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Japón, el país desarrollado con más deuda pública sobre el PIB del mundo, ve un panorama sombrío cuando piensa en su futuro. No es para menos, un déficit fiscal que podríamos calificar de estructural, deuda disparada, una crisis en forma de “década perdida” que no está claro si se terminó o no, una población envejecida… y cada día que pasa nuevas malas noticias.
El viernes se publicaba que el mayor fondo de pensiones del mundo, el japonés, admite lo que muchos venían diciendo desde hace tiempo, de un momento a otro tendrán que empezar a vender bonos de su país en vez de comprarlos. Es más, creen que esto sucederá “ya” y se oficializará el 31 de marzo cuando cierran el año en su contabilidad. ¿Por qué es esto tan importante? Pues porque para tener una gran deuda hay que tener también grandes compradores, y en el caso que tratamos éstos eran los pensionistas, tremendamente ahorradores y conservadores en sus inversiones. El Government Pension Investment Fund maneja aproximadamente unos 1.4 billones de dólares gracias a este hecho, de los cuales un 70% está en deuda pública del país, casi un billón de dólares. Un pellizco importante que permite que las rentabilidades sigan exitosamente bajas y que el gobierno pueda permitirse ratios increíbles de deuda sin sufrir por ello.
El problema es que los días de bajos intereses pueden estar llegando a su fin. Actualmente se está jubilando la generación del “baby boom”, lo que provoca que el tradicional ahorro se convierta en deuda, lo que provoca que el GPIF empiece a vender bonos del tesoro, lo que provoca que existan muchos menos demandantes para una deuda descomunal ¿El resultado? Si quieren mantener a los inversores deberán pagar más, algo similar a lo que está pasando en España.
¿Puede Japón pagar más? Verán, según el último presupuesto federal presentado por el Gobierno para 2011 la recaudación será de 40.9 billones de yenes y los ingresos ¡más del doble! ¡92.4 billones de yenes! (Datos de la Administración Central). En España el año pasado la Administración Central gastó casi el doble de lo que ingresó, como pueden ver no somos los únicos, es más, ¡los hay que incluso lo hacen peor!
Este hecho, ya de por sí escandaloso, lo resulta aún más cuando vemos que no saben cómo cerrar el “gap” entre ingresos y gastos (algo parecido a lo que pasa en EEUU y a lo que pasaría aquí sin Merkel) ya que las proyecciones a largo plazo no lo contemplan. Y es un dislate si cabe mayor cuando observamos los pagos que deben realizar en los presupuestos por su deuda pública. Ingresando unos 40 billones de yenes por impuestos, ¿cuánto se podrían permitir gastar? ¿2, 3, 5, 10 billones de yenes? Pues gastan, según el presupuesto de 2011, nada más y nada menos que 21.55 billones de yenes, o lo que es lo mismo más del 50% de su recaudación simplemente en hacer frente a los intereses de la deuda. ¿Puede Japón permitirse pagar un rendimiento mayor para satisfacer sus obligaciones públicas? La respuesta parece clara. ¿Qué ocurrirá cuando los inversores pidan más y no puedan dárselo? Esta respuesta por la contra parece "oscura".
No es extraño que en los últimos días tanto el FMI como S&P hayan empezado a alertar sobre la difícil situación del país. Los primeros dicen que necesitan ajustes más fuertes, que la situación actual no es sostenible, que tienen que hacer algo “urgentemente”. Los segundos bajan el rating soberano a AA-. Y por si todo esto fuese poco aparece un aliciente inesperado: China.
El pasado jueves les comentaba como algunos inversores estaban optando por apostar a la baja en ciertas empresas japonesas para tratar de ganar con el aterrizaje del gigante asiático, en concreto mencionaba a Hugh Hendry. No es para menos ya que, según los últimos datos publicados por el Japan External Trade Organization, la exposición comercial, exportaciones más importaciones, entre ambos países es superior a los 300 mil millones de dólares. Teniendo en cuenta que el PIB de Japón está estimado en 2010 en 5.4 billones aproximadamente, tenemos una exposición superior al 5% del PIB. Es más, si vamos más allá de China y miramos al sudeste asiático en su conjunto, que supongo que es lo correcto si queremos ver los efectos de una desaceleración china ya que ésta es el motor de la zona, vemos como a lo que denominan “Asia del Este” tienen una exposición, nuevamente importaciones más exportaciones, superior a los 700 mil millones de dólares, o lo que es lo mismo, prácticamente la mitad de la actividad comercial que realizan en total con el mundo al completo (1.4 billones).
Como vemos, un eventual problema en la emergente Asia golpearía fuertemente a Japón. Bueno, de hecho ya podemos ver sus efectos reales “gracias” a que en enero esto que comento ya ha ocurrido, la demanda del sudeste asiático, en especial China ha sido menor de lo esperado por lo que Japón ha entrado en déficit comercial por primera vez en 22 meses. Algo eventual, sí, pero también es cierto que por el momento no hay crisis en Asia. ¿Qué pasaría si llega a haberla?
Por si les interesa aquí les dejo un resumen de una presentación de Hugh Hendry sobre Japón: sobrecapacidad, bajos márgenes, alto endeudamiento o nuevos rivales más rentables en Corea del Sur son algunos de los argumentos que encontraran para definir a sus empresas. Parece que las nubes negras han llegado a la isla y amenazan con quedarse.
Por Kike, Kike Vázquez from Cotizalia.com 28/02/2011
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