- Tienen propiedades nutritivas e incluso un alto contenido de fibra
Los centros de investigación alimentaria han traído avances y nuevas creaciones que han revolucionado el mundo, como el plátano mongee, que puede comerse con la piel. Sin embargo, comerse la cáscara no es algo nuevo, ni tampoco un “avance científico”. Nos las podemos comer con la propia fruta o reaprovecharla para otros usos culinarios.
El nutricionista Alejandro Cánovas señala que “la piel que recubre la fruta es importantísima, principalmente por la fibra”, que según la OMS, se debe ingerir una cantidad de entre 30 y 35 gramos al día. La fibra vegetal aporta volumen a la dieta y genera una sensación de saciedad ayuda al control del peso.
Según la OMS, debemos ingerir unos 30-35 gramos de fibra al día
“Las frutas se caracterizan por contener fibra, pero en la cáscara encontramos el tipo insoluble, del que hay poco consumo”, apunta Cánovas. Patricia Nevot, del centro de nutrición Julia Farré, asegura que “algunas pieles tienen un proceso digestivo difícil y por eso se usan más como saborizante o para infusiones”.
Antes de consumir la fruta, la higiene es muy importante. Nevot apunta que debemos ir con cuidado con las piezas que brillan mucho: “les ponen cera para que así sean más atractivas para el consumidor, pero tiene el inconveniente que hace que la cáscara sea menos consumible”. Por este motivo, muchos recomiendan consumir fruta ecológica.
Manzana
La cáscara de manzana contiene quercetina, un flavonoide con distintas funciones antidiabéticas y antioxidantes, y fibra “que evita el estreñimiento”, dice Nevot. La piel también contiene ácido ursólico que es muy positivo para la masa muscular. Un estudio de la Universidad de Iowadescubrió, tras experimentar con ratones, que este componente los protegía de la obesidad. Según el profesor Adams, al mando de la investigación, “reduce la obesidad y sus complicaciones (prediatebetes y enfermedad del hígado graso) incrementando el gasto de energía”.
Cómo comerla
La primera opción es comérnosla simplemente con la fruta. Sin embargo, si quieres comerte la manzana sin piel, se puede reaprovechar la cáscara para hacer una infusión perfecta para tomar a temperatura ambiente.
Naranja
Ambos nutricionistas coinciden en que las cáscaras de naranja son valiosas fuentes naturales de antioxidantes (principalmente de vitamina C) y fibra. Sin embargo, comer la propia fruta con la piel no es del agrado de mucha gente. Cánovas señala que eso se debe a que las pieles de los cítricos suelen ser más ácidas que la propia pulpa. No obstante, puede rallarse la piel para usarla en elaboraciones de repostería.
Cómo comerla
Además de comerla con la propia fruta y también hacer infusiones, puede servirnos para darle sabor a bizcochos y natillas, si trituramos las pieles. Otra opción es preparar tiras de piel de naranja confitadas o usarlas para hacer mermelada.
Plátano
Además de las vitaminas, magnesio y potasio que contienen la piel de los plátanos, otro componente importantísimo, que se encuentra también en la pulpa, es el triptófano, un antidepresivo natural que mantiene los niveles de seretonina en el cerebro y mejoran el humor de las personas.
Cómo comerla
Probablemente, el sabor de la piel de plátano no sea del gusto de todos (por eso se creó el mongee), pero tiene distintas utilidades como para hacer un chutney, como el de Massimo Bottura, o para rallarla y añadirla a nuestras elaboraciones de repostería.
Limón
Este cítrico, al igual que la naranja, destaca por su alto contenido de vitamina C, “un antioxidante fundamental para que funcione el metabolismo”, apunta Cánovas. Otros componentes son la vitamina A, “encargada en la regeneración de la piel”, dice Nevot; además de la fibra y el fósforo que ya contienen también las cáscaras de otras frutas.
Cómo comerla
Igual que con la naranja, puedes hacer piel de limón confitada, como también infusiones. Para el verano, las ralladuras pueden servir para meterlas en cubiteras con hielo. El toque cítrico es perfecto para esa época del año. Ese sabor puede usarse también para aromatizar el aceite de oliva (aunque requiere tiempo).
Mandarina
Otro cítrico que, como el resto de fuente vegetales, tiene un alto contenido de fibra, como también de antioxidantes, “debido, principalmente, por las vitaminas A, encargada y C, que se encargan del buen desarrollo y funcionamiento del metabolismo”, dice Cánovas.
Cómo comerla
Además de las infusiones, la piel de la mandarina puede reutilizarse para aromatizar una ensalada con ralladura de la cáscara o también se aprovechan como el resto de cítricos: para aceites y vinagres o para dar sabor a algunos postres.
Granada
Ambos nutricionistas coinciden en que no es muy habitual comerse la cáscara de la granada, pero apuntan que tiene un alto contenido de antioxidantes como la fruta en sí. Un estudio publicado por Science Direct descubrió que el extracto de cáscara de granada era “la mejor fuente de sustratos microbianos a nivel del colon” e incluso sugería que “podría ser una buena estrategia para enriquecer los productos alimenticios con posibles beneficios para la salud en la prevención de enfermedades crónicas”.
Cómo comerla
Su consumo principal es a través de infusiones, pero también se puede triturar la cáscara y mezclarla con un yogur, por ejemplo.
Piña
La cáscara de la piña consta principalmente de fibra que no ayuda tan solo a evitar el estreñimiento, sino que también “es beneficiosa para los microorganismos que viven en el intestino y que son los encargados de procesar algunos alimentos difíciles de digerir”.
Cómo comerla
Impensablemente, tiene varios usos, además de hacer una infusión con agua y canela. Por ejemplo, deja que la cáscara de piña se ablande en un recipiente con un poco de jengibre y agua, guarda la mezcla en la nevera unos tres días y el día que se sirva, fíltrala y añade azúcar y canela. Aparte de bebida, también se usa para envolver la carne y así suavizarla antes de cocinarla o para elaborar chicha de arroz.
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