía la pasada semana Mats Isakssson, jefe del departamento de gobernanza y finanzas empresariales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) los actuales desequilibrios de la economía mundial.
En el último informe de este organismo emergen datos que invitan a la reflexión, porque diez años después de la crisis financiera, tras una política monetaria laxa por parte de los bancos centrales, está surgiendo otro foco de debilidad: el del sobreendeudamiento.

Crédito

Las compañías no financieras han abierto el grifo

Las compañías no financieras (es decir, excluyendo por ejemplo los bancos) han abierto el grifo de la deuda de forma espectacular. Entre el año 2008 y 2018 las emisiones mundiales de bonos para financiar sus actividades aumentaron en promedio 1,5 billones de euros cada año, cuando en la década anterior el ritmo era la mitad.

Cuatro de cada cinco euros de esta deuda proceden de las empresas de los países más desarrollados y su volumen se ha multiplicado por dos desde el 2008. Pero gran parte de este boom de la deuda es imputable a la expansión de las compañías chinas. En el año 2008 las firmas estaban prácticamente ausentes del mercado de la deuda. Desde el 2016 China es el segundo emisor de los bonos empresariales en el mundo. En su caso los números, en términos de volumen de títulos emitidos, se han multiplicado por cuatro.
China ha multiplicado por cuatro sus títulos emitidos
China ha multiplicado por cuatro sus títulos emitidos (Anthony Wallace / AFP)
Y así se ha llegado, entre compañías situadas en economías avanzadas y países emergentes, a la friolera de 11 billones de euros de deuda en el mundo, el equivalente a más de la mitad del PIB de EE.UU. Es un nuevo máximo histórico... con un problema añadido. Sí, porque un tercio de esta suma colosal tendrá que ser reembolsada (o refinanciada) de aquí al 2021.
Es decir, en el arco de los próximo tres años, por un importe cercano a los 3,5 billones de euros. Una cifra que no se veía desde el año 2000 y que, para que se tenga una idea, corresponde al equivalente de todo el balance anual de la Reserva de Federal de EE.UU.

Plazos

Un tercio de la suma tendrá que ser reembolsado o refinanciado en el 2021

Devolver el dinero de por sí no debería ser algo especialmente inquietante, pero hay algunos factores que hacen que este plazo parezca un tanto ajustado. En primer lugar, hay que descontar el contexto económico general de ralentización sincronizada. Si el FMI ha rebajado sus previsiones al 3,5% para este año, significa que hay menos riqueza para aprovechar, menos pastel para compartir... y restituir.

Segundo, la política acomodaticia de los bancos centrales más pronto que tarde se verá obligada a cambiar de rumbo, con el aumento del precio del dinero y la retirada de los estímulos, como la compra de deuda soberana. Así lo han repetido en distintas ocasiones los presidentes del BCE y de la Fed.
Y, tercero: la deuda de las administraciones públicas en el 2019 también debería marcar un nuevo récord histórico, con lo que los estados tampoco tienen mucho margen de maniobra para intervenir o para sostener a las empresas en caso de dificultad.
Deuda

Las emisiones de baja calidad ya rozan el 54% del total, cuando hace una década eran el 30%

A estos elementos se le puede añadir un cuarto factor de preocupación: la deuda empresarial que circula por el mundo presenta hoy por hoy una calidad peor (la que corresponde a una nota de BBB, apenas por encima del riesgo elevado de quiebra). Es decir, que un número creciente de estos bonos podrían no ser reembolsados porque las compañías, debido a su maltrecha situación financiera, no tienen capacidad para hacerlo. De hecho, la OCDE asegura que el porcentaje de estas emisiones de baja calidad ya roza el 54% del total, más de la mitad, cuando hace una década era el 30%.

Si se compara con lo que ocurrió en el año 2008 en ocasión del crash de Lehman Brothers, los analistas de la OCDE estiman que, si se produjera un shock global, unos 240.000 millones de euros de estos bonos podrían pasar a la categoría de inversión especulativa (como se dice en forma coloquial a nivel “basura”) en el espacio de tan sólo un año: serían los llamados ángeles caídos.
Un nuevo shock económico llevaría hasta 240.000 millones de euros a bonos basura
Un nuevo shock económico llevaría hasta 240.000 millones de euros a bonos basura (Justin Lane / EFE)
Pero además, si a este cifra se le añadieran también las emisiones de las empresas financieras, el importe de estos créditos dudosos podría casi duplicar. Y el efecto en cadena sería peligroso, porque los balances de las compañías que poseen estos títulos se devaluarían. “El mercado tendría dificultad para absorber esta pérdida”, advierten.
Los recuerdos de la crisis son todavía presentes y muchos se preguntan si hay alguna analogía con entonces. “En el 2008 la situación era diferente. Pero digamos que si hubiera una contracción en la economía o un cambio brusco de política monetaria el impacto sobre el mercado de la deuda puede ser superior a lo que se espera”, señala Isakssson. “Lo que emerge, en todo caso es que los plazos para el reembolso son apretados”. Como dijo una vez John Maynard Keynes, “si yo te debo una libra, tengo un problema; pero si te debo un millón, el problema es tuyo”. Mientras tanto, la bomba de la deuda hace tic-tac.

Las dudas de Jerome Powell

“Creo que la idea de que los déficits no son importantes para los países que pueden tomar préstamos en su propia moneda es errónea. Creo que la deuda de Estados Unidos es bastante alta ... y, mucho más importante que eso, está creciendo más rápido que el PIB”, dijo Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal en un testimonio ante el Congreso de EE.UU. a principios de esta semana.

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal
Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Aaron P. Bernstein / Bloomberg)
Hasta el máximo responsable de la política monetaria estadounidense empieza a estar un tanto inquieto. En el último Foro Mundial de Davos tuvo lugar un seminario titulado “la bomba de la deuda global” en el que los participantes, en lugar de respaldar las tesis más alarmistas trataron de minimizar los riesgos. Muchos de ellos sostuvieron que la subida del precio del dinero, en todo caso va a ser gradual y que las economías emergentes, pese a tener deuda de peor calidad siguen con un crecimiento económico robusto.

Según las últimas cifras disponibles, si se suma la deuda pública y privada (es decir, la de los estados, más de las empresas financieras, de los particulares y el resto de las compañías) la cuota alícuota para cada habitante del planeta es de 21.866 euros. La factura total asciende a 164 billones de dólares, cantidad equivalente al 225% del PIB mundial. Un nuevo récord.

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