sábado, 22 de febrero de 2020

Los científicos obligan a los pájaros a ver la televisión: y mira lo que han aprendido

Los científicos obligan a los pájaros a ver la televisión: y mira lo que han aprendido


Estas dos especies de pájaros suelen ir juntas y aprenden la una de la otra (University of Cambridge)

Un nuevo estudio revela que los pájaros aprenden a comer mirándose los unos a los otros, lo que aumenta su supervivencia al evitar que ingieran presas venenosas



Si ves a alguien comer algo y poner mala cara, seguramente no irás detrás de él a probarlo. Esta reacción es normal en el caso de la especie humana, si bien en el reino animal, donde la inteligencia de muchas especies es más limitada, no es de extrañar que algunos tropiecen varias veces con la misma piedra.

Este, sin embargo, no es el caso ni del herrerillo común (Cyanistes caeruleus) ni del carbonero común (Parus major), dos especies de pájaros que pertenecen a la familia de los páridos (Paridae) y que habitan en gran parte de Europa y Oriente Medio. La principal diferencia entre ambos es que el primero tiene las alas y la cola de color azul cobalto y el segundo tiene el pecho amarillo y el dorso de color verde oliva.

Según un estudio publicado este mes de febrero en la revista especializada Journal of Animal Ecology , estos pájaros son capaces de aprender a evitar los alimentos que tienen un sabor desagradable o que son tóxicos viendo a otros pájaros comer lo mismo.
Los autores del trabajo, investigadores del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), aseguran que esta capacidad puede aumentar potencialmente la supervivencia de los herrerillos y la de los carboneros, ya que evita que ingieran presas que podrían matarles.
Según se desprende del estudio publicado ahora, los herrerillos aprenden sólo de los ejemplares de su misma especie, mientras que los carboneros aprenden tanto de los de su especie como de los herrerillos mediante el sistema de ‘prueba y error’.
Según los expertos, esta transmisión de información podría tener efectos significativos en la evolución de las presas y, a su vez, podría ayudar a explicar por qué diferentes especies de aves se juntan y tienen dietas parecidas, como es el caso de los herrerillos y los carboneros.
Los pájaros tienen una mente privilegiada y pueden pensar, recordar e incluso amar
Los pájaros tienen una mente privilegiada y pueden pensar, recordar e incluso amar (University of Cambridge)

“Carboneros y herrerillos se alimentan juntos y tienen una dieta similar, aunque puede diferir cuando prueban alimentos nuevos. Al observar a otros, los pájaros pueden aprender qué presas son las mejores para comer, lo que reduce el tiempo y la energía que invierten en probar diferentes presas y también les ayuda a evitar presas tóxicas”, expone en un comunicado de la Universidad de Cambridge Liisa Hämäläinen, la autora principal del trabajo.
La capacidad de saber si una presa tiene un sabor desagradable o es venenosa es primordial para estas dos especies de pájaros porque se alimentan de muchos insectos que han desarrollado defensas químicas que les proporcionan un sabor amargo y desagradable. Además, en ocasiones pueden ser tóxicas.

Para la elaboración del trabajo, los investigadores grabaron a unos pájaros comiendo almendras, algunas de las cuales estaban rociadas con un líquido que les proporcionaba un sabor desagradable. Luego mostraron las imágenes a otros pájaros.
Gracias a ello advirtieron que éstos aprendieron muy rápido de sus congéneres, pues comían menos de las almendras rociadas. Asimismo, quienes habían sido espectadores expresaron repulsión al ingerir las almendras ‘malas’, al igual que lo hicieron sus homólogos.

Mentes privilegiadas

Algunos estudios constatan que las aves poseen proporcionalmente en sus pequeños cerebros más neuronas que los mamíferos y los primates, lo que explica que puedan pensar, recordar e incluso amar

Que las aves puedan aprender las unas de las otras da cuenta de que los pájaros son más inteligentes de lo que creíamos. De hecho, hay estudios que constatan que algunas especies poseen proporcionalmente en sus pequeños cerebros más neuronas que los mamíferos y los primates, lo que explica que puedan pensar, recordar e incluso amar.
Un ejemplo claro de esto es el del cascanueces común, que puede llegar a esconder hasta 30.000 semillas en miles de lugares distintos alrededor de docenas de kilómetros cuadrados y recuperarlas varios meses después. Nosotros, en cambio, no recordamos, a veces, ni dónde hemos dejado las llaves.

Artículo científico de referencia


Published: February, 2020.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.