viernes, 24 de octubre de 2025

¿Fin del cambio de hora en 2026? Por qué es mejor mantener el horario de invierno todo el año

 

Este sábado de madrugada, en España a las 3:00 a.m serán las 2.00 a.m. (una hora antes en Canarias), y amanecerá y anochecerá antes hasta que llegue la primavera.Ricardo RubioEuropa Press

Este fin de semana podría ser uno de los últimos en los que se cambia la hora. El debate sobre la utilidad del cambio horario ha recobrado protagonismo tras anunciar el Gobierno que llevará a al Unión Europea la propuesta para derogar el cambio horario. Si la iniciativa prospera, ¿cuál sería el horario más conveniente en el que quedarse? En aras de la salud, los datos científicos concluyen que es mejor el horario de invierno que adoptamos a partir del próximo sábado de madrugada.

El horario de invierno arrancará durante la madrugada de este sábado 25 de octubre al domingo 26, cuando a las 03:00 pasarán a ser las 02:00 hasta la madrugada del 28 al 29 de marzo de 2026, cuando se volverá al llamado "horario de verano". Podría ser una de las últimas veces en la que tenemos que adaptarnos a una nueva rutina horaria si saliera adelante la iniciativa del Gobierno anunicada ayer por Pedro Sánchez para derogar la normativa sobre el cambio horario, algo que ya se se intentó en 2018 a propuesta de Finlandia sin que finalmente prosperase por falta de consenso.

Este ritual se introdujo durante la Primera Guerra Mundial por el Imperio Alemán para ahorrar en iluminación y se recuperó en la crisis del petróleo de los años 70 del siglo XX, se armonizó a nivel comunitario en los años 80 y se aplicó de forma unificada desde 2002. En España, el cambio horario se introdujo en 1918 y se aplica permanentemente desde 1974.

La Comisión Europea ya hizo en 2019 un intento de suprimir el cambio de hora y dar a cada país con qué horario quedarse (el de verano o el de invierno) tras abrirse el debate en el Parlamento Europeo a raíz de una consulta pública en la que más del 80% de los 4,6 millones de ciudadanos se mostraron a favor de acabar con los cambios de hora.

Bruselas llevó a debate entonces debatir una propuesta de Finlandia de 2017 de acabar con el cambio de hora, y aunque en un primer momento la propuesta salió adelante, finalmente no fructificó por la falta de consenso entre los Estados, entre otros aspectos sobre qué horario adoptar -invierno o verano-. La comisión de Transporte y Turismo delParlamento Europeo apostó finalmente por no abolirlo para "dejar más tiempo" a los países para que decidieran con qué horario quedarse dada la falta de estudios de evaluación de impacto.

La Directiva Europea 2000/84/CE de 2019 estableció la opción de que a partir de 2021, los países europeos podrían eliminar esta obligación si así lo consideraban, y este año el Parlamento Europeo pidió acabar con el sistema. Pero desde entonces, la Directiva está bloqueada en el Consejo, ya que la propuesta otorga libertad a cada país para decidir si mantiene el sistema actual o lo elimina, y de hecho algunos entre los que estaban España y Portugal decidieron seguir con el cambio de hora estacional y no llegaron a pronunciarse respecto a a qué franja horaria implantar (verano o invierno).

Así, la normativa europea traspuesta a España se ha ido renovando sucesivamente con el Brexit y la pandemia de por medio hasta la última orden PCM/186/2022, de 11 de marzo, con lo que el último cambio de hora sería el 25 de octubre de 2026, cuando entraremos de nuevo en el horario de invierno y quizá sea la última vez en la que tendríamos que "cambiar el reloj", aunque la fecha no es definitiva y puede modificarse.

Para que la iniciativa de España salga adelante en el seno europeo, se exige una mayoría cualificada en el Consejo es decir, el apoyo de al menos 15 de los 27 países y que estos representen al menos al 65% de la población de la UE. Sólo una vez fijada la posición en el Consejo se podría pasar a negociar con la Eurocámara.

Qué horario adoptar

El jefe del Ejecutivo argumentaba este lunes en un vídeo difundido en redes sociales en el que explicaba por qué España defenderá derogar el cambio horario que, por una parte, las encuestas realizadas muestran un "sentir mayoritario" a favor, y por otra parte, la ciencia ha demostrado que el cambio horario "trastoca los ritmos biológicos dos veces al año".

