sábado, 6 de diciembre de 2014

La medicina de Europa contra la japonización


El flojo crecimiento y la desaceleración de la inflación podrían hacer que los europeos teman repetir los errores de Japón. Aunque los síntomas son similares, la medicina para Europa debe ser un poco distinta, en opinión de Richard Koo, economista jefe del Instituto de Análisis de Nomura.
Para cambiar de senda, los gobiernos europeos deben pedir prestado dinero al sector privado y ampliar los estímulos fiscales, dijo el economista a The Wall Street Journal al margen de una conferencia de inversores en Tokio. Pero hay dos impedimentos para este enfoque en Europa: la elevada rentabilidad de la deuda soberana y las normas de déficit público de la UE.
Al igual que Japón en la década de 1990, Europa está ante una “recesión del balance”, indicó Koo, en alusión a un término que acuñó él en su análisis del estancamiento posterior a la burbuja de Japón. Esto se da cuando las empresas y los consumidores priorizan el ahorro --amortizando grandes cantidades de deuda-- sobre el gasto y la inversión, incluso aunque los tipos de interés estén bajos. Esto ralentiza el crecimiento y provoca mayores caídas de los precios.
La cura pasa por que los gobiernos aumenten el dinero que piden prestado al sector privado e introduzcan estímulos fiscales. Aunque este enfoque cargó a Japón con una deuda más de dos veces mayor que el tamaño de su PIB, los estímulos de los 90 apoyaron el crecimiento. (Koo sostiene que la actual política monetaria de Japón, por su parte, depende demasiado de la relajación monetaria para estimular la demanda).
Hasta que los gobiernos europeos sigan este ejemplo, sus economías no se recuperarán. En Europa, los ahorros del sector privado son aún mayores que los déficit públicos. En Italia, por ejemplo, los ahorros del sector privado equivalían al 6,72% del PIB nominal en el segundo trimestre, mientras que en 2013 el déficit público era tan sólo del 2,8% del PIB nominal.
“En realidad, no hay motivo para que deban pasar una crisis fiscal. Tienen cantidad de ahorros con los que financiar sus déficit públicos”, dijo Koo.
El primer problema es que las rentabilidades de la deuda soberana de algunos países europeos son demasiado altas. Los inversores institucionales de países como Japón o Estados Unidos, temerosos del riesgo en las divisas, optan a menudo por la deuda soberana. La elevada demanda mantiene bajas las rentabilidades, sea cual sea la cantidad de crédito que pida el Estado.
Eso no ocurre en las economías de la eurozona. “Si eres un gestor de fondos español, ¿tienes que comprar deuda soberana española? No”, comentó Koo. Como no hay gran cantidad de compradores, el Estado español se ve obligado a la consolidación fiscal, lo cual no hace sino empeorar las cosas, aseguró.
¿La solución de Koo? Calcular los bonos utilizando distintos tipos de riesgo para animar a los inversores a hacerse con deuda soberana de sus propios países. Eso mantiene bajas las rentabilidades y permite a los gobiernos pedir más dinero prestado.
En segundo lugar, el Tratado de la Unión Europea, también llamado Tratado de Maastricht, incluye normas estrictas para el déficit público. Pero esas normas hacen más mal que bien cuando hay una recesión del balance, aseguró Koo.
“Cuando tienes este tipo de recesión tan inusual, debería haber una provisión en el Tratado de Maastricht para que si se certifica que un país está en recesión del balance”, se le “permita tener un mayor déficit público”, concluyó.
jueves, 4 de diciembre de 2014 11:51 EDT
http://lat.wsj.com/articles/SB11086996025538033553004580316963170584660?tesla=y&mg=reno64-wsj&url=http://online.wsj.com/article/SB11086996025538033553004580316963170584660.html

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