- Piensa que Europa se verá aún más perjudicada que EEUU
- Combatir la inflación creará una crisis de deuda de dimensiones inéditas
El pájaro de mal agüero de la economía mundial vuelve a la carga. Nouriel Roubini, profesor de Finanzas de la Universidad de Nueva York que logró prever la crisis financiera de 2008, está advirtiendo de que las grandes economías van a padecer una "fea" recesión - aún peor en Europa que en Estados Unidos - que va a mezclar los peores rasgos de las consecuencias económicas derivadas de la crisis del petróleo de los años 70 y las de la crisis financiera de hace 14 años.
En una entrevista concedida al podcast 'Odd Lots' de Bloomberg, Roubini sitúa a la inflación - y la tardanza y tibieza de los bancos centrales en combatirla - y a la deuda acumulada como el principal origen de todos los males que acecharán a las principales economías. "Me temo que en este momento tenemos tres problemas: un problema de inflación, un problema de crecimiento y un problema de estabilidad financiera con demasiada deuda y burbujas de activos que colapsan", resume.
En este sentido, Roubini advierte de que en las crisis de los 70 se produjo una situación de estanflación - aumento de los precios pero estancamiento del crecimiento de la economía - , pero en aquella época las ratios de deuda sobre el PIB con la suma de la deuda pública y privada se situaba en el 100%. Sin embargo, como consecuencia de la crisis de 2008 y de la pandemia de coronavirus, la deuda pública y privada se ha disparado hasta un 420% en las economías avanzadas. "Así que no vamos a tener solo inflación, ni vamos a tener solo estanflación. Vamos a tener una crisis de deuda estanflacionaria, lo peor de los 70 y lo peor de la gran crisis financiera", augura el experto.
Y si la situación pinta fea para Estados Unidos, aún más lo será en el resto del mundo. En Europa será "incluso peor" al estar más expuesta a la guerra con Rusia y su derivada energética. También se verá más perjudicada por la debilidad del euro frente al dólar, que incrementará la inflación, y por estar más expuesta a las exportaciones a China, cuyo crecimiento económico se está ralentizando. Finalmente, Roubini ve un riesgo de fragmentación en la eurozona por las posibles políticas populistas que puedan llevar países como Italia.
El caso de los estados emergentes es aún más crítico. "Hay unos 40 países, pero diría que dos tercios de ellos están en problemas", señala, recordando que se verán afectados duramente por el incremento de los tipos de interés en las economías avanzadas y por la devaluación de sus divisas frente al dólar que encarecerán sus importaciones, provocando un shock comercial.
En consecuencia, el profesor solo augura una posible solución al problema, pero no será fácil, ni agradable ni dará resultado en el corto plazo. Roubini incide en que lo primordial es combatir la inflación con firmeza, de forma que caigan las expectativas de inflación. "Pero tienes dos problemas si haces lo correcto: primero, tendrás una recesión que será desagradable. Segundo, tendrás una crisis financiera y de deuda como nunca antes se ha visto", alerta. Y, precisamente por ello, el profesor no cree que los bancos centrales vayan a acometer las medidas necesarias para frenar la inflación tan rápidamente como sería necesario.
¿Cómo hemos llegado a esto?
A la vista de lo complicado de la solución y la persistencia del problema, cabe preguntarse cómo se ha llegado a la situación actual. La respuesta que da Roubini no se aleja de lo establecido por la mayoría de los analistas: "La mitad del problema fueron las malas políticas, la flexibilización monetaria y fiscal y la facilitación del crédito". A ello añade el shock negativo de oferta agregada con la disrupción de las cadenas de suministro y el cierre de parte de la economía como consecuencia de la pandemia. Posteriormente, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha disparado el coste de la energía, de los metales industriales y de los fertilizantes.
Pero el conjunto de circunstancias negativas está lejos de haber llegado a su fin. Roubini critica también la política de 'cero Covid' del gobierno chino, que está aumentando los cuellos de botella. Y, aunque el profesor cree que esto podría solucionarse cuando Xi Jinping empiece a preocuparse del pobre crecimiento económico que está sufriendo su país - si bien no ha dado muestras de ello en el congreso del Partido Comunista de los últimos días -, el experto enumera otras muchas "fuerzas" que van a pintar aún más de negro el panorama: proteccionismo y desglobalización, el impacto del cambio climático, la ciberguerra, el impacto de pandemias recurrentes, la des-dolarización del dólar, y revueltas violentas en varios países por la creciente desigualdad económica, entre otras cuestiones.
Tampoco el clima social dará tregua: "Las personas están indefensas, sin esperanza, sin trabajo, sin habilidades, sin valor, y están desesperadas", avisa. Ello conducirá a la elección de líderes extremistas de ambos polos cuyas políticas económicas tienden a ser nacionalistas y contrarias al libre mercado. En el caso concreto de EEUU, Roubini considera que "ya estamos en una bomba de relojería en términos de presiones políticas y sociales, y una crisis económica, y financiera, y geopolítica que va a hacer todo esto mucho peor".
No hay donde esconderse... ¿o sí?
Preguntado por dónde resguardar el capital, Roubini ve pocas alternativas. La renta variable casi en su totalidad acumula caídas de doble dígito este año, la renta fija se queda lejos de batir a la inflación y tener el capital en líquido supone perder poder adquisitivo en gran medida. Las criptomonedas tampoco son de su agrado - "el bitcoin es otra 'shitcoin'. No tiene valor fundamental" - y las materias primas van a sufrir como consecuencia de la recesión.
El principal activo señalado por el profesor de economía es el oro, pero no a nivel de contratos sino oro físico. Aunque el metal dorado no tiene el mejor de los desempeños en lo que va de año (-7,28%), Roubini cree que el endurecimiento de la política monetaria llevará al incremento de su valor en el medio plazo y es menos cíclico que otras materias primas.
Además, sugiere adquirir bonos del Tesoro ligados a la inflación o bonos de vencimientos cortos, de forma que el inversor perderá poder adquisitivo pero mucho menos que en teniendo el dinero bajo el colchón y es una inversión segura. Finalmente, considera que la inversión en bienes inmuebles en EEUU es una garantía contra el auge de los precios porque puede aumentarse el precio de los alquileres. Pero incluso en esto advierte del lado negativo: el cambio climático. "Hay mapas que muestran que la mitad de EEUU en los próximos años estará o inundada - en las costas - o hará demasiado calor o sufrirá sequías o incendios", incide.