- En lo que va de 2023 la moneda cede más terreno de lo que perdió hace ocho años
Los primeros compases del mes de agosto en el mercado estuvieron marcados por los sostenidos descensos que registraron las principales bolsas mundiales. Y también por la advertencia anticipada que se apresuraron a lanzar los analistas de que este verano no iba a ser como el de 2015 pese a que China siguiera siendo un actor preponderante.
Más de una veintena de días después, la tendencia bajista en los parqués de referencia del planeta -aunque sea en el corto plazo- se ha ido acentuando a la misma vez que los mercados en el país asiático han ido encadenando sesiones en negativo que han provocado que sus principales bolsas acaben marcando mínimos anuales, y que han desatado el nerviosismo ante la amenaza de que el agosto de 2023 acabe teniendo más cosas en común de lo esperado con el de 2015.
Por ahora, tanto el EuroStoxx 50, como el Ibex 35 o el S&P 500, tres referencias en sus distintos ámbitos (nacional, europeo y estadounidense) registran su mes de agosto más bajista desde hace ocho años. Y el epicentro del terremoto -que por ahora es de una magnitud tan elevada como en 2015- está en el país oriental.
Si por aquel entonces, todas las miradas estaban puestas en el mercado de divisas y en la actuación del Banco Popular de China, presionado para tomar las medidas necesarias que implicaran una devaluación de su moneda, en esta ocasión la atención recae también sobre la entidad central de la nación, aunque el foco está puesto en el mercado inmobiliario (sin que eso signifique que el yuan está ajeno a esta crisis).
La chispa que encendió la mecha en esta ocasión la hizo saltar la promotora Country Garden, que anunciaba en los primeros días del mes su incapacidad para hacer frente al pago del cupón de varios de sus bonos por valor de más de 22 millones de dólares. El mercado empezaba a revivir de nuevo sus peores momentos con la crisis de la promotora inmobiliaria, una de las más icónicas y representativas del país. Y es que la sombra del incumplimiento de Evergrande sigue siendo muy alargada (ya han pasado dos años desde entonces), y analistas e inversores se han encargado de señalar en numerosas ocasiones los puntos débiles de una industria cuyas empresas siguen publicando enormes pérdidas dada la baja demanda.
Una vez que los problemas de liquidez de las promotoras chinas ya habían saltado al sistema financiero, no tardaron en salir a la luz los siguientes afectados, los acreedores no bancarios. Zhongzhi Enterprise, una de las gestoras más grandes del país, anunciaba semanas después del default de Country Garden, que cancelaba el pago en una de sus unidades, que comercializa productos de inversión, con elevados intereses, para altos patrimonios.
El banco de inversión conectaba de esta manera el producto de pago fallido con las promotoras en dificultades para responder a la deuda adquirida, dando más enjundia a una crisis que también se está dejando sentir en el mercado de divisas. Y es que el yuan no está siendo ajeno a la situación y cotiza ya, en su cruce frente al dólar estadounidense, por debajo de los niveles en los que se movía cuando las autoridades monetarias del Dragón Rojo decidieron bajar la banda de fluctuación de la divisa del país hace ya ocho años.
Ahora las medidas adoptadas por ese mismo mando monetario pasan por la bajada de los tipos de interés que acometieron el pasado día 15 -redujo el tipo de interés de la facilidad de crédito a medio plazo a un año en 15 puntos básicos y el tipo de las operaciones dobles a 7 días en 10 puntos básicos-, que ha venido acompañada por el recorte de este lunes del tipo de interés preferencial -el que los bancos suelen cobrar a sus mejores clientes, LPR por sus siglas también en inglés- de los préstamos a un año, los que se conceden mayoritariamente a familias y empresas.
Eso sí, se mantenía en el 4,2% el tipo de interés preferencial de los préstamos a cinco años, que es el que se utiliza para la mayor parte de los créditos hipotecarios, pese a que los analistas esperaban un recorte cercano a los 15 puntos básicos, algo que no gustaba a los mercados y que volvía dejar un sabor de boca amargo en el paladar de los inversores más interesados por la renta variable del país.
"Las dificultades del sector inmobiliario -y, en general, de la inversión privada, que representa el 60% de la inversión total- llevan a los inversores a cuestionar la sostenibilidad de la recuperación económica china", ponen de manifiesto desde la gestora estadounidense Muzinich&Co a la vez que resaltan que "la creciente incertidumbre en torno a China ha lastrado el ánimo de los inversores".
Por eso, en su último análisis desde la firma norteamericana apuestan por una mayor relajación monetaria, incluyendo un recorte del coeficiente de reservas obligatorias en lo que queda de trimestre, algo que ahondaría en la divergencia de medidas tomadas por las entidades centrales más grandes del planeta, la Fed y el BCE, inmersos aún en una dinámica de restricción monetaria al seguir luchando contra la inflación persistente.
"Vemos tres razones por las que los bancos centrales asiáticos llevarán a cabo los recortes: un menor crecimiento mundial ante el freno de la demanda de bienes y servicios de Asia, una caída de la inflación más rápido en Asia que en EEUU y Europa, ya que los países asiáticos no aplicaron tantos estímulos fiscales y monetarios a sus economías tras la pandemia, y la subida de los tipos reales que se ha producido si se tiene en cuenta la caída de los precios", destaca al respecto Christiaan Tuntono, economista de Asia Pacífico de Allianz Global Investors.
Sea cual sea la decisión, lo más probable es que las consecuencias en los mercados no sean desconocidas para los inversores. No en vano, el yuan ya ha caído frente al dólar estadounidense en lo que va de año más de lo que cayó en todo 2015, el año de las devaluaciones de esta divisa. Y la coyuntura -tanto macroeconómicamente hablando, como empresarialmente- invita a pensar que la situación podría agravarse si el país acaba transitando por las proyecciones que lanzan los expertos.
La bolsa y el yuan, en crisis
Por ahora eso es algo que adelantan los mercados de renta variable, que siempre descuentan este tipo de previsiones. La Bolsa de Shenzhen, antes conocida como el CSI 300, se anota pérdidas del 4,5% en el año y ya cotiza en su nivel más bajo de los últimos cuatro años tras ceder más de un 20% desde el pasado mes de abril.
Un dato que contrasta con el 6% que se revalorizó, pese a todo, ese índice en 2015, coincidiendo con la crisis de su divisa. Y es que, si bien es cierto que aquel fue uno de los agostos más virulentos para el mercado, tanto en el ámbito monetario como en el de la renta variable, en los meses venideros la recuperación permitió paliar el golpe asestado por los bajistas.
Este año las autoridades del país también intentaron a principios de julio echar un cable a la economía, publicando un plan para impulsar la economía del país, en el que se anunciaron miles de proyectos de los gobiernos locales que adjudicarían a empresas privadas, en sectores como transporte e infraestructuras, energías renovables, agua y nuevos proyectos industriales y agrícolas. Sin embargo, las ganancias iniciales que registraron las bolsas tras conocerse las medidas anunciadas, ya han sido tiradas por tierra.