En lo que se refiere a la opinión pública, los resultados de las encuestas se inclinan por la abolición del cambio horario bianual. Cuando la Comisión Europea planteó acabar con el cambio de hora en 2018, una consulta en la que participaron 4,5 millones de europeos lo respaldó con un 84% de apoyo --el 93% en el caso de los españoles-.

Años después, en Alemania, el país más poblado de la UE, un 70% considera el cambio de hora un "sinsentido", según encuestas del instituto Forsa, y en Suecia (58%) y Dinamarca (56%) también hay mayoría a favor de abolirlo, según un sondeo de la firma demoscópica YouGov de 2023 citada por Efe. En Portugal, la última vez que se abordó el tema a nivel nacional fue en 2018 y se mostró en contra, al igual que Grecia y Chipre. Otros no se pronunciaron y Francia dijo que lo estudiaría.

Pero la decisión de acabar con el cambio horario bianual pasa, naturalmente, por decidir qué huso horario adoptar, siendo la salud uno de los criterios que más se tienen en cuenta, dado que los efectos de ahorro energético o económico son marginales*.

En España, una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) realizada en 2023 mostró que el 65% de los encuestados se manifestó a favor de abolir el cambio horario. Pero cuando el CIS preguntó a los españoles con qué horario preferían quedarse definitivamente, respondieron que el de verano pese a que los expertos recomiendan, en líneas generales, que sea el de invierno.

En España, un informe de un comité de expertos creado en 2018 por el Gobierno para decidir qué horario era más adecuado, no llegó a ninguna "resolución concluyente", dada la "gran cantidad de repercusiones de impacto" que tiene esta medida en campos como el económico o el cultural. En su informe, con fecha 20 de marzo de 2019, subrayaban que "no era aconsejable producir ningún cambio precipitado en los husos horarios mientras no existiese un "consenso compartido" y una "difusión práctica a nuestra ciudadanía de los riesgos y oportunidades que comporta".

Un tercio de la población mundial cambia el reloj

Una persona cambiando la hora en un reloj, a 20 de octubre de 2025, en Madrid.
Ricardo RubioEuropa Press

Unos 70 países que albergan un tercio de la población mundial tienen cambio horario. entre los que se cuentan la Unión Europea y la mayor parte de Estados Unidos y Canadá. En África no hay en ningún país salvo en Egipto, que lo suprimió en 2011 y lo restableció en 2023. No lo tienen China, Japón, Corea del Sur o India, y en los últimos años lo han suprimido Azerbaiyán, Jordania, Namibia, Rusia, Turquía o Uruguay, según recopila Efe.

En Latinoamérica, Bolivia y Panamá nunca lo han hecho y Argentina y Brasil lo suprimieron. Lo emplean Chile, Cuba, Paraguay y algunas zonas de la frontera de México con Estados Unidos y en Ecuador y Colombia aún se recuerdan las efímeras "hora Sixto" (1992) y "hora Gaviria" (1992-93), ensayos de ahorro energético que no llegaron a asentarse.

Efectos sobre la salud: más que algo de sueño

Es un hecho constatado que alterar las rutinas y cambiar de ciclo horario afecta al ritmo circadiano (la respuesta del organismo a las horas de luz y oscuridad), que se resiente al no disponer de tiempo para adaptarse, un efecto jet-lag que afecta en mayor medida a niños y bebés, adolescentes, ancianos o personas con algunas discapacidades y con problemas de salud mental o insomnio crónico. Las consecuencias negativas para los ciclos sueño-vigilia son el argumento principal de los expertos que piden abolirlo y mayormente mantener el horario de invierno por beneficiar más a la salud, ya que dormir el tiempo suficiente es "esencial para prevenir enfermedades graves" como el cáncer, el Alzhéimer, la hipertensión, la diabetes o la depresión.

