El logo de Apple (Kin Cheung / AP)
No quieren perderse el lucrativo mercado
El mercado chino tiene dos virtudes para una empresa como Apple. Por un lado, las condiciones laborales les permiten fabricar allí los dispositivos a bajo coste. Por el otro, hay una cuantiosa clase media y alta con poder adquisitivo para comprar los productos. Así que, cuando la empresa decidió embarcarse en el mercado de los contenidos con la producción y distribución de sus propias series, los responsables creativos recibieron una instrucción: no molestar a China.
Según informa Buzzfeed News, la empresa advirtió a algunos productores y guionistas de las futuras series que intentasen no mostrar la potencia económica de forma despectiva o que pudiera resultar ofensiva para las autoridades. ¿El objetivo? Asegurarse que esta nueva aventura empresarial fuera lucrativa en el mercado chino y que las autoridades no tuvieran ninguna excusa o razón para eliminar las apps y servicios de Apple. Ya en 2016 sufrieron un revés cuando en China cerraron la tienda de iBooks y de películas de iTunes durante seis meses.
Algunos creadores recibieron la instrucción de no retratar el país de forma despectiva, una petición cada vez más habitual
Como informan en este portal, no se trata de una excepción. Guionistas con los que han contactado afirman que la práctica de Apple es habitual entre los estudios que buscan triunfar en China. Por ejemplo, sólo hay que ver la cantidad de superproducciones que literalmente buscan la rentabilidad allí: Aquaman hizo el 32% de su recaudación total de 1.150 millones de dólares en China.
Es interesante la frase de los autores del artículo, Alex Kantrowitz y John Paczkowski, acerca de la ironía de la situación: “En Occidente se argumentaba que China adoptaría los valores occidentales si entraba en el sistema de comercio mundial. En lugar de esto, China está pidiendo a las empresas tecnológicas que adopte sus valores, y Apple está dispuesta a pagar el precio”.
Recientemente, Apple ya ha tomado dos decisiones que demuestran que son capaces de olvidarse de sus valores cuando se trata de acontentar al gigante asiático. Por ejemplo, eliminaron la bandera de Taiwan del sistema iOS 13 para los usuarios de Hong Kong y Macao. El portal de comunicación Quartz también ha denunciado que su app ha sido eliminada de la tienda china de Apple por sus informaciones sobre las protestas de Hong Kong. Antes de perder la confianza del ejecutivo de Beijing, prefieren aplicar la censura ellos mismos.
Apple lanzará el próximo 1 de noviembre su plataforma de contenidos, Apple+, en Estados Unidos. Entre sus principales apuestas están See , una serie de acción futurista con Jason Momoa; The Morning Show, un drama periodístico con Reese Witherspoon y Jennifer Aniston cuyo precio por episodio podría ser el más caro de la historia; For all Mankind , una realidad alternativa donde los rusos fueron los primeros en aterrizar en la Luna; Truth Be Told , acerca de la autora de un podcast que intenta descubrir la verdad sobre un polémico crimen real, que incluye a Octavia Spencer y Aaron Paul; o Dickinson, una comedia sobre la autora Emily Dickinson y con Hailee Steinfeld de protagonista.
No se conoce si los creadores de estas series recibieron presiones acerca de sus tramas (como mínimo ninguna tiene China en el centro) pero sí cuál debe ser la serie americana que más odian ahora mismo en el Partido Comunista (y no es de Apple, no). Como los creadores de South Park descubrieron que su obra estaba siendo censurada en China, incluso los comentarios y descripciones de los episodios en la web, decidieron dedicar unas disculpas al Gobierno.
“Damos la bienvenida a todos los censores chinos tanto en nuestras casas como en nuestros corazones. Nos encanta el dinero mucho más que la libertad y la democracia. ¡Xi no se parece en absoluto a Winnie the Pooh!”, dijeron mofándose del parecido del presidente Xi Jinping que tanto le molesta. “¡Larga vida al Partido Comunista de la China! ¡Que la cosecha de sorgo sea abundante este otoño! ¿Estamos en paz ahora China?”, remataron en una carta que debería servir de ejemplo como respuesta artística a cualquier intento de censura.
PERE SOLÀ GIMFERRER, BARCELONA16/10/2019 17:59
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