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Poco se sabe de la que podría convertirse en la sucesora de Michelle Obama en la Casa Blanca en 2012. La tercera mujer del excéntrico multimillonario Donald Trump, 24 años más joven que él, se empeña en demostrar que no es sólo una cazafortunas o una cara bonita, a pesar de que los americanos llegaran a considerarla como la novena mujer más sexy del mundo.
Es cierto que la ex modelo eslovaca saltó a la fama por su relación con el extravagante magnate–al que conoció en 1999, cuando éste se encontraba en pleno proceso de divorcio con Marla Marples-, y que antes ya había protagonizado reportajes varios ligerita de ropa en revistas como Vanity Fair y FHM. Sin embargo, en su currículum figura, además del dominio de cinco idiomas y de sus desfiles como modelo, su labor como arquitecto y orfebre, algo que ha potenciado, en parte gracias a su marido, con un estudio y una línea de joyería propios.
Como su vanidoso y megalómano esposo, que ya ronda los 65 años, no se caracteriza por su conformismo. Y ahora apunta alto, a la Casa Blanca concretamente. Pese a que Donald Trump aún no ha confirmado oficialmente su candidatura para liderar el partido republicano en 2012, aprovechando el vació de poder actual que atraviesa la formación política, ella ya lo ha dado por hecho y se pasea por aquí y por allá concediendo entrevistas y haciendo campaña a favor de su marido.
Melania Trump se ha aprendido a pies juntillas el discurso de su esposo, basado en las continuas críticas a Obama. Su principal argumento consiste en poner en tela de juicio el lugar de origen del presidente estadounidense. Los Trump, magnates del exceso y amantes del lujo, han hecho una campaña para desprestigiar al actual presidente asegurando que no nació en EEUU, requisito indispensable para ocupar el Despacho Oval.
Pese a que aún son muchos los que se muestran escépticos con la intención del multimillonario de ser el próximo presidente -su fortuna se estima en unos 3.000 millones de dólares, bienes inmobiliarios aparte- su excéntrica vida social, sus extravagancias, su indiscreción, sus rascacielos en Nueva York y hasta su peculiar tupé tienen fascinados a los medios de comunicación y han puesto en alerta a medio país, después de que Donald Trump siga subiendo en las encuestas hasta el punto de situarse al mismo nivel que el favorito republicano Mike Huckabee y muy por delante de la ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin.
Los que atribuyen la aspiración política de este ambicioso magnate sin pelos en la lengua a otra de sus locuras pasajeras recuerdan lo que le ocurrió en 1987 y tras la publicación de su libro El arte del negocio. Ya entonces se planteó presentar su candidatura a la Casa Blanca, aunque su idea quedó en agua de borrajas. En el año 2000 volvió a bromear con una posible aspiración electoral que poco después se esfumó.
Una campaña electoral convertida en ‘show’
Estos precedentes no impiden, sin embargo, que Trump haya decidido emplear todas las armas a su alcance contra Obam, incluyendo la mediática. Acapara titulares y horas de televisión. Todo, con tal de arrebatarle la presidencia. Llegado el caso, el magnate no descarta incluso presentarse como independiente si así consigue su objetivo, el que se marca en todo lo que hace: ganar.
La batalla que libra en los medios de comunicación le ha llevado hasta el punto de criticar a presentadores de televisión y enzarzarse públicamente con el actor Robert DeNiro, reconocido defensor de Barack Obama, al asegurar que éste “no es el más listo del planeta, como todo el mundo sabe. No estamos hablando con Albert Einstein”. Trump respondía así al actor, que previamente había calificado de “locura” las declaraciones del multimillonario sobre las dudas del lugar de origen de Obama. “Es mejor no decir cosas que no se puedan comprobar. Es muy desagradable”, había comentado De Niro.
El propietario del concurso de Miss America ha anunciado que hará pública su decisión final en el último programa de Celebrity Apprentice –basado en la humillación de celebridades y que él mismo se encarga de presentar-, que se emitirá el próximo 22 de mayo y que a buen seguro conseguirá disparar su audiencia.
A pesar de que la candidatura de Trump está aún en el aire, las tribulaciones sobre la idoneidad del magnate al frente de la Casa Blanca no se han hecho esperar. Su savoir faire con los negocios, que no tiene por qué trasladarse a la política y su popularidad, que no implica mayor número de votos, son algunos de los aspectos que más controversia han creado.
Aunque, sin duda, el mayor obstáculo que tendrá que superar Trump si quiere llegar a ocupar la presidencia de Estados Unidos, es su fobia a las bacterias, pues tendrá que dar la mano día sí y día también, a los mandatarios de todo el mundo.
Por Lara Fernández – from vanitatis.com 27/04/2011
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