El coordinador del Grupo de Sueño y Cronobiología de la Asociación Española de Pediatría, Gonzalo Pin, sostiene que "lo ideal" sería quedarse con el "horario de invierno" porque es el que más acerca el reloj biológico al reloj del bolsillo o del teléfono móvil, lo que redunda en una "mejora" de la "calidad de vida" y de la "salud", mientras de que el horario de verano hace que el ser humano vaya "en contra" de su reloj biológico.

La luz del atardecer, "pálida y cálida", es la que le dice al cerebro: 'Prepárate para empezar a dormir'". Y después, el organismo necesita dos horas para relajarse del todo. "Por eso se recomienda cenar dos horas antes de irse a la cama, que no se haga actividad física o intelectual muy activa, porque durante esas dos horas nuestro organismo lo que está haciendo es pasar de segregar sustancias que nos mantienen despiertos a convertirlas en sustancias que nos ayudan a dormir", señalaba a Europa Press.

Por el contrario, el horario de verano, con "horarios tan tardíos de luz, de cenar tarde", tiene sus "consecuencias metabólicas". Además, ha apuntado que el supuesto mayor apoyo popular al horario de verano, en realidad, es "un falso sentimiento" porue cuando tú ajustas tu reloj al horario, sigues teniendo el mismo tiempo de luz y de tiempo libre, quizás. Además, hay estudios que dicen que cuando tú mantienes un acuerdo con tu reloj interno, con tu reloj ambiental, el tiempo disponible para ti es incluso un poco mayor".

"Tenemos un reloj central que durante cientos de millones de años se ha adaptado al medio ambiente, y es verdad que dormimos de forma diferente en invierno que en verano, pero esa adaptación es una adaptación lenta y progresiva, en función de la luz y la temperatura. Y ese cambio brusco hace que ese reloj central y sus 30 billones de relojes que responden a su acción se descoordinen, y esa descoordinación tiene como consecuencia un problema de salud", ha explicado Pin.

El neurólogo responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Ruber Juan Bravo, Emilio Gómez, ha subrayado que el horario de invierno es "el más beneficioso" y el de verano, "el más perjudicial", por "un mecanismo biológico del cuerpo". "Nuestra cronobiología hace que tengamos que sintetizar determinadas hormonas a una hora de la noche, que es cuando cae la luz y, durante el día, tengamos que estar expuestos a la luz natural. Y eso solo se consigue con el horario de invierno, en el cual anochece antes y en el cual durante el día ya estamos, digámoslo así, bañados en la luz natural a primera hora", ha explicado Gómez.

Lo contrario ocurre con el horario de verano, según ha puntualizado el experto. "Lo que hace es que nos acostemos muy tarde y nos levantemos cuando todavía es de noche. Entonces estamos yendo en contra de nuestros ciclos biológicos", ha matizado.

Así, ha apuntado que, aunque en un país como España -donde se sale tarde de trabajar, se prima el ocio y la restauración a última hora del día y hay un 'prime-time' tan tardío-, el horario de verano puede estar "muy aceptado" por la población y puede parecer más "cómodo", pero tiene consecuencias negativas. "Hace que vayamos bastante privados de sueño y con mucha somnolencia durante el día porque, a diferencia de otros países europeos, en España tenemos una hora de acostarnos muy tardía, e incluso la sociedad se ha hecho a esa hora. Nos hemos hecho a acostarnos tarde, a cenar tarde y a ver la tele tarde, pero ¿cuál es el problema? Que el horario de entrar a trabajar no es especialmente más tarde que el resto de los europeos. Nos acostamos muy tarde, pero nos seguimos levantando igual de pronto", ha detallado.

Mientras, con el otro horario, Gómez considera que, "aunque socialmente es un poquito más complicado adaptarse" es con el que el ser humano "ha evolucionado". "Antes de que existiese la luz artificial, nos guiábamos por los ciclos de la luz y la oscuridad. Entonces, evolutivamente, el ser humano nunca ha sido de acostarse tan tarde, ha sido de empezar a recogerse a partir del ocaso, que es a partir de las seis o siete de la tarde", ha argumentado.

Además, Gómez ha remarcado que el cambio de hora que se producirá el próximo fin de semana es al que menos tarda el cuerpo en habituarse --dos o tres días--, frente a los "hasta siete días" que el ser humano tarda en acostumbrarse al otro cambio horario (el de invierno a verano). En cuanto a los efectos de estos cambios, el experto ha apuntado que se pueden producir algunas "alteraciones" como "mayor cansancio o irritabilidad".

