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Científicos alemanes demuestran por primera vez que estos simios realizan asociaciones entre imagen y sonido, una capacidad innata que se creía única en los humanos y que puede ser fundamental para el desarrollo del lenguaje. Tanto humanos como chimpancés asocian los colores más claros con sonidos de alta frecuencia y viceversa, en ambos caso de manera no aprendida.
Antes de explicar el contenido de la investigación, procedamos a hacer un pequeño experimento. Pongamos que los dos objetos de la imagen se llaman Booba y Kiki, ¿con qué nombre asociarías cada uno?
En cualquier lugar que se haga esta pregunta, y sea el sujeto de la cultura que sea y hable el idioma que hable, la inmensa mayoría asocia el nombre Kiki con las formas puntiagudas y Bouba con las redondeadas. Los neurocientíficos V. S. Ramachandran y Edward Hubbard sugieren que éste es un ejemplo de las múltiples asociaciones sinestésicas que existen en nuestro cerebro de forma innata y que de alguna manera han condicionado la evolución del lenguaje. Las propias estructuras del cerebro, afirman, marcan las cartas de salida y tienden a asociar unos sentidos con otros de forma natural y no aprendida, es lo que se conoce como sinestesia.
Otro de los ejemplos más claros de esta capacidad es la asociación que hacemos entre imágenes y sonidos en función de su tono. De esta forma, y de manera natural, tendemos a asociar los sonidos más agudos con los colores más claros, tamaños más pequeños y formas angulosas. Esta asociación se ha demostrado en innumerables pruebas, pero ¿somos los humanos los únicos en experimentarlo?
El equipo de Vera U. Ludwig, de la Universidad de La Charité, en Berlín, ha realizado el experimento con chimpancés y ha comparado las reacciones con las de los humanos. En concreto, sometieron a 33 personas y seis monos a una prueba que consistía en clasificar cuadros blancos y negros con una serie de sonidos de fondo. Después de numerosas pruebas, comprobaron que tanto humanos como chimpancés tenían un porcentaje mucho mayor de aciertos cuando los sonidos de fondo eran "congruentes", es decir, sonidos agudos para las piezas blancas y graves para las piezas negras.
"Una tendencia inherente a asociar los sonidos de alta frecuencia con la alta luminosidad", asegura el estudio publicado en PNAS, "evolucionó antes de que el linaje humano se separara del de los chimpancés. Más que un fenómeno lingüístico o aprendido culturalmente, este mapeo constituye una característica básica del sistema sensorial de los primates".
Por este motivo, tanto los chimpancés como los humanos tenían mucha más facilidad para acertar cuando los sonidos agudos coincidían con las formas blancas y los graves con las negras. Esta tendencia innata a asociar imágenes y sonidos, asegura Ludwig, pudo suponer una ventaja en nuestros ancestros a la hora de desarrollar el lenguaje. "Si dos individuos piensan que una palabra que contiene sonidos de alta frecuencia encaja mejor con un objeto más ligero, sería mucho más fácil para ambos desarrollar un vocabulario común para entender las palabras que usa el otro", explica la investigadora en New Scientist.
El prestigioso V.S. Ramachandran también cree que esta capacidad pudo ser crucial en el desarrollo del lenguaje. "Estos experimentos sugieren que existen relaciones no arbitrarias entre sonidos e imágenes que pueden haber ayudado a que comenzara".
Por A.M.Ron from lainformacion.com 07/12/2011
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