domingo, 15 de julio de 2018

Corea del Sur, ¿el primer país en peligro de extinción?

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Vista de Seúl, capital de Corea del Sur. Imagen: Dreams.


  • El último superviviente de Seúl nacería en 2505
  • Corea del Sur es el segundo país con jornadas laborales más largas

Suena exagerado pero, en realidad, no lo es. Corea del Sur, el país con la tasa de natalidad más baja del mundo, podría convertirse también en la primera nación en despoblarse hasta su extinción si la tendencia no se revierte, según llevan apuntando varios estudios y proyecciones oficiales de organismos oficiales.
Hace tres años, un informe solicitado por el partido Nueva Alianza Política para la Democracia ofreció una simulación demográfica de cómo se desarrollaría el país de continuar con una tasa de natalidad de 1,19 hijos por mujer en edad fértil. La conclusión fue demoledora: los surcoreanos quedarían extintos en el año 2750. La proyección concretaba aún más. De los 50 millones de personas que actualmente configuran el país, en 2056 la cifra caería hasta 40 millones, y ésta se reduciría a la mitad para el curso de 2100, una población similar a la que habitaba Corea del Sur en 1930, coincidiendo con la ocupación japonesa.
El último superviviente de Busan nacería en el año 2413, y el último de Seúl, en 2505

El estudio avanza en la línea temporal, y advierte de que en el año 2200 ya sólo quedarán tres millones de surcoreanos, que quedarán diezmados hasta el millón de personas en 2256. A partir de ahí, la extinción total se efectuaría a lo largo de otros 500 años, siendo la ciudad portuaria de Busan la primera que quedaría vacía. La proyección hila aún más fino: el último superviviente de Busan nacería en el año 2413, y el último de Seúl, en 2505.
David Coleman, investigador especializado en demografía de la Universidad de Oxford ya había advertido en 2006 de que los datos de natalidad de Corea del Sur eran tan preocupantes que el país podía convertirse en el primero en extinguirse del mundo.

Campañas erróneas
Desde entonces, el país se ha gastado millones en campañas para promocionar la maternidad, pero los datos siguen imponiéndose año tras año. En 2017, los nacimientos no superaron los 400.000 por primera vez en su historia desde que hay registros demográficos. Para 2018, se espera que el número de bebés nacidos no alcance los 344.000, y que el porcentaje que relaciona a los hijos por mujer fértil caiga hasta el 1,05, marcando otro récord negativo. En la década de los 80, el crecimiento del país provocó un baby boomque se tradujo en 800.000 nacimientos anuales.
Un estudio publicado por la Universidad Nacional de Seúl ante la alarma que han provocado los datos de los últimos meses -que vienen a confirmar la tendencia de batacazo de la natalidad-, ha introducido una nueva clave, relacionando la tasa de nacimientos con la de matrimonios. Si el número de matrimonios desciende, al año siguiente también lo hará la tasa de natalidad, según esta investigación. Los motivos anidan en los aspectos económicos, pero, igualmente, aumenta la proporción de mujeres casadas que renuncia a tener hijos, en concreto, una de cada diez, según el Instituto de Estadística surcoreano. Además, cada vez son más casadas las que se plantan en un solo descendiente, hasta el 18,5% de ellas.
En la veintena, aproximadamente el 70% de las surcoreanas trabaja, frente al 60% de los hombres de la misma edad. Sin embargo, en la treintena, el empleo en mujeres cae hasta el 55%

La rebelión de las surcoreanas se ha bautizado como "huelga de maternidad", y las cifras reflejan que el asunto no huele a efímero: sólo el 68% de las universitarias contempla casarse, frente al 80% de sus compañeros varones. En la conservadora sociedad de Corea del Sur, el matrimonio funciona como paso imprescindible para plantearse formar una familia. Resulta revelador asimismo que, en la veintena, aproximadamente el 70% de las surcoreanas trabaja, frente al 60% de los hombres de la misma edad. Sin embargo, en la treintena, el empleo en mujeres cae hasta el 55%, abriendo un precipicio con respecto al 90% de los varones trabajadores.
En base a esto, el Gobierno de Seúl se ha gastado millones en lanzar un único mensaje a las mujeres surcoreanas, animándolas a que se casen y se reproduzcan. Estas campañas han sido muy criticadas, una vez probada su ineficacia, debido a que aborda la cuestión desde su capa más superficial. ¿Por qué no quieren casarse ni tener hijos las mujeres de una sociedad con una arraigada tradición?

La tradición ahoga la modernidad

Según Chung Hyun-back, actual ministra de Familia y exprofesora de Historia en la Universidad de Seúl, las mujeres interesadas en desarrollar una carrera profesional están prácticamente obligadas a renunciar a las bodas y la crianza. La tesis suena familiar en Europa, y especialmente en España, donde la caída de la natalidad y el retraso en la edad de la maternidad primeriza viene respaldada porque ellas desarrollan nuevos planes de vida centrados en el trabajo.
"Durante años, hemos obviado la causa de este problema: la enorme desigualdad de género en nuestro país y las jornadas laborales inhumanas"

En el caso específico de Corea del Sur, la cosa se complica, ya que sus mujeres están avanzando más rápido que las leyes, costumbres y la mentalidad conservadora de su comunidad. "Durante años, hemos obviado la causa de este problema: la enorme desigualdad de género en nuestro país y las jornadas laborales inhumanas", apunta Chung en The Japan Times. No en vano, Corea del Sur es el segundo país con jornadas de trabajo más largas dentro de las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), lo que hace prácticamente imposible conciliar la carrera profesional con la crianza de un hijo. Máxime, cuando el cuidado de los menores corresponde únicamente a las mujeres. El país también aparece el último en las clasificaciones de la OCDE relativas a la brecha salarial por género y a la presencia femenina en puestos de dirección.

Amortizado el fracaso de las campañas estatales centradas en fomentar que las mujeres se casen y procreen sin medidas que abonen ese campo, el actual presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in se ha comprometido a reducir las jornadas laborales, aplicar cuotas para la entrada de mujeres en altos cargos en compañías y agencias estatales y financiar permisos de paternidad para que los padres se involucren también en la crianza de los menores. Su ministra de Familia lo tiene claro, y concluye que el futuro del país dependerá de su capacidad de romper sus usos sociales.

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