Organismos como la Time Use Initiative (TUI) ha celebrado en un comunicado la propuesta del Gobierno ante el Consejo de Energía de la Unión Europea para eliminar el cambio de horario estacional en 2026 ya que "está en línea con la evidencia científica que indica que lo más saludable es mantener un horario fijo", e igualmente, considera que el horario fijo que preferiblemente se debería establecer es el de invierno, ya que es "el más alineado con el horario solar".

También la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), pro su parte, proponen terminar con el cambio de hora adoptando el horario de invierno a partir de 2026 de manera definitiva y, además, cambiar su huso horario para alinearse con Portugal y Reino Unido a partir de 2026, ha explicado a EFE su presidente, César Martín.

La hora actual en la península Ibérica es la misma que la existente en Alemania y Polonia, que "no es la que le corresponde" pero se utiliza desde 1940, como "parte de una medida política" -las buenas relaciones en aquel momento entre el Tercer Reich y la España franquista- que "debía de ser temporal" y "se ha mantenido en el tiempo" por diversas razones.

2Sin embargo, por su posición geográfica respecto al meridiano de Greenwich la hora oficial de Madrid debería ser la misma que la de Londres y Lisboa, ha advertido Martín, quien apuesta por fijar el horario de invierno ya que, "más allá de las opiniones" a favor de conservar éste o el de verano, la Sociedad Española del Sueño lo recomienda como "el más beneficioso para la salud, el descanso, la productividad laboral y el rendimiento escolar". Aunque se trata sólo de una hora, la medida "altera el tiempo de exposición al sol durante el día y desequilibra el reloj interno, que tarda días en reajustarse", por lo que algunas personas sufren irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio.

La Sociedad Española del Sueño (SES) también ha respaldado la propuesta y pide que se adopte de forma "permanente" el horario de invierno (GMT+1) por ser el "más beneficioso para la salud, el rendimiento y el bienestar de la población" ya que "favorece un ritmo biológico más estable, mejora el rendimiento intelectual y reduce el riesgo de padecer trastornos cardiovasculares, obesidad, insomnio y depresión".

La evidencia científic apoya que el horario de invierno permite una "mejor sincronía entre la luz solar y las actividades diarias", facilita un "despertar más natural" y propicia "más horas de descanso", añade la SES, que cita estudios de la Universidad de Murcia.

En cambio, mantener el horario de verano (GMT+2) de forma permanente provocaría que, en algunas zonas de España, el amanecer no se produjera antes de las 9.30 horas en invierno y que el anochecer llegara hasta las 22.00 en verano. Esta desincronización entre la luz solar y el horario oficial "induce a acostarse más tarde, dormir menos y acumular una deuda crónica de sueño", advierte la SES, con consecuencias negativas sobre la productividad y la salud mental y física.

Esta sociedad científica recuerda que, aunque el cambio de hora sea de solo una hora, "afecta al reloj biológico interno", que necesita varios días para reajustarse. Durante este periodo, muchas personas experimentan "cansancio, irritabilidad, dificultad de concentración e insomnio", e incluso, según investigaciones recientes, podría existir un "aumento del riesgo de obesidad y accidentes cerebrovasculares". Por todo ello, la SES pide que este sea el "último cambio horario en España" y que se adopten medidas para "aumentar la exposición a la luz natural" en los horarios laborales y escolares.

Repercusiones en la epidemia de salud global

Los cambios de hora de primavera y otoño llevan años cuestionándose y la evidencia científica para adoptar un horario definitivo, preferentemente, el de invierno, es creciente. Un reciente estudio de la Universidad de Stanford, en EEUU que cuantifica por primera vez los efectos crónicos de la política horaria sobre la salud, y publicado en la revista PNAS sienta cátedra y respalda las declaraciones de los expertos: concluye que el cambio horario repercute negativamente en la salud pública, particularmente porque favorece la obesidad y la salud cardiovascularla mayor epidemia de salud pública de todo el planeta.

