viernes, 25 de octubre de 2019

Crack del 29, el negro jueves en que la bolsa descubrió que no valía nada

Crack del 29, el negro jueves en que la bolsa descubrió que no valía nada

La multitud se agolpa a las puertas del Union Bank a retirar sus ahorros. Los malos datos económicos sembraron el pánico. .En sólo un año, el consumo privado descendió en EE.UU. más de un diez por ciento y más de 5.000 bancos cerraron sus puertas.


La bolsa de WalL Street sufre una estruendosa caída. El pánico se desata en la población estadounidense. La mayor crisis financiera de la historia del capitalismo no había hecho sino empezar


¡Crack! La bolsa de Nueva York cae estrepitosamente. Wall Street sufre un revés que provoca la ruina de grandes hombres de negocios, miles de inversores profesionales e incautos pequeños accionistas.
Aquel jueves, 24 de octubre de 1929, el Dow Jones desciende hasta uno de sus niveles más bajos alcanzados desde 1800. La bajada de los precios de las acciones lleva a la ruina a millares de inversores. Relevantes hombres de negocios y pequeños accionistas se ven afectados por igual. Las empresas y bancos se hunden. El pánico se desata entre la población. Desde ese negro día los jueves se tiñen de negro en los calendarios económicos el 24 de cada mes de octubre.
La policía se ve obligada a clausurar la bolsa. Los inversores acuden despavoridos a las sedes bancarias que, sabedoras de la bancarrota que se avecinaba, cierran sus puertas, incapaces de dar respuestas congruentes a sus hasta ese día ‘mimados clientes’. La caótica situación se salda con el salto al vacío de no pocos poderosos hombres de negocios que, ante su descalabro financiero, se lanzan desde los rascacielos que ocupan sus sedes empresariales. Millones de ciudadanos son irremisiblemente condenados al paro. Las bajadas bursátiles no cesan hasta el mes de enero, cuando se toca fondo. Estados Unidos se sume en la denominada Gran Depresión, que durará más de una década.
Aquel negro jueves se había desatado la que, con el paso del tiempo, se ha considerado la mayor crisis financiera de la historia del capitalismo. Su eco sin precedentes alcanzó a las naciones más dependientes de EE.UU., como Japón, América Latina y Europa.
Antecedentes.
El fin de la Primera Guerra Mundial dio paso a un decenio de dinamismo económico en los sectores industriales y empresariales de EE.UU. La economía norteamericana materializó un desarrollo espectacular, convirtiéndose en la primera potencia mundial. De forma paralela lo hacía Japón en Oriente. Las principales naciones dependían económicamente de ambas, hasta que llegó un momento en que Europa endeudada se vio obligada a suspender sus compras. Los sectores agrario y ganadero fueron los más perjudicados. Algunos productores intentaron frenar la caída de ventas aumentando la producción y el rendimiento. Eso conllevó una mayor oferta de productos en el mercado y una consecuente bajada de los precios. EE.UU no tenía donde colocar su excedente.
Causas
En medio de la prosperidad de los ‘felices’ años 20, acarreadores de un boom especulativo que llevó a miles de norteamericanos a invertir alocadamente en el mercado de valores, empezaron a surgir signos de debilidad. A finales de la década, los brokers prestaban rutinariamente a los pequeños inversores ingentes cantidades de dinero. La especulación era moneda de cambio en el mercado bursátil y las acciones llegaron  a alcanzar cuotas inverosímiles. La burbuja económica apareció en escena. El promedio PER (Price to Earnings Ratio, ratio de precio en función de los ingresos de la empresa) de las acciones del índice Standard&Poors alcanzó un promedio muy por encima de las medias históricas: el 32’6 en septiembre de 1929.
El día del crack.
El 24 de octubre el Dow Jones cayó en picado y los inversores dominados por el pánico se lanzaron a vender sus acciones en tropel. Los inversores se habían endeudado por la vía del crédito, los beneficios empresariales se estancaron y los bancos empezaron a tener problemas. Cuarenta bancos quebraron, y los entusiastas clientes de antaño, temerosos de perder sus depósitos, los retiran presurosos. Las entidades no pueden recuperar los préstamos concedidos a los especuladores bursátiles ni aquellos otros invertidos a largo plazo en la industria. Cerca de cien mil empresas quebraron. Millones de trabajadores fueron despedidos.
Una multitud de inversores presos del pánico, invadieron los escalones del edificio del Sub-Tesoro (en el sitio del antiguo Salón Federal) al otro lado de la Bolsa de Valores de Nueva York aquel negro jueves 29 de octubre de 1929
Una multitud de inversores presos del pánico, invadieron los escalones del edificio del Sub-Tesoro (en el sitio del antiguo Salón Federal) al otro lado de la Bolsa de Valores de Nueva York aquel negro jueves 29 de octubre de 1929
La reacción gubernamental.
El republicano Hoover, al frente del gobierno, consideró la crisis pasajera y le pareció innecesaria la intervención del Estado para recuperar el equilibrio económico. Su pasividad recobió un pronto castigo. En aquel año el 25% de la población activa se hallaba en paro.
Cuatro años después en las elecciones presidenciales de 1932 los ciudadanos votan al candidato demócrata Franklin D. Roosevelt. Su gobierno, mediante el programa conocido como ‘New Deal’, aplica unas enérgicas medidas dirigidas a poner en marcha la economía y socorrer a los más necesitados, que son legión.
Roosevelt, la gran esperanza demócrata, consigue tras largos esfuerzos relegar al olvido (casi) aquel jueves que aún hoy permanece en la memoria del capitalismo como una advertencia de lo que puede llegar a ocurrir

Franklin D. Roosevelt,  presidente de Estados Unidos, junto a su espos  Eleanor Roosevelt  (1929)
Franklin D. Roosevelt, presidente de Estados Unidos, junto a su espos Eleanor Roosevelt (1929)



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