El neurólogo Álvaro Pascual-Leone (Institut Guttmann / Marc Morell)
Este neurólogo y catedrático de la Universidad de Harvard defiende que sentirse solo puede ser “una enfermedad mortal”
Respecto al peso total del cuerpo, más bien pesa poco. Unos 1.400 gramos. Y sus dimensiones tampoco son para tirar cohetes: ronda los 1.300 centímetros cúbicos. Pero a pesar de su reducido tamaño, su repercusión sobre el ser humano es incalculable. En él reside, ni más ni menos, que la mente y la conciencia del individuo. Sí, hablamos del cerebro, objeto de estudio de muchos científicos y que a día de hoy sigue escondiendo infinidad de secretos. Álvaro Pascual-Leone (Valencia, 1961) no cesa en su empeño de continuar revelando alguno de ellos. Este neurólogo y catedrático de la Universidad de Harvard acaba de publicar, junto con los investigadores Álvaro Fernández Ibáñez y David Bartrés-Faz, El cerebro que cura(Plataforma Editorial), una obra en la que explica algunos de los resultados obtenidos en el estudio Barcelona Brain Health Initiative que él dirige y que está promovido por el Institut Guttmann con el apoyo de la Obra Social “La Caixa”. Pascual-Leone ha encontrado un momento para atender a La Vanguardia.
Nuestras relaciones más cercanas tienen una poderosa influencia para nuestra salud y felicidad, defienden ustedes en el libro.
Así es. Desde hace mucho tiempo sabemos que tener suficiente gente alrededor es importante y que sentirse solo es malo. Pero lo que es más notable de los datos que se han acumulado en la literatura científica y en varios estudios, incluido el nuestro, es que lo importante no es si estás solo o no, sino si te sientes solo. Puedes tener una amplia familia o estar en medio de una multitud y sentirte solo. Y esto no sólo tiene un impacto negativo sobre el funcionamiento del cerebro y la capacidad cognitiva de las personas, sino que además es parte de lo que media en el efecto de otras cosas.
¿De qué cosas?
Hablo del efecto de dormir, de la nutrición... Todo ello no tiene un efecto directo, sino que está mediado por el sentimiento de soledad. Si tú te sientes solo, el beneficio de dormir las horas suficientes es mucho menor.
Curioso.
Por eso decimos que al final la vivencia de soledad te mata, es una enfermedad mortal.
La vivencia de soledad te mata”
Ustedes establecen la analogía de que la soledad es tan perjudicial como fumar 15 cigarrillos al día o ser obeso.
Si, esa analogía está basada en la proyección de riesgo de enfermedad de distintos estudios epidemiológicos que muestran que como factor de riesgo para patologías y discapacidad, la vivencia de soledad subjetiva tiene un peso comparable a fumar 15 cigarrillos al día o ser obeso. Sin duda no es un resultado validado en estudios independientes, pero creemos que ilustra bien el potencial impacto de la vivencia de soledad.
Entiendo.
Es muy gráfico, todos sabemos que fumar es malo para la salud y que el exceso de peso también. Es contextualizar algo tan subjetivo como puede ser la vivencia de soledad.
Estar sano es más que no tener enfermedad”
Una especie de medición…
Muchos aspectos de nuestro estado de salud tienen que ver con principios subjetivos. Objetivamente, ¿qué hace que tú te sientas solo? Al final, es el sentimiento de soledad tuyo que yo solo puedo conocer si te pregunto, y cuando lo preguntas y lo mides entonces tienes un correlato de la alteración del funcionamiento del cerebro.
Claro.
Cabe matizar que cuando hablamos en el libro de salud nos referimos a la definición que hace la OMS, al concepto de que estar sano es más que no tener enfermedad, es, efectivamente, no tenerla, pero además estar en paz contigo mismo, en equilibrio vital, en una situación en que sientas que puedes responder a los retos que puedan surgir.
