sábado, 26 de octubre de 2019

Los robots no nos quitan los empleos: hacen peores los que tenemos

Foto: 'Tocando el futuro'. (iStock)

'Tocando el futuro'. (iStock)


Un estudio reciente demuestra que la automatización en almacenes tiene un lado negativo: a la larga puede perjudicar las condiciones de vida de los trabajadores


Solemos escuchar continuamente los pronósticos más funestos acerca de cómo los robots nos quitarán nuestros trabajos y sobre cómo dentro de cinco años, aproximadamente, muchos de los empleos que conocemos desaparecerán por culpa de la automatización. Aunque otras voces un poco más confiadas no tienen una idea clara de cuándo sucederá, todas coinciden en que será más pronto que tarde.
Pero hay nuevos datos. Un nuevo estudio ha analizado algo más cuantificable: cómo las nuevas tecnologías están cambiando los trabajos diarios de los empleados en este momento. Según este informe de los investigadores de la Universidad de Illinois, que se centró en la automatización del trabajo en almacenes, las tecnologías emergentes no reemplazarán a corto plazo a los más de un millón de empleados que en la actualidad trabajan en estos centros, pero sí puede hacerles la vida más difícil en los próximos diez años, informa 'Vox'.

¿Más rápido y mejor?

Al igual que los ordenadores modificaron nuestro modo de vida en el pasado, el informe muestra cómo las tecnologías lo hacen en la actualidad con el trabajo diario de aquellos que organizan, almacenan y empaquetan productos. La automatización pueden ayudar a los trabajadores al reducir las "actividades monótonas y físicamente extenuantes", como es, por ejemplo, levantar paquetes pesados, pero también tenían un lado negativo: afectan a su salud y moral, pues se encuentran presionados para trabajar más rápido y bajo un mayor escrutinio. En otras palabras, se impulsa la productividad, pero repercute negativamente a los empleados.
Las nuevas tecnologías pueden aumentar la productividad a corto plazo, pero también fomentan el estrés en la vida laboral a la larga

"La próxima década no será sobre la pérdida de empleo, sino más bien sobre los cambios en la calidad del trabajo", indicó Beth Gutelius, directora asociada del Centro de Desarrollo Económico Urbano de la Universidad de Illinois en Chicago. La paradoja, además, es que por lo general, cuando el empleo crece, también lo hacen los salarios, pero en el caso de los trabajadores de los almacenes estadounidenses (que sí han crecido un 21% desde 2016) en realidad los han visto reducirse desde 2001.
Por un lado, la nueva tecnología parece facilitar la vida de los trabajadores cuyo cometido es clasificar, recoger y levantar artículos todos los días (esto se ha incrementado gracias a empresas como Amazon, que cuenta con el robot programable Kiva que transporta y coloca estanterías) pero, por otro, también contribuyen a una mayor carga de trabajo general y a una supervisión más intensa limitando la interacción humana, pues además cuentan con sensores que miden el tiempo que cada trabajador tarda en recoger un artículo, escanear una etiqueta, seleccionar un producto o colocarlo en un contenedor. "Esto puede aumentar la productividad a corto plazo, pero también fomenta el estrés a largo", indican.
 Foto: iStock.
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"La suposición de que la racionalización de los procesos conduce de manera lineal a una mayor eficiencia y, por lo tanto, a la reducción de costes, puede ser fundamentalmente errónea", señala el estudio. "Las ganancias podrían ser contrarrestadas por nuevos riesgos para la salud y la seguridad, así como por un aumento en la rotación de empleados debido al exceso de trabajo y al agotamiento. Además, los trabajadores no tienen ningún derecho sobre los datos que se recopilan sobre ellos". Además, irremediablemente, esto llevaría a una competitividad entre los empleados.
Se supone que a medida que las máquinas se hagan cargo del trabajo más rutinario, los trabajadores aprenderán a realizar las actividades mejor pagadas

Así ha sucedido, por ejemplo, en Amazon, pues como cuenta uno de sus ex trabajadores: "El estrés por hacer las cosas más rápido me llevó a lastimarme físicamente. Con 23 años me diagnosticaron una hernia, pues los algoritmos establecidos nos hicieron seguir objetivos poco realistas".
En un mundo ideal, a medida que las máquinas se hagan cargo de las partes más rutinarias de los empleos, los trabajadores aprenderían nuevas capacidades que les permitirían realizar actividades mejor pagadas, como, por ejemplo, aprender a mantener y administrar los robots en la fábrica. Sin embargo, este es un desafío al que muy pocos son capaces de llegar, en comparación con las actividades más rutinarias de los talleres, que además están cambiando para peor.
El informe plantea también preguntas sobre la mejor manera de apoyar a los trabajadores a través de estas transiciones laborales. Aunque la tecnología puede estar teniendo algunos efectos negativos en los empleados, eso podría ser diferente con mejores políticas e implementación, según Gutelius. "Todo este proceso no es inevitable. A pesar de que los operadores de almacén pueden ganar mucho con los avances tecnológicos, la cuestión es cómo se distribuyen estas ganancias, pero la tecnología por sí sola no es buena o mala", concluye.



AUTOR
ADA NUÑO   25/10/2019

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