- La tasa de paro en Rusia ha caído a mínimos de toda la historia
- Los salarios reales rusos crecen con más fuerza que en la UE
La economía de Rusia sigue demostrando una resiliencia inusitada. Frente a las previsiones que auguraron una caída del PIB histórica en 2022 y un camino tortuoso durante años, los organismos internacionales y los bancos comienzan a admitir la realidad. Las últimas previsiones publicadas por JP Morgan revelan que la economía de Rusia crecerá más de un 3% este año y un 1,8% en 2024, frente al 0,6 y 1,3% que se espera en la economía de la Unión Europea. Es cierto que correlación no implica causalidad, pero resulta cuando menos curioso que el territorio que impone sanciones para dañar la economía de otro termine estancado en términos económicos, mientras que el sancionado crece con relativa intensidad.
Para ser justos, hay que tener en cuenta que buena parte del crecimiento de Rusia es consecuencia de lo que se conoce como efecto rebote. La economía de Rusia no se contrajo un 10% como habían previsto algunos organismos, pero sí retrocedió un 1,9% en 2022. Sin embargo, este año recuperará de forma sobrada el terreno perdido y se espera que en 2024 mantenga un crecimiento cercano al 2%. La economía rusa sigue sorprendiendo por su resistencia.
No solo JP Morgan, el último informe mensual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo incluía una pequeña revisión a la economía mundial en la que destacaba que "Rusia estaba exhibiendo un crecimiento sólido en 2023... Rusia podría superar las expectativas con mejoras en la demanda interna y el comercio exterior", señalaba el informe del cártel. Moscú lleva meses mostrando signos de recuperación que ahora se materializan de forma notable.
Vladimir Putin aseguraba hace escasos días que la economía iba camino de crecer más de un 3%, según recoge Reuters. El consenso del mercado que muestra Bloomberg revela que se ha producido un giro de 180 grados en las previsiones sobre el crecimiento de Rusia en 2023, como se puede ver en el gráfico.
Ni corto ni largo plazo, la economía de Rusia no parece estar sufriendo demasiado las sanciones. El último informe del Banco de Rusia sobre previsiones señalaba que los panelistas con los que trabajan habían mejorado la previsión del PIB para 2023 hasta el 2,5% (+0,3 puntos porcentuales). Las previsiones para los próximos tres años y la estimación de la tasa de crecimiento del PIB a largo plazo se mantienen sin cambios en el 1,5% anual. Según los analistas, la variación del PIB entre 2021 y 2026 será del 4,9%. La economía de Rusia será más grande en el corto y el medio plazo.
Rusia sube los tipos de interés
Tal es la situación, que el propio Banco de Rusia admitió en su último comunicado de política monetaria, tras subir los tipos al 15%, que "los datos recientes del tercer trimestre sugerían que la economía se está expandiendo más rápido de lo que esperaba el Banco de Rusia. La elevada demanda interna está induciendo a la economía rusa hacia un desequilibrio de la senda de crecimiento. Esto fortalece las persistentes presiones inflacionarias".
Pese a todo, desde el seno de la Unión Europea se sigue exhibiendo el daño que están haciendo las sanciones a la economía rusa en diferentes documentos que hablan de la disminución del comercio o de la recesión de 2022. Si bien es cierto que el comercio ha retrocedido por las prohibiciones a la importación de muchos bienes, Rusia ha empezado a sustituirlos por producción nacional o comprándolos a otras economías. Esto, en parte, ha supuesto un estímulo para la demanda interna y el mercado laboral ruso.
La economía se calienta
Los expertos del Banco de Rusia señalan también que el aumento de la demanda privada se debe al crecimiento de la actividad del consumidor, que se ve impulsado por el aumento de los salarios reales y el alto crecimiento del crédito. Además, se está produciendo un aumento significativo de los beneficios de las empresas, lo que está incrementando el sentimiento empresarial positivo (más inversión y contratación), también gracias a los estímulos fiscales, que respaldan la elevada demanda de inversión.
"La expansión de la demanda interna se refleja, entre otras cosas, en una mayor demanda de importaciones... Además de las sanciones externas a las importaciones, la principal limitación a la que se enfrenta la economía rusa está relacionada con las condiciones del mercado laboral", advierte el Banco de Rusia. Según las encuestas de las empresas, la escasez de mano de obra sigue aumentando sin descanso, mientras que el desempleo está en mínimos históricos.
La tasa de paro se encuentra en el 3%, mínimos históricos en la economía rusa. Esta falta de trabajadores está provocando que los salarios reales (descontando la inflación) suban con fuerza. Según los últimos datos del servicio de estadísticas ruso, los salarios nominales están avanzando a un ritmo que supera el 11%, mientras que la inflación se sitúa en el 5,2%. Esto quiere decir que el salario real de los rusos está subiendo más de un 6%, probablemente una de las subidas reales más potentes de toda Europa.
Rusia sigue recibiendo ingentes cantidades de dinero por sus exportaciones de petróleo. Hasta la fecha, los ingresos por materias primas se han visto más castigados por la bajada (o beneficiados por la subida) del precio del crudo y otras materias primas que por las sanciones 'per se'. Los ingresos de Rusia por las exportaciones de petróleo en octubre ascendieron a 18.340 millones de dólares, 25 millones de dólares menos que en septiembre "ante los menores precios internacionales del petróleo compensaron con creces un descuento cada vez menor para las calidades rusa", según el último informe de la Agencia Internacional de la Energía.
Lo cierto es que pocos habrían previsto este desenlace. La economía de Rusia corre el riesgo de recalentarse, cuando las previsiones al inicio de la guerra hablaban de años de recesión y estancamiento económico.