El endeudamiento y las eternas dudas sobre su modelo pesan en la que fuera una de las startups más valiosas
WeWork, gigante del coworking valorado en su día en 47.000 millones, presentará la quiebra tan pronto como la próxima semana, según ha informado The Wall Street Journal. La información hundía sus acciones el 50% tras la apertura del mercado, hasta los 1,1 dólares el título, dejándola con una valoración de 60 millones.
La empresa tuvo una de las trayectorias más meteóricas del último boom de startups. La firma con sede en Nueva York se lanzó en el 2010, justo cuando el mercado de capital de riesgo comenzaba un boom que duraría una década. En sus primeros años WeWork recaudó miles de millones de dólares y creció rápidamente, a menudo duplicando sus ingresos cada año. En el 2019 una ronda la valoró en 47.000 millones de dólares, unos 45.000 millones de euros, y contaba con el apoyo del gigante nipón SoftBank.
De una valoración de 47.000 millones ha pasado a menos de 100
En el 2020 preveía salir a bolsa. Ahí las cosas se empezaron a torcer. Poco antes de empezar a cotizar salieron a la luz las excentricidades de los gastos del consejero delegado, Adam Neumann, que provocaron una grave crisis reputacional, aplazaron su salto al parqué y le acabaron costando el puesto a Neumann, cofundador. Los inversores empezaron a dudar del modelo. WeWork se dedica a alquilar edificios a largo plazo para reformarlos y convertirlos en espacios de coworking, realquilándolo a un menor plazo a otras empresas.
La pandemia vació sus edificios y hundió el negocio, pero consiguió sobrevivirla apoyándose en un abultado endeudamiento. La salida a bolsa llegó en el 2021, con una valoración menor y con SoftBank inyectando miles de millones para apuntalar la empresa, que siguió perdiendo dinero. Por el medio también ha ido perdiendo directivos clave.
Entre la deuda neta a largo plazo y los arrendamientos suma unas obligaciones de 15.000 millones de dólares, unos 14.200 millones de euros. Hoy, con la subida de los tipos, esa financiación se ha vuelto muy cara e imposible de afrontar. El lunes llegó a un acuerdo con acreedores para un periodo de gracia que finalizará en siete días. El tirón del coworking se ha enfriado y en junio, según los últimos datos, sus edificios estaban ocupados al 72%, informa Bloomberg.
En un comunicado al mercado este martes, la compañía detalló que ha estado manteniendo conversaciones con sus acreedores sobre "mejorar su balance" y tomar medidas para "racionalizar" su cartera inmobiliaria. La empresa tiene "una visión clara y a largo plazo para el futuro", afirmó un portavoz a Bloomberg.
WeWork ya planteó "dudas sustanciales" sobre su capacidad para continuar sus operaciones en agosto.