martes, 21 de octubre de 2025

El apagón de Amazon evidencia la fragilidad de un mundo sometido a los oligopolios

 

Imagen corporativo de Amazon Web Services (AWS)

  • La 'nube' de AWS provoca un 'apagón' de gran parte de Internet durante casi cuatro horas
  • Los damnificados por la caída del servicio abren la puerta a indemnizaciones multimillonarias 


Un revoltijo de cáscaras, yemas y claras. Basta un tropiezo con casi los huevos en la misma cesta para quedarse como un conejo deslumbrado por los faros de un coche. Algo parecido, pero a escala mundial, sucedió a primera hora de ayer, cuando la nube de Amazon Web Services (AWS) sufrió uno de los mayores apagones de su historia. Fueron apenas dos horas, mientras dormía la gran mayoría de los estadounidenses, pero fue un tiempo más que suficiente para paralizar parcialmente Internet. El mensaje que subyace es la extraordinaria debilidad de un mundo dependiente de los oligopolios tecnológicos de EEUU.

Ocurre en la nube, con AWS, Google y Microsoft repartiéndose el pastel en Occidente. Y también se replica en las plataformas de móviles como Google y Apple controlando el negocio, sin olvidarse de Microsoft en el negocio de software, Meta en redes sociales y mensajería instantánea, Google en buscadores y publicidad online y Amazon en comercio electrónico. Lo siguiente serán los jugadores de IA, con OpenIA, Perplexity y Gemini (Google) convertidos en los tres tenores. En estas circunstancias, la pregonada necesidad de la soberanía tecnológica europea vuelve a situarse entre las medidas más acuciantes del Viejo Continente. La grave dependencia de jugadores foráneos pone en riesgo hasta el suelo que pisamos. Si los gigantes digitales funcionan como se espera, todo es perfecto. Sin embargo, como alguno se distraiga medio segundo de sus funciones, el estropicio promete ser monumental.

En esos casos críticos, las miradas se dirigen al sitio de Downdetector pone nombre y apellidos a los desperfectos, con decenas de bancos, aerolíneas, firmas de medios de pago, compañías de servicios, energéticas y telecos. Sin riesgo a equivocarse, los culpables de los batacazos digitales atienden a tres letras, DNS, siglas de Domain Name System. Es decir, el sistema que identifica las direcciones IP de las webs. De esa forma se explica que el pequeño error en un coloso como AWS se convierta en un caos planetario.

El colapso global de AWS provocó un apagón de gran parte de Internet y de sus servicios digitales a primera hora de ayer. Durante casi cuatro horas, el bloqueo del gigante del cloud puso en evidencia la fragilidad de un planeta cada vez más dependiente de un puñado de grandes tecnológicas. Con costes multimillonarios e indemnizaciones incalculables en el horizonte, miles de negocios vieron bloqueada su actividad por culpa de un fallo temporal en unos de los proveedores cloud más relevantes de Occidente, con un poder de mercado solo comparable al de Google y Microsoft.

Las próximas semanas ocuparán a los bufetes de abogados y compañías de seguros pleitear con los ejércitos legales de la compañía fundada por Jeff Bezos. Por lo tanto, la subsidiaria AWS, que el año pasado aportó al grupo un total de 107.000 millones de dólares, el 17 % de los ingresos totales de Amazon, deberá hacer frente a un aluvión de querellas por perjuicios.

La denominada nube, traducción de servicios cloud, acoge las webs y las herramientas que forman parte de la vida digital de la humanidad. Eso explica que, por ejemplo, los medios de pago electrónicos- por tarjeta y bizum, entre otros- quedaron sin conexión en España durante varias horas del día de ayer, lo que exigió el pago en efectivo. Paradójicamente, al cierre de esta edición, y tras una jornada nefasta para la actividad y reputación de la empresa, los títulos se revalorizaban al cierre de esta edición el 1,38%.

Rosario de ilustres afectados

Lo mismo sucedió con webs y aplicaciones de relumbrón, empezando por la propia Amazon y Alexa, así como Prime Video y Kindle, y acabando con decenas de miles de apps de todos los tamaños, entre ellos sitios como Netflix, Snapchat, Fortnite, Venmo, Roblox o PlayStation Network. También United Airlines, Delta Air Lines, T-Mobile, Starbucks y McDonald 's. Coinbase tampoco se quedará de brazos cruzados cuando termine el peritaje de las pérdidas por la parálisis temporal en la firma de intercambio de criptomonedas.

El sistema médico estadounidense Medicare quedó temporalmente suspendido, igual que la autoridad británica aduanera HMRC. Grandes medios de comunicación como The New York Times, The Wall Street Journal y la agencia Associated Press no pudieron informar a tiempo sobre el impacto de los problemas de AWS, al verse ellas mismas maniatadas por su principal proveedor de servicios cloud.

El cortocircuito también dejó a dos velas redes sociales como Reddit, y proveedores de Inteligencia artificial como OpenAI y Perplexity. Las primeras explicaciones de Amazon se limitaron a un listado pormenorizado de incidencias, todas ellas analizadas de forma cronológica pero con tal profusión de tecnicismos que resultaron perfectamente opacos para el común de los usuarios. "La causa principal es un subsistema interno subyacente responsable de supervisar el estado de nuestros equilibradores de carga de red", afirmó la empresa. A grandes rasgos, en lenguaje sencillo, el fiasco informático consistió oficialmente en una incidencia en uno de sus grandes centros de datos situado al norte de Virginia que derivó en un incremento de las tasas de error de varios servicios de AWS. Las latencias (tiempo de respuesta de la red ante cualquier petición) se prolongaron de forma inquietante para evidenciar que las cosas no funcionaban.

Impacto en España

Como piezas de un dominó, el estornudo en la Costa Este de EEUU cruzó el Atlántico y constipó en el Viejo Continente, con España entre los países afectados. Es el caso de Aena, gestor aeroportuario que informó ayer nada más solventar la incidencia técnica que impidió a los usuarios, durante cuatro horas, pagar con tarjeta en los aparcamientos de sus aeropuertos con motivo de la caída mundial de los servidores de AWS. Hasta el grupo musical La Oreja de Van Gogh tuvo que aplazar el horario para la venta de entradas a las 16:00, cuatro horas más tarde de lo anunciado.

Sin que apenas trascendiera, también miles de comercios con terminales TPV soportados por AWS perdieron la conexión y tuvieron que realizar los cobros mediante efectivo, al no poder hacerlo con las tarjetas de crédito.

¿Ciberataque o simple fallo?

Será asunto de investigación averiguar la causa del desastre, con espacio hasta entonces a todo tipo de suposiciones. En ese entorno, Marijus Briedis, directivo de NordVPN, en declaraciones a la prensa estadounidense, restó importancia al origen del colapso, ya sea un ciberataque o un fallo no resuelto. En ambos casos, los costes resultan similares. "Se trata de un problema tanto de ciberseguridad como técnico", afirmó el experto, quien añadió que "la verdadera seguridad 'online' no solo consiste en mantener alejados a los piratas informáticos, sino también en garantizar que se pueda seguir conectado y protegido cuando los sistemas fallan".


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