Los investigadores de este estudio pionero compararon las tres políticas horarias -horario estándar permanente (de invierno), horario de verano permanente y cambio bianual- y sus efectos en los ritmos circadianos y a la salud de la población. Realizaron modelos matemáticos basados en exposiciones lumínicas que permiten medir cuál sería el efecto de suprimir el cambio horario y adoptar un horario fijo todo el año, y concluyeron que "mantener un horario estable y alineado con la luz natural tiene beneficios claros para la salud". Las conclusiones serían extrapolables también a otros países con grandes diferencias entre el horario establecido y la luz solar como es el caso de España.

Los resultados de la investigación concluyen que si no se cambiara la hora dos veces al año habría una menor incidencia de obesidad y de accidentes cerebrovasculares y apunta que es preferible no cambiar de hora y optar por el llamado horario estándar de invierno, en el que no se retrasa la hora para tener "más horas de luz". Las simulaciones matemáticas muestran claramente que mantener el horario estándar (SDT) todo el año reduciría de forma significativa la carga sobre el sistema circadiano (cronodisrupción) y, con ello, la prevalencia de obesidad y accidentes cerebrovasculares.

"El estudio apoya la idea de abandonar los cambios de hora estacionales y optar por el horario estándar permanente (el más próximo al horario solar) como la opción más saludable para la mayoría de la población, apuntaba al hilo de este trabajo el catedrático de Fisiología y director del Laboratorio de Cronobiología en la Universidad de Murcia, Juan Antonio Madrid Pérez, en SMC España.

El beneficio sería algo menor si se adoptara el horario de verano permanente (DST), pero, en cualquier caso, ambas opciones mejorarían la salud en comparación con seguir cambiando la hora dos veces al año.

Recuerda sus efectos negativos sobre la salud del cambio horario en los días inmediatamente posteriores, hasta tal punto que todas las sociedades nacionales e internacionales de sueño y cronobiología proponen su supresión".

Mª Ángeles Bonmatí, investigadora principal en el Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria y profesora en el departamento de Anatomía Humana y Psicobiología de la Universidad de Murcia, "también recuerda que la ciencia respalda el impacto negativo inmediato del cambio de hora.

"En España, que también cuenta con el cambio bianual, estos resultados reforzarían la idea de que abolir el cambio de hora sería lo más beneficioso para la salud", agrega. Además, el número de horas de luz natural va variando a lo largo del año debido al movimiento de traslación de la Tierra alrededor del sol, independientemente del tipo de horario. En verano, aun manteniendo el horario estándar todo el año, seguiríamos teniendo más horas de luz natural que en invierno.

"Reducir la 'carga circadiana' —es decir, la desincronización entre nuestro reloj biológico y el entorno— se asocia a menos obesidad y menos ictus", apunta Mª José Martínez Madrid, fundadora y directora de la spin off de asesoría circadiana Kronohealth, investigadora en el laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia y coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la Sociedad Española de Sueño. "no solo los cambios de hora de primavera y otoño generan problemas agudos de sueño, accidentes o infartos, sino que también el horario que mantengamos de forma permanente influye en nuestra salud a largo plazo".

En España, esta discusión tiene más peso, coincide esta experta." Nuestro país vive desde hace décadas en un huso horario que no le corresponde por posición geográfica: vamos adelantados al sol alrededor de una hora. Eso favorece hábitos más vespertinos, nos acostamos más tarde y acumulamos deuda de sueño. Por tanto, aquí no basta con decidir si mantener o no los cambios de hora: también habría que apostar por el horario más saludable, que sería el que nos corresponde naturalmente -el GMT0- o al menos el GMT+1 (horario de invierno), pero no mantenernos en GMT+2 ((horario de verano), que agrava todavía más el desfase entre la luz solar y nuestros horarios sociales. El mensaje de fondo está claro: cuanto más alineados estemos con el sol, mejor para nuestra salud circadiana, metabólica y cardiovascular".

Jorge Mira Pérez, investigador del área de Electromagnetismo en el departamento de Física Aplicada de la facultad de Física de la Universidad de Santiago de Compostela, que también fue miembro de la comisión del Gobierno de España para el estudio de la reforma de la hora oficial, ofrece un punto de vista diferente.

