Son activos no regulados, por lo que hay que extremar las precauciones a la hora de comprar
El bitcóin se está consolidando como una nueva clase de activo financiero en el que invertir. Una alternativa a comprar acciones, bonos u oro. Y no solo el bitcóin. Hay miles de proyectos de criptomonedas que están atrayendo inversiones por miles de millones de euros. Su efervescencia es fruto en gran medida del largo tiempo de tipos de interés cero, que ha anulado la rentabilidad de inversiones tradicionales como la deuda, y de una universalización del trading, acelerada por el confinamiento y la pandemia, en especial entre los inversores más jóvenes. La vertiginosa rentabilidad lograda por las criptodivisas ha terminado por atraer incluso al inversor institucional.
Ahora bien, lo que surgió como un medio de pago descentralizado no ha llegado aún a ser una realidad y las criptomonedas son hoy día no ya una divisa, sino un activo sostenido en esencia por la fe de sus compradores.
No son activos regulados y aún hay un intenso debate sobre el encaje que tendrán las criptomonedas dentro de los mercados financieros, por lo que conviene ir con pies de plomo.
EL BITCÓIN AHONDA SU CAÍDA
El bitcóin y la mayoría de criptomonedas cayeron con fuerza el viernes tras el comunicado del banco central de Rusia pidiendo la prohibición del minado y el uso de monedas virtuales. También afectaron los tambores de guerra que se ciernen sobre Ucrania. La criptomoneda más popular cedió cerca de un 6%, una caída que se añade a la fuerte depreciación de los últimos meses. Desde el máximo alcanzado en noviembre de 2021, cuando se pagaron 58.000 euros por bitcóin, la moneda virtual ha perdido un 40% de su valor. Lo mismo que ethereum. Los más entusiastas de las criptomonedas habían vaticinado que se convertirían en un activo refugio en caso de volatilidad de los mercados (como el oro), pero lo cierto es que no están cumpliendo ese papel. Algunos expertos consideran que el furor cripto está ligado al largo periodo de dinero barato.Para empezar, su generación es opaca y compleja. Para obtener uno de estos bitcóin, los llamados “mineros” tienen que resolver una serie de algoritmos con potentes ordenadores. Tras varios días descifran un código y minan un bitcóin.
La supuesta gran ventaja de estos activos digitales frente a los activos convencionales –defendida con pasión por sus seguidores– es que la validación de las operaciones (desde el minado hasta la certificación de un traspaso de bitcóins) se hace de forma descentralizada. No hay un Gobierno, banco central, un registro de la propiedad o una cámara de compensación que acredite el cambio de titularidad de un bien, sino que son los millones de usuarios de las plataformas los que dan fe de esos traspasos. Además, con cada traspaso se generan una serie de códigos inmutables que acreditan la operación y la trazabilidad.
Durante los dos últimos años, la inversión en criptoactivos ha sido extremadamente rentable y su auge ha terminado por llamar la atención de los reguladores, en alerta no solo por el riesgo que puedan suponer para la estabilidad financiera sino por su posible uso como vía de lavado de capitales.
A comienzos de 2020 un bitcóin valía menos de 7.000 euros. Un año después llegaba a los 34.000 euros (385% de rentabilidad anual). Y ha llegado a tocar máximos de 56.000 euros en noviembre del año pasado. Aunque desde entonces ha iniciado una severa corrección, del 40%.
Víctor Alvargonzález, socio fundador y director de estrategia de Nextep Finance, cree que “cuando los criptoactivos estén adecuadamente supervisados, regulados y superen la fase de especulación salvaje actual será una buena noticia. Porque contaremos con un activo de inversión adicional que teóricamente, tiene el atractivo de no depender de los bancos centrales”.
Este experto considera que la fiebre actual por las criptomonedas no es sino la señal de sobrecalentamiento, en el que se anuncian las criptomonedas en marquesinas, estadios de fútbol y hasta en televisión. “Si esto pasara con la Bolsa para mí sería una señal clara de que hay que salir de ahí”, advierte.
1. ¿Cómo invertir?
La operativa de contratación de criptomonedas no es muy diferente a la de compra de acciones. Hay webs especializadas en la compraventa de estos activos. Entre las más utilizadas destacan Binance, Coinbase (que cotiza en el Nasdaq), E-Toro (un clásico bróker de acciones), Bitpanda o la española Bit2me.
Elegir una plataforma contrastada es fundamental, dado que se trata de activos no regulados y en los que ya se han producido numerosos fraudes. Es importante que el precio al que se obtiene la criptomoneda esté ajustado al precio medio del mercado y que las comisiones sean moderadas.
