Un inversor en la bolsa de Riad, Arabia Saudí, en una imagen de archivo (Faisal Al Nasser / Reuters)
El salto al parqué de la petrolera saudí vuelve a retrasarse
Se anunció en el 2016 como la mayor salida a bolsa de la historia. Pero la colocación del 5% del capital de la petrolera estatal saudí Aramco se está convirtiendo en un misterio digno de una película de Luis Buñuel: siempre pasa algo que impide a los comensales empezar a degustar el banquete.
La semana pasada volvió a anunciarse otro aplazamiento, cuando estaba todo a punto para el estreno en noviembre. La motivación oficial es que había que esperar cómo incidiría en los resultados trimestrales de la compañía el atentado a las refinerías perpetrado por un dron el pasado mes de septiembre.
Valor
El régimen saudí estima un valor astronómico, pero el mercado lo duda
El pastel es suculento. Pero aquí reside tal vez su mayor problema: ¿cuánto vale Aramco? Para Riad, su valor es de 2 billones de dólares. Es decir, dos veces Apple u ocho veces Coca-Cola. A estos precios la compañía podría levantar unos 100.000 millones de dólares, lo que supondría cuatro veces más el dinero que se consiguió con Alibaba, que es hasta hoy la mayor operación de oferta de capital llevada a cabo en el mercado.
Con el permiso de Venezuela, Arabia Saudí cuenta con las mayores reservas mundiales de crudo. El país (con el permiso esta vez de EE.UU.), es el mayor exportador de petróleo del planeta, con una producción de diez millones de barriles diarios, casi el 10% del total mundial.
Sin embargo, entre la comunidad de inversores hay cierto escepticismo. Aramco es una empresa opaca. Durante 40 años no se conocieron sus cifras oficiales, hasta que, en vista de la salida a bolsa, finalmente se desveló que la compañía obtuvo en el 2018 unos beneficios netos de 110.000 millones de dólares (nadie en el mundo ha conseguido uno monto similar), con unas ventas de 355.000 millones.
Para estimular el apetito, Riad ha sacado lustro a la joya de su corona: le ha aplicado una rebaja fiscal (ha disminuido los royalties que tiene que dar al Estado) y ha anunciado una generosa política de dividendos de 75.000 millones de dólares en el 2020 para seducir al futuro accionista.
El futuro
El jeque prefiere dar tiempo y ganar valoración
Pero persisten las incógnitas políticas. El atentado sufrido en las refinerías, que recortó a la mitad su producción, ha vuelto a poner sobre la mesa la fragilidad de las instalaciones en una zona de conflicto. Además, el caso Khasoggi, del nombre del periodista asesinado supuestamente por el régimen saudí, tampoco tranquiliza a los inversores, que buscan seguridad. Fuentes financieras creen que la empresa valdría como mucho 1,5 billones de dólares.
De allí que Mohamed bin Salman, el joven jeque padre de este plan financiero, prefiera darse un tiempo. A finales de esta semana debería publicarse el prospecto informativo , con una primera colocación del 2% del capital en la bolsa local. Una subida del precio del barril sería un buen aliciente, ya que aumentaría los beneficios de Aramco. Mientras tanto, los comensales siguen esperando.
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