Explica que en los países situados en latitudes donde hay estaciones, como es el de España (que coincide con la de la franja norte de los EE.UU.), el sol sale tres horas más tarde en diciembre que en junio, y se pone tres horas antes en diciembre que en junio. O sea, el día es seis horas (o más) largo en junio que en diciembre.

Por lo tanto, "no se puede ir a piñón fijo con la hora como en los países tropicales, donde la hora a la que sale y se pone el sol varía poco durante todo el año". "Si, por ejemplo, en España bloqueas la hora oficial en el horario de invierno, en los meses centrales del año te va a amanecer muy temprano, y la activación de las personas promedio se desfasará y tendrá lugar cuando el sol ya muy alto en el horizonte. Ocurre lo inverso si bloques la hora oficial en el horario de verano.

José María Martín Olalla, profesor titular del departamento de Física de la Materia Condensada de la Universidad de Sevilla también apunta que cuando se habla de las regulaciones horarias "me gusta advertir que la política del cambio estacional de la hora está relacionada con el hecho de que la jornada tipo no existe en realidad: hay una distribución de jornadas y, particularmente hay quienes madrugan y quienes no. "La cuestión es hasta qué punto esa jornada típica anual es el resultado de emplear el cambio estacional de la hora. Socialmente, un ritmo regular es muy de agradecer; fisiológicamente, un ritmo regular es también óptimo, pero esas preferencias estables interfieren con el hecho insoslayable de que, a ciertas latitudes, amanece bastante antes en verano que en invierno. Dado que la luz matinal activa la fisiología humana, quienes viven a una cierta latitud pueden ser propensos a preferir activarse más temprano en verano y más tarde en invierno".

Las dudas sobre el ahorro energético y económico*

Ricardo RubioEuropa Press

Los argumentos para adelantar el reloj en los años 70 del siglo pasado se basaban en aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación ante las restricciones de combustible ocasionadas por la crisis del petróleo, pero hoy día esta tesis no se sostiene. Esta medida se adoptó en una época muy distinta a la actual, con hábitos y patrones de vida que podrían afectar en mayor medida al consumo energético. Además, las jornadas y las rutinas de trabajo han cambiado y los horarios comerciales han ido cambiando desde entonces.

Según estimaciones oficiales del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), en España, el cambio de hora promueve el ahorro energético, aunque el último estudio al respecto data de 2015. Este estudio señala que el potencial de ahorro en iluminación podría alcanzar en torno a 300 millones de euros, el equivalente al 5% del total. De esa cantidad, 90 millones corresponde al potencial de los hogares, lo que supone un ahorro de 6 euros por hogar y 210 millones restantes se ahorrarían en los edificios sector servicios y la industria.

Sin embargo, no se ha concluido que se cumpla el supuesto ahorro en el contexto actual, ya que "los estudios de cambio horario requieren de un análisis prolongado en el tiempo para evaluar situaciones estacionales".

En cualquier caso, observan que "las nuevas exigencias de eficiencia energética en iluminación, en los sistemas de climatización y en los propios edificios, así como la progresiva introducción del autoconsumo, alteran significativamente los análisis que originalmente se utilizaban para calcular estos datos". El IDAE admite que los resultados de ese informe son difíciles de interpretar porque están influenciados por factores externos, como la meteorología o el comportamiento de los usuarios.

El informe más actual al respecto lo elaboró en 2018 la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo, el cual señala que los cambios de hora pueden producir ahorros, pero son marginales y, por tanto, no hay certeza de que los beneficios que obtengan en todos los países que lo adoptan. Añade, además, que aunque pueden producirse ahorros de energía en iluminación, por contra puede aumentar el consumo en calefacción.

En este sentido, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, recordaba este lunes tras el anuncio del Gobierno que "esas razones que daban lugar originalmente al cambio horario para reducir el consumo de energía ya no se dan en la práctica", si bien sí que tiene "una afectación para la salud" que se traducen en coste económico cuantificado en estudios como el de la London School of Economics, que cifra en 750 dólares por trabajador el impacto en la caída de su productividad derivado del impacto sobre la salud del cambio horario.



MARGA CASTILLO
21 OCT. 2025 - 10:54
https://www.expansion.com/directivos/estilo-vida/salud/2025/10/21/68f71ce8468aeb1a488b45ab.html