viernes, 9 de marzo de 2018

¿Por qué no consigues adelgazar?



Te pasas la vida a dieta y te pegas unas palizas en el gimnasio que dejan destrozado pero no consigues adelgazar. No te vuelvas loco. Tu caso no es único. Puede que, quizás, estés cometiendo alguno de estos errores. ¡Toma nota!

Comes mal

Por un día no pasa nada pero, si detrás viene otro, la cosa se nos va de las manos. Alimentos procesados, grasas malas (mantequilla, embutidos o aceite de palma), azúcares, harinas refinadas, etc dejarán rastro en tu anatomía, por dentro y por fuera. Ya sabes: un instante de placer en la boca se convierte en una eternidad en sus michelines. ¡Elige bien!

Te estás haciendo mayor (asúmelo)

Al cumplir años, nuestro sistema metabólico va cambiando. Nuestro organismo necesita menos calorías para funcionar y las que le sobran se acumulan en los depósitos en forma de grasa. Mermados por el paso del tiempo (y de actividad), los músculos se ven sin fuerzas para ayudar a seguir quemando como antaño. A todo esto, hay que sumarle otros factores como la ralentización de la producción de hormonas. ¿Solución? Come bien (otra vez, sí) y mete más tonificación a tus sesiones de entrenamiento para potenciar tu masa muscular.

Entrenas a lo loco

Matarse a hacer abdominales no es la solución. Tampoco torturarse con eternas sesiones de ejercicio cardiovascular que acabarán con nuestra moral y nuestras articulaciones. Si realmente pretendemos perder grasa localizada tenemos que ponernos en manos de profesionales que nos diseñen un plan a nuestra medida, racional y flexible.

No duermes lo suficiente

Cuanto menos durmamos, más engordaremos. Eso es lo que han demostrado diversos estudios como el realizado en 2004 por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) en el que se puso de relieve que, con la falta de descanso se incrementan los niveles de la hormona que dispara el hambre la grelina, mientras disminuye los de la que nos hace sentir saciados, la leptina.

Estás de los nervios

Para compensar el estrés, liberamos una hormona llamada cortisol que, resumiendo mucho, lo que hace es aumentar los niveles de azúcar en sangre y está directamente relacionado con un aumento de la producción de grasa en la zona abdominal. Así que...¡relájate!

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