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Pekín quiere que Washington asegure la solvencia de su deuda pública.
La economía mundial vive una situación sin precedentes en la historia. La potencia dominante acentúa su declive y parece adentrarse en una espiral de deuda como único motor de la actividad. Tanto es así que por vez primera desde 1941 la agencia de calificación de riesgos crediticios Standard and Poor’s redujo la perspectiva de su calificación de “estable” a “negativa” (lo que implica un tercio de posibilidades de que rebaje su nota en los próximos dos años). La paradoja es que la segunda economía mundial, un país emergente con una renta per cápita diez veces inferior a la de los estadounidenses, se ha convertido en el banquero de Estados Unidos y en el mayor tenedor de bonos del Tesoro norteamericanos del mundo con un billón de dólares (670.000 millones de euros).
En esta tesitura, las autoridades de Pekín no le hicieron ascos al placer de sermonear a las autoridades de Washington, exigiéndoles ayer “medidas responsables” para proteger los activos en dólares de los inversores. “Esperamos que el gobierno americano adoptará seriamente medidas políticas responsables para proteger los intereses de los inversores”, manifestó ayer el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Hong Lei.
Casi a la misma hora, la Administración Obama criticaba a Standard and Poor's (S&P) por “subestimar” la capacidad de Estados Unidos de “controlar“ su presupuesto, mientras la Casa Blanca y los republicanos del Congreso siguen negociando medidas para reducir gastos y aumentar impuestos. En cualquier caso, los analistas aprecian nerviosismo ante la intransigencia que muestran los congresistas del movimiento Tea Party y la posibilidad de que no se alcance antes de mayo un acuerdo para elevar el techo sobre la deuda pública. Desde el inicio de la Gran Recesión, China ha mostrado su preocupación por el paquete de estímulo fiscal aprobado por Obama y, especialmente, por la política monetaria de expansión cuantitativa de la Reserva Federal que al incrementar la oferta de dólares baja automáticamente su valor (siempre que se mantenga la velocidad de circulación del dinero).
China, además de fábrica del mundo, se ha ganado la condición de banquero de la potencia en declive, gracias al meteórico incremento de sus exportaciones desde su ingreso en la Organización Mundial de Comercio en el 2002. Los estadounidenses pagan en dólares los productos que en un 50% exportan filiales de empresas norteamericanas y los chinos reciclan estos mismos dólares invirtiéndolos en bonos del Tesoro, lo que equivale en la práctica a que el vendedor financie a su comprador. ¿Quién depende de quién? El jueves, el Banco Popular de China informó de que las reservas de divisas extranjeras crecieron un 24% respecto a marzo del 2010 para situarse en 3,04 billones de dólares (2,11 billones de euros), lo que supone un 70% del PIB en el activo del banco central pero invertido fuera de un país con una tasa de ahorro superior al 45% del PIB. Su cliente ahorra menos de un 5% del PIB. China dispone de 50.000 millones de dólares (34.900 millones) al mes para invertir en el exterior.
La sorpresa fue que ayer el gobernador del banco central, Zhou Xiaochuan, dijo que las reservas de divisas han superado los niveles “razonables” que pueden necesitar en la actualidad y añadió que la gestión de las reservas y su diversificación deberían mejorar. Estas entradas de capital recalientan el ritmo de actividad de la economía y comprometen la voluntad del banco emisor de conseguir un aterrizaje suave para doblegar la inflación, hoy en el 5,4%. Zhou considera necesario reducir una acumulación excesiva de reservas de divisas, en alusión a su ritmo de crecimiento (197.000 millones de dólares, 136.500 millones de euros) en el primer trimestre del año. En marzo, la inversión extranjera directa creció un 33% hasta 12.500 millones de dólares.
Por Manuel Estapé from lavanguardia.es 20/04/2011
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