- Afecta a 1 de cada 50 personas y es uno de los problemas psicológicos más ocultado por quienes lo padecen
El pensamiento obsesivo es un viejo amigo del ser humano. Especialmente del ser humano adulto. Los animales y los niños tienen la suerte de carecer de él (o mucho menos, en el caso de los niños).
¿En qué consiste? En quedarse enganchado con una idea, normalmente una preocupación, y no poder sacársela de encima, lo que provoca un sufrimiento innecesario.
Todos hemos sufrido ese mal rollo alguna vez. Por ejemplo, cuando te hacen una mala jugada y “ya te han fastidiado la tarde”: te pasas todo el tiempo pensando en el tema, de mal humor. Desearías dejar de pensar en eso ya: no hay nada que hacer en ese momento para solucionar el tema, pero éste está “erre que erre” en la cabeza.
O cuando decides comprarte el piso de tu sueños. Tienes que firmar la hipoteca en dos días y no paras de pensar en ello: “¿Hago bien o no?”. Ya has tomado la decisión pero tu mente quiere revisarla una y otra vez. “¡Oh, no! Basta ya; quiero pasar página, pero no puedo”.
Hay personas que sufren de más “pensamiento obsesivo” que los demás. Se quedan especialmente “rallados” y, además, se trata de preocupaciones absurdas. Ellos lo saben, pero no pueden evitarlo. Por ejemplo, un clásico de ello es: “¿Y si soy homosexual?”. O: “¿Seré capaz de cometer una acto deshonesto, prohibido o un delito grave?”.
El pensamiento obsesivo parece raro, pero no lo es tanto. Para empezar lo tienen 1 de cada 50 personas. Y, por otro lado, como decía: todos lo tenemos en alguna medida. Pero sí es el problema psicológico más ocultado por quienes lo padecen. Da mucho corte confesar que uno tiene algo que parece tan raro y feo.
Las causas
El pensamiento obsesivo se produce por una combinación de razones:
a) La manía exagerada de predecir del ser humano. De querer demasiada seguridad de que mañana no pasará una desgracia. De controlar lo incontrolable.
b) De la baja tolerancia a la ansiedad. Ante cierta idea que causa nervios, tener la necesidad de aplacarla como sea: ¡ya!
c) La terribilitis: la creencia de que cualquier adversidad es “terrible”, el fin del mundo, la guerra nuclear.
Hay más razones que complican el pensamiento obsesivo como el pensamiento supersticioso, la excesiva vergüenza, el miedo al ridículo, etc. Pero los tres principales impulsores son los mencionados arriba.
Las soluciones
Algunos mensajes fundamentales para la persona con pensamiento obsesivo:
-Se cura al 100% sin necesidad de fármacos.
- El tratamiento pasa por aprender a tolerar la ansiedad y así, acostumbrarse a ella y reducirla.
-Aprender a tolerar la incertidumbre.
-Dejar de darle importancia a chorradas (y casi todos los problemas lo son).
-Dejar de querer tener una imagen personal impoluta (ser dulcemente gamberro).
- Aprender a dejar pasar los pensamientos inservibles en general.
Y, como siempre, meternos en la cabeza que “Nada es tan terrible”.
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