Estas plataformas suelen incluir también servicios de custodia de las monedas virtuales adquiridas. La única forma de acreditar la propiedad de estos activos es por medio de una contraseña y ya se han producido muchos casos en que el inversor acaba perdiéndola, con lo que ya no tendría ninguna posibilidad de acceder al activo.
2. ¿Qué activo elegir?
Lo más evidente es comprar bitcóin. Fue la primera criptomoneda que se creó, hace 13 años, y también la que más dinero ha atraído. El valor actual de todos los bitcóin que se han minado se estima en 750.000 millones de dólares (ha llegado a superar el billón). Al haber más usuarios, más inversión y transacciones, es la criptomoneda más líquida.
Le sigue a la zaga Ethereum. Este criptoactivo, además de ser una moneda, también es la base para elaborar contratos inteligentes. Esta tecnología permitiría, por ejemplo, hacer una ronda de financiación sin pasar por los canales habituales, utilizando tan solo las verificaciones descentralizadas de los miembros de la comunidad. Al igual que el bitcóin, en los dos últimos años se ha disparado su valor, pese a la caída a plomo de los dos últimos meses. Al comienzo de 2020 un ethereum valía 120 euros y en noviembre de 2021 se llegó a intercambiar a más de 4.000 euros. Ahora vale 2.500 euros. Se trata de la segunda criptomoneda más popular y acumula un valor agregado de 340.000 millones de dólares.
Al margen de las dos más famosas, Binance, la plataforma de intermediación, lanzó su propia moneda, Binance Coin (BNB), que ha tenido una gran acogida. El multimillonario fundador de Tesla, Elon Musk, ha flirteado en muchas ocasiones con bitcóin (llegó a anunciar que se podrían pagar sus coches con esta moneda e invirtió parte de la tesorería de la compañía en bitcóins), y también con Dogecoin, una moneda que empezó casi como una broma y que hoy está entre las 10 más populares.
3. ¿Hay fondos?
Como las criptomonedas aún no son un activo regulado, los fondos convencionales no pueden invertir directamente en ellas. Sin embargo, poco a poco han ido encontrando brechas por las que colarse en la industria financiera.
Varias plataformas ofrecen adquirir las criptomonedas mediante contratos por diferencias (CFD) o al contado. Además, varias gestoras han lanzado fondos cotizados de monedas virtuales, como ETC Group (ETC Group Physical Bitcoin), Wisdom Tree (Wisdom Tree Bitcoin), CoinShares (CoinShares Physiscal Bitcoin) o 21Shares (21Shares Bitcoin ETP).
Además, la Unión Europea ha empezado a autorizar algunos fondos de inversión libre que invierten en criptoactivos. Alberto Gordo es el fundador y director de inversiones de uno de ellos, Protein Capital. “En el mundo ya hay unos 1.000 fondos que invierten en el universo ‘blockchain’, de los que un tercio son ‘hedge funds’. Protein, registrado en Luxemburgo, es el único de Europa con una gestión activa”, explica.
Sin embargo, este tipo de productos está pensado para clientes muy sofisticados y el mínimo de inversión supera normalmente los 100.000 euros.
4. ¿Qué pasa con los fraudes?
Las criptomonedas sigue siendo hoy el Salvaje Oeste de la inversión. Aunque se van dando pasos a la regulación, aún es un terreno de arenas movedizas donde hay que tener cuidado de no ser víctima de una estafa. Y donde también abunda el lavado de dinero.
En España, la Audiencia Nacional ya investiga tres casos, que afectan a 90.000 personas, que podrían haber perdido 800 millones de euros. El más famoso es el caso Arbistar 2.0, una plataforma que prometía rentabilidades del 15% invirtiendo en criptomonedas. Pero por detrás no había más que una estafa piramidal, de las de toda la vida.
En EE UU, la famosa Kim Kardashian ha sido denunciada por promover la criptomoneda Ethereum Max, que al poco tiempo perdió el 97% de su valor. Y en España, la CNMV reprendió públicamente al jugador de fútbol Andrés Iniesta por anunciar en sus redes sociales Binance, sin recordar que las criptomonedas son un activo no regulado y que entrañan importantes riesgos por su fuerte fluctuación.
5. ¿Cuánto invertir?
Alberto Gordo, de Protein Capital, explica que han abierto oficina en Miami porque allí “el debate entre los clientes de banca privada no es sobre si invertir o no invertir en criptomonedas, sin cuánto invertir”. En cualquier caso, los asesores financieros recuerdan que esta es una inversión extremadamente especulativa, por lo que no debería representar nunca más del 10% de los activos financieros disponibles.
MIGUEL MORENO MENDIETA
Madrid 23 ENE 2022 - 11:42 CET
https://cincodias.elpais.com/cincodias/2022/01/21/fondos_y_planes/1642777730_536564.html