Aquel que tiene un plan vital definido, se puede permitir dormir menos o hacer menos ejercicio”
Tener una razón de ser, ¿es beneficioso para nuestro cerebro?
Sí, la nutrición, el sueño, el ejercicio físico, todo es importante, y hablamos de ello en el libro, pero los pilares que promueven buena salud cerebral y gracias a eso promueven buena salud general se basan más en no sentirse solo y en tener una razón de ser. Ambos acaban siendo mediadores de los otros hábitos. Aquel que tiene un plan vital definido, algo que le hace vivir y que le trasciende, que se proyecta en el más allá, en los otros, en el bien común, se puede permitir, entre comillas, dormir menos o hacer menos ejercicio porque el impacto negativo de esos malos hábitos es menor.
Ustedes defienden que nuestro cerebro tiene la capacidad de curarnos. ¿En qué medida?
El título del libro, ‘El cerebro que cura’, pretende destacar, en primer lugar, que lo que sabemos desde los romanos, que un cuerpo sano promueve una mente sana, es cierto. Pero además, que lo contrario también es verdad: el cerebro sano promueve la salud, un funcionamiento mejor de los órganos. La idea crítica es que nuestro cerebro dedica más de la mitad del tiempo no a permitirnos relacionarnos con los otros y con el mundo que nos rodea, sino a monitorizar lo que está pasando en nuestro cuerpo y a actuar sobre ello. Y esa actuación puede ser positiva, pero también negativa, puede causar enfermedad.
Si tienes una razón de ser potente, la capacidad para sobrellevar un cáncer es mucho mejor”
Le sigo.
Si tú tienes un cerebro que funciona mal, al final el resto de tu cuerpo funciona mal. Y en términos anecdóticos y descriptivos se sabe que personas que tienen ansiedad, depresión, enfermedades varias del cerebro, tiene también más riesgo de úlcera de estómago, dolores, problemas crónicos… este el efecto negativo.
¿Y el positivo?
Si tú tienes una razón de ser potente, prestas atención a los buenos hábitos de vida que promueven tu buena salud cerebral, entonces, aunque tengas hipertensión, o diabetes, o incluso un cáncer, estás mejor, porque el cerebro promueve ese beneficio. En último término, la pregunta de si un cerebro sano puede curarte el cáncer o una infección se desconoce, la evidencia es muy pobre en este momento. Pero sí que sabemos que si tienes un cerebro sano y practicas todos los hábitos que hemos destacado, el riesgo de contraer la infección es menor, y la capacidad de sobrellevar el cáncer es mucho mejor.
El cerebro gasta el 20% de energía de nuestro organismo de manera continua”
¿Por qué dicen ustedes que el cerebro es un órgano caro para nuestro cuerpo?
El cerebro se puede mantener en funcionamiento durante cinco minutos con una pila de nueve voltios, es fantástico. Pero por otra parte, el cerebro supone un 2% del peso de nuestro organismo y está continuamente gastando el 20% de la energía. Y digo continuamente, y es que no es que gaste el 20% cuando estás hablando y luego pare, no para, está haciendo ese gasto todo el tiempo. Y ese no parar es importante, incluso cuando estamos pensando en musarañas, relajados o aburridos, porque lo que tiene lugar en el cerebro en ese momento es un proceso activo.
No descansa.
Y esa actividad en ciertas áreas es la que promueve ese papel saludable.
El cerebro gasta energía para inhibir ciertos conocimientos”
Ustedes explican que una de las principales funciones del cerebro es inhibir…
Sí, es muy curioso. Dicho de una manera muy simple, si tú observas un árbol, tu cerebro sabe exactamente cuántas hojas contiene, él lo capta. Pero tú no lo sabes porque tu cerebro gasta energía para inhibir ese conocimiento, en hacértelo olvidar. Y el olvido es muy importante a ese nivel porque te permite ver el árbol como una unidad y no como 100.000 trozos, algo que sería totalmente inútil. Yo no necesito saber cuántos cabellos tienes en la cabeza para ver quién eres. Y ese ver quién eres es más relevante para el ser humano que el detalle.
