- El dueño de Tesla asegura que el simio puede jugar a videojuegos con la mente
- Es un ambicioso proyecto para ayudar a pacientes con parálisis o amputaciones
- Se basa en el "cordón neural" de las novelas 'The Culture' de Ian M. Banks
Elon Musk, propietario de Tesla, ha acostumbrado ya al planeta a sus proyectos innovadores e, incluso, en algunos casos perturbadores. El último de ellos podría encajar en esta segunda categoría: incrustar un chip en el cerebro de un mono para hacer que "juegue videojuegos con la mente". Una idea más dentro del inmenso abanico de intentos de Musk por cambiar el mundo que tuvo como origen un relato de ciencia ficción.
En una conversación en la red social ClubHouse disponible en YouTube, Musk contaba a sus sucriptores que su empresa Neuralink ha conseguido implantar a un mono un chip que le permite jugar videojuegos con la mente. El empresario siguió con su bombardeó de declaraciones impactantes asegurando que su firma contaba con "las instalaciones para monos más bonitas".
Musk también explicaba el estado de ánimo del mono, que en su opinión se trataba de un simio "feliz". Sus implantes, arguía, no se ven. El objetivo, parece ser, es que los monos pueden jugar entre ellos al pong con la mente. Se trata del último capítulo de una historia que comenzó con otros objetivos (que aún persigue) y que tuvo una curiosa fuente de inspiración.
Porque, cuando Musk compró Neuralink, lo hizo con la intención de ayudar a las personas con parálisis o con miembros amputados a recuperar su independencia pudiendo usar todo tipo de dispositivos tecnoloógicos (móviles, ordenadores...) con la mente a través de BMI (Brain-Machine Interfaces). La propia web de Neuralink explica que "nuestros dispositivos están diseñados para brindarles a las personas la capacidad de comunicarse más fácilmente".
Pero con Musk nada es suficiente. Así, Neuralink tiene un objetivo superior: lograr que este control de la mente pueda crear una especie de comunicación entre humanos que guarda ciertas similitudes con lo que entendemos por telepatía: "Esta tecnología tiene el potencial de tratar una amplia gama de trastornos neurológicos, restaurar la función sensorial y del movimiento y, finalmente, ampliar la forma en que interactuamos entre nosotros, con el mundo y con nosotros mismos".
El procedimiento no es para nada sencillo: una red de hilos insertados mediante una máquina robótica en el cerebro y que poseen una gran cantidad de electrodos que detectan la actividad neuronal y conectan con un implante dentro del cráneo. Esto permitiría, con una aplicación concreta en el dispositivo turno, controlarlo mediante la activación de esas actividades neuronales "que transportan información sobre todo lo que vemos, sentimos, tocamos o pensamos".
Hace unos meses, y antes de que se conociese la existencia del ya célebre mono con chip, Musk se encargó de presentar a Gertrud, una cerda a la que incrustaron otro implante que era capaz de medir su actividad neuronal y que estaba conectado a un ordenador. Fue el primer paso de Neuralink demostrado en público.
The Culture, la saga de ciencia ficción que inspiró a Musk
Por increíble que parezca, la inspiración de Musk tiene mucho que ver con un concepto que acuñó el escritor Ian M. Banks en la saga de ciencia ficción The Culture, el llamado "cordón neural" al que se ha referido en múltiples ocasiones el empresario.
Las novelas versan sobre una civilización posapocalíptica, La Cultura, con un ingente domino de la tecnología compuesta por inteligencias artificiales y otros humanoides a los que pueden mejorar y controlar aspectos tan diversos como el dolor (son capaces de anularlo para el bienestar de los ciudadanos) o el sexo biológico (puede cambiarlo), por ejemplo.
Dentro de esta avanzada tecnología se encuentra el cordón neural, que facilita la intercomunicación directa de esas formas de vida con las Mentes que dirigen y organizan ese mundo y que, gracias a esta conexión, incluso permite a estas Mentes resucitar a los individuos después de su mente, así como las sensaciones, sentimientos y demás aspectos que guardaba en su interior.
Ese "cordón neural" es lo que, en la práctica, pretende hacer Musk. Un objetivo tan ambicioso que raya en la ciencia ficción, campo del que procede.