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¿A qué se debe este natural impulso que nos hace sumergirnos en un mar de llantos? La ciencia tiene distintas explicaciones para este fenómeno tan curioso
¿Cuándo fue la última vez que lloraste? ¿Fue después de ver una película, de que pasase una tragedia en tu vida o a raíz de algún cambio brusco que no esperabas? ¿Se puede llorar también de alegría? ¿Por qué al sentir una emoción muy fuerte que nos inunda y perturba tienden a salir lágrimas de nuestros ojos? ¿Qué procesos biológicos hacen que aparezca el llanto? Seguro que te has hecho esta serie de preguntas más de una vez en tu vida.
Las lágrimas son, al fin y al cabo, todo un misterio a ojos de un curioso, ya que es muy difícil comprender por qué sucede este mecanismo corporal que denota tanto de tus emociones. Y más teniendo en cuenta de que somos los únicos seres vivos que lo hacemos como respuesta a una sensación amarga o de tristeza. También tienen una connotación de género.
Algunas de las hipótesis apuntan a que el llanto libera cierta hiperactividad, ayudando a establecer un equilibrio para reducir un estrés puntual
En la canción 'Samaritans', de la banda de punk Idles, el estribillo reza: "Esta es la razón por la que nunca viste a tu padre llorar". El llanto está visto socialmente como algo propio del mundo femenino al mostrar una debilidad incontenible que en la cultura patriarcal en la que vivimos debe evitarse. Pero también hay que precisar que el hecho de no llorar con frecuencia no te hace más insensible. Al fin y al cabo, solo es una reacción física a la emoción que muchas veces no surge.
¿Qué dice la ciencia al respecto? En primer lugar, existen varios tipos de lágrimas, no todas son iguales. Así, están las basales, las que aparecen naturalmente y sin ninguna emoción de por medio: "Su función es mantener lubricado el ojo y libre de polvo", asegura el doctor británico Nick Knight, en la 'BBC'. La segunda clase es la refleja, que se da cuando algo te irrita en la superficie ocular o mismamente cuando cortas una cebolla. Y, por último, figuran las de naturaleza psíquica, las más interesantes, ya que se dan como resultado de un amplio abanico de emociones que tienen que ver con los sentimientos de quien llora.
Dado que somos seres sociales, puede ser una forma de manifestar a los demás nuestro estado mental y pedir consuelo
Lo cierto es que aún no existe unanimidad entre los científicos a la hora de explicar por qué sucede este mecanismo fisiológico. "Algunas de las hipótesis que se bajaran es que a través del llanto se libera cierta hiperactividad, ayudando a establecer un equilibrio o para reducir un estrés puntual", afirman desde 'Psicología y Mente'. Pero evidentemente, esto no está comprobado, ya que muchas personas no admiten sentirse más tranquilos después de llorar, sino al contrario. Una de las explicaciones más palmarias es la que ofrece Charles Darwin, padre de la evolución. Para él, las lágrimas no tienen ningún propósito, así de simple.
Un mecanismo... ¿social?
Adam Rutherford, investigador del área de Ciencia de la 'BBC', cree que las lágrimas tienen relación con el papel del ser humano como ser social. "No se sabe por qué lloramos como respuesta al dolor físico o emocional, o incluso en momentos de felicidad. Pero dado que somos seres sociales, puede ser una buena forma de manifestar a los demás nuestro estado mental y pedir consuelo". Para psicólogas como Claudia Hammond, autora del libro 'Emotional Roller Coaster' ('Torbellino Emocional' en español), las lágrimas tienen el propósito de producir empatía en el resto de personas, "una forma de comunicación para que el resto simpatice contigo o bien si te están haciendo algún mal saber de manera inmediata que están yendo demasiado lejos", asevera.
Las lágrimas psíquicas tienen un nivel más alto de proteínas que las basales, lo que las hace más gruesas y que caigan más lentamente
"El llanto ocurre cuando las personas han alcanzado el límite de lo que se puede decir con palabras y de lo que son capaces de aguantar por sí mismas", asegura en 'The Guardian' Heather Christle, quien acaba de publicar un libro titulado 'The Crying Book' dedicado al tema. "Las lágrimas pueden formar un vínculo íntimo con las personas. Su efecto depende en gran medida del grado en que las personas comparten historias comunes sobre quiénes son o cómo funciona el mundo". Esta última idea de la investigadora parece explicar la razón por la que a veces podemos llorar al ver una película o ante una obra de arte: esta clase de productos culturales no hacen más que situarnos dentro del mundo, y por un momento, parece que este descarga toda su energía acumulada en nosotros, tanto es así que no la podemos retener y sale hacia fuera en forma de lágrimas.
Christle enseña una realidad muy curiosa y fascinante sobre estos esferificaciones de agua que caen de nuestros ojos al estar emocionados. "Las lágrimas psíquicas tienen un nivel mucho más alto de proteínas que las basales, lo que las hace más gruesas y que caigan más lentamente", escribe en su artículo. Ella está de acuerdo con la teoría de Hammond: "Cuanto más tarden las lágrimas en bajar por la mejilla, mayor será la posibilidad de que otra persona las note y perciba el mensaje. Es por ello que creo que las lágrimas son una señal de tipo social".
En ese caso, ¿qué pasa cuando lloramos en soledad? Ahí no existe ningún tipo de necesidad subliminal o irracional de que el otro vea que estamos pasando un momento complicado. En este sentido, bien podría ser un instante de reflexión por el cual el sujeto se vuelve hacia sí mismo o se pone delante un espejo imaginario. Aunque no haya testigos, las lágrimas corren hacia fuera, buscando atención. O como dice Christle, citando al poeta simbolista Arthur Rimbaud: "Yo soy otro".
Al final, la experiencia nos vuelve a demostrar que la ciencia no tiene la respuesta de todas las cosas que pasan, y mucho menos cuando entramos en una esfera tan complicada como es la de los emociones o los sentimientos. Simplemente, no te avergüences cuando de verdad tengas ganas de "llorar un río" por algo malo que te ha pasado o porque no estás pasando por tu mejor momento y sientas esa clase de impotencia que precede a las lágrimas.
AUTOR
E. ZAMORANO 20/02/2020
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