La ruptura del príncipe Harry y la búsqueda de su propia sello junto a Meghan Markle causan un fuerte daño a la imagen de marca de la Corona y permiten ver entresijos de palacio y batallas internas
Meghan Markle se refirió a su familia política como ‘the firm’, para sorpresa de la presentadora Oprah Winfrey. No fue una indiscreción. Tampoco idea suya: el término lo acuñó Jorge VI, padre de Isabel II, cuando dijo “No somos una familia. Somos una firma”. Los Windsor funcionan como una compañía bajo cuyo sello trabaja una inmensa plantilla de secretarios, funcionarios, asesores, mayordomos y cientos de empleados estructurados por departamentos denominados Royal Households, que en la empresa familiar recibirían el nombre de finanzas, ventas, recursos humanos, marketing, logística, etc. Penny Junor, autora de The Firm: The Troubled Life of the House of Windsor afirma que es muy difícil diferenciar entre la familia y la maquinaria.
No fue cosa de Meghan Markle
El el término 'la firma' para referirse a su propia familia lo acuñó Jorge VI, padre de Isabel II
La ruptura del príncipe Harry con su familia , provocada más por la presión de esa maquinaria que por cuestiones íntimas, según él mismo ha sugerido, ha generado no solo una crisis de imagen para todos sus miembros sino que nos permite ver con mucha más claridad cómo ejercen sus roles y qué posición ocupan en el tablero.
Isabel Nogueroles es consejera en Liderazgo y Empresa Familiar, colaboradora de ESADE, ESIC, EADA y La Salle y con compañías como Henkel, Acciona, Cofidis o Vector como clientes. “Cualquiera que vea con atención la serie The Crown encontrará todos los elementos de una empresa familiar: el apellido, la sucesión, el liderazgo, las batallas… La institución de la familia empresaria es muy rígida y estable. ¿Qué ocurre cuando hay rivalidades entre los hermanos? Vendes, te buscas un socio o cierras. Harry no puede y en esa institución no hay un puesto para el segundo –la reina Isabel II vivió algo parecido con su hermana Margarita– así que su diáspora busca crear una marca propia junto a Meghan".
Uno de los más curiosos paralelismos es terminológico: "Curiosamente, en la empresa existe la figura del ‘monarca’, ese fundador que no acaba de irse y aun dejando la gestión en manos de sus hijos, sigue tomando decisiones. Eso debilita a su sucesor, como le ha ocurrido a Carlos III. Con la crisis de Harry, el patrimonio familiar no está en peligro pero sí el legado y la imagen de marca”.
En la empresa familiar existe la figura del ‘monarca’, ese fundador que no acaba de irse y sigue tomando decisiones
De merchandasing a turismo
La doctora Arancha Mielgo señala también el inmenso negocio que la marca Windsor genera a su alrededor
Arancha Mielgo, doctora en Comercialización e Investigación de Mercados en la Universidad Ceu San Pablo señala también el inmenso negocio que la marca Windsor genera a su alrededor, de merchandising a turismo o venta de periódicos, y que no encuentra equivalencia en ninguna otra monarquía. Particularmente rentable ha sido, sin duda, la imagen de la reina Isabel II, cuya hegemonía fue siempre indiscutible.
Emma Roig, periodista española y colaboradora de Vanity Fair, lleva décadas en Londres siguiendo las tribulaciones de la familia real y halla muchos paralelismos con las sagas empresariales: “Los ‘working royals’ son los miembros de la familia real que representan a la corona. No tienen salario pero sí acceso al fondo Sovereign Grant, que se emplea para cubrir sus necesidades de vivienda. Al no disponer de un salario propio, pueden surgir conductas inapropiadas, como ocurrió con ciertos negocios del príncipe Andrés y Sarah Ferguson. En cambio, hora los Sussex disponen de dinero propio si bien el sello Windsor no validará nada de lo que hagan: ser comercial es un pecado para la casa real británica”. Así es: la marca Sussex Royal que pretendían poner en marcha no llegó a ver la luz.
Ahora mismo, todos están bajando en popularidad y Buckingham trabaja a contrarrestar la crisis de imagen
Lo que sí ha recibido el foco son las bambalinas ocultas tras el palacio de Buckingham. Como cuando un miembro de la saga abandona la junta directiva y airea miserias privadas. “Enrique ha levantado la cortina y vemos las cañerías. Ese el mayor problema de Carlos III, que con 74 años se enfrenta a batallas que antes eran exclusivamente internas. Ahora mismo, todos están bajando en popularidad y Buckingham trabaja a contrarrestar la crisis de imagen”.
Del mismo modo que un divorcio hostil o una sucesión difícil puede hacer aflorar trapos sucios, así les ocurre a los Windsor
Dolores Buendía del Cid, abogada del despacho Montero Aramburu y especialista en Derecho de Familia y de Sucesiones, apunta que en las sucesiones suelen darse muchos problemas cuya raíz está en el pasado. “Fallecida Isabel II, lo que Enrique se atreve a revelar en su libro, Spare, posiblemente encuentra su origen en rencillas antiguas. Del mismo modo que un divorcio hostil o una sucesión difícil conlleva que puedan aflorar trapos sucios y con ello causar un notable daño tanto a la imagen de la expareja, tal vez socios, o de la familia empresaria, así les ocurre a los Windsor con la actitud de Enrique”.