En el libro defienden que no sólo lo que hacemos cambia el cerebro gracias a su plasticidad, sino también lo que pensamos.
Cualquier cosa que experimentamos, pensamos, sentimos, cualquier cosa, cambia el cerebro. Por tanto, los pensamientos también lo hacen. Y es importante darse cuenta, más que nada para intentar controlar lo que se piensa, y es que el cambio que se puede producir puede ser negativo para uno mismo. Por otro lado, es bueno saber que el pensar, el concebir las cosas de una cierta manera, puede propiciar un desenlace deseable. En el más simplista de los ejemplos, si tú piensas que lo vas a hacer bien, activas los circuitos que hacen más probable que lo consigas.
Cualquier cosa que experimentamos, pensamos o sentimos cambia el cerebro”
Todo el organismo rema en una misma dirección…
Por eso es por lo que decimos que pensar en positivo, ser optimista, tiene impacto sobre tu salud y tu función cerebral.
Siempre se destaca la plasticidad del cerebro. Pero una plasticidad excesiva puede ser contraproducente, ¿verdad?
Es lo que le ocurre a los autistas. Si los genes que regulan esa capacidad de plasticidad se manifiestan en exceso y de manera descontrolada, pues la persona que lo padece aprende más rápido, sí, pero al mismo tiempo cada experiencia vivida le deja tanta huella que el cerebro se vuelve muy ruidoso, dándose lo que llamamos procesos de metaplasticidad, y eso forma parte de la alteración que da lugar al autismo.
Ciertos tipos de aprendizaje no se dan si uno no duerme”
¿Cuántas horas de sueño son las ideales para nuestro cerebro?
Eso es una de las grandes cuestiones que las personas, y ahí me incluyo yo, no queremos oír. Sabemos que la cantidad ideal estaría entre las siete y las nueve horas y que la mayoría de gente no las duerme. La sociedad en la que vivimos promueve dormir demasiado poco. Tenemos constancia que tanto el número de horas como el momento en el que uno duerme, y la calidad del sueño, es algo crítico para la buena salud cerebral y general.
Y para el aprendizaje…
Correcto. De hecho, el papel principal del sueño no es que descansemos, en ese momento el cerebro gasta tanta energía como cuando estamos despiertos, aunque está inmerso en una actividad distinta que durante el día. Y esa actividad es crítica para reorganizar las conexiones que se han modificado mientras estábamos despiertos, lo que significa que el aprendizaje depende del sueño. Ciertos tipos de aprendizaje no se dan si uno no duerme, porque no se consolidan esos conocimientos.
El ejercicio promueve directamente los mecanismos de plasticidad, incluyendo la creación de nuevas neuronas”
El ejercicio físico, ¿es más importante para el cerebro que para el resto del cuerpo?
Sí. Muchas veces hemos escuchado que hacer ejercicio es bueno para el corazón, para el tono muscular y el bienestar general, y eso es totalmente cierto. Pero ahora también sabemos que el ejercicio físico, no sólo aeróbico sino también anaeróbico [levantar pesas por ejemplo] y no únicamente mantenido sino con intervalos de intensidad, promueve la actividad y literalmente aumenta el grosor de la corteza en ciertas partes cerebrales, frontales sobre todo, que son críticas para permitirnos en caso de necesidad poner otra marcha, tener los recursos cerebrales parar enfrentarnos a los retos.
Entiendo.
Además, a nivel cerebral, el ejercicio promueve directamente los mecanismos de plasticidad, incluyendo la creación de nuevas neuronas, la neurogénesis, en las áreas que son críticas para la memoria, como el hipocampo. Por eso decimos que si tienes que elegir, acuérdate que para tu cerebro el ejercicio físico es crítico y te hace sentirte mejor, porque tu cerebro está más sano y mejora tu capacidad cognitiva y de reacción.
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