'Selfie' contra los rascacielos de Hong Kong. FOTOS: ROBERTO IVÁN CANO
Un país, dos sistemas' y mil sorpresas son las que depara la ex colonia británica. Un paraíso gourmet con un skyline de locos y pasión desbocada por el lujo y el dinero. Repasamos lo que hay que ver y hacer sí o sí en la ciudad china
1. La comida callejera
Ante la duda, hay que ir donde haya cola. Para el forastero, las hileras de hongkoneses son una buena pista de los mejores dai pai dong o puestos de comida callejera: rollitos de fideos de arroz, bolas de pescado al curry, waffles abombados como una huevera y panecillos en forma de piña atraen con sus aromas a la clientela. Algo más foodie hay que ser para enloquecer con el popular stinky tofu o tofu apestoso cuya fragancia inunda también las calles de este paraíso gourmet donde viven hombro con hombre siete millones de almas. Aunque si hablamos de comer, en Hong Kong hay que hablar del dim sum. Los dumplings al vapor rellenos que se sirven con té son el reclamo local tanto de modestos restaurantes como de los de estrella Michelin.
2. Los rascacielos y el feng shui
Esta es la ciudad con mayor densidad de rascacielos del planeta: más de mil agujas que se construyen con asombrosos andamios de bambú. Los más altos son el International Commerce Centre y el International Finance Centre, que se miran el uno al otro a través del puerto, pero el más interesante es la sede de HSBC, una de las instituciones hongkonesas con más solera. Fue el edificio fue el más caro jamás construido (1.000 millones de dólares) cuando fue completado en 1985 y se hizo siguiendo estrictamete los principios del feng shui. Merece la pena pasearse por su planta baja (por donde fluye la energía positiva) e incluso subir sus escaleras mecánicas para cambiar divisas o simplemente pulsar brevemente la vida en Central, el corazón empresarial de la isla de Hong Kong.
3. Escaleras mecánicas de récord
Paseando por Central se percibe enseguida cómo la ciudad se encarama en la montaña. Tanto que sus habitantes utilizan a diario las escaleras mecánicas cubiertas más largas del mundo: 800 metros de escaleras serpenteantes que salvan un desnivel de 135 metros. Entre las 6 y las 10 de la mañana van hacia abajo, mientras que el resto del día facilitan el paseo hacia las zonas altas como Hollywood Road y más allá. Las usan unas 85.000 personas a diario. Casi nada. Para el visitante son una oportunidad única de mezclarse con el paisanaje.
4. Bares y templos en Hollywood rd
Esta última calle es esencial, no ya porque aquí se izó por primera vez la Union Jack británica en 1941 tras derrotar a China en la Guerra de Opio. También porque está abarrotada de direcciones interesantes. Al este se tropieza con los carismáticos locales de Lan Kwai Fong (LKF), ideal para los amantes de los cócteles y el ocio nocturno. Al oeste despliega sus encantos el Soho, lleno de galerías de arte y anticuarios. Sin olvidar uno de los templos más antiguos de la ciudad, el Man Mo, construido por mercaderes chinos a mediados del XIX y siempre abarrotado de fieles que encienden incienso y realizan ofrendas a los dioses. Curiosa resulta también Cat Street, una calle peatonal repleta de puestos de bisutería y monedas viejas que hará las delicias de los buscadores de tesoros.
5. Templos del 'shopping'
Es fácil acordarnos de Londres en el distrito central porque, junto a las sedes de los grandes bancos, aparecen los escaparates de grandes almacenes, como Marks and Spencer y Harvey Nichols. En los alrededores de Queens Road tampoco faltan las grandes casas de lujo americanas y europeas, y restaurantes de postín como la tradicional tetería Lin Heung Tea House o el sofisticado Mott 32. Para un shopping sin marcas de por medio, nada como el PMQ, la antigua casa cuartel rehabilitada que hoy reúne más de cien estudios de diseño y atractivas tiendas de artesanía. Nada es barato.
6. El 'skyline' desde del Star Ferry
Una vez recorrido Central, para volver a la zona peninsular es imprescindible tomar el Star Ferry. No es que no haya puentes para cruzar Victoria Harbour, sino que desde estas legendarias embarcaciones se obtiene la imponente vista de todo el skyline. De dos pisos y con aire acondicionado, recrean los ferries que transitaban estas aguas en los años 20 del siglo pasado. El trayecto dura escasos diez minutos. Al otro lado espera el animado barrio de Tsim Sha Tsui, otro de los más cosmopolitas de la ciudad.
7. Los contrastes de Nathan rd
La arteria principal de Kowloon es también la llamada milla de oro hongkonesa: casi cuatro kilómetros llenos de centros comerciales, tiendas (son famosos sus sastrerías, donde te hacen un traje a medida en 24 horas), cafés, restaurantes y legión de turistas. También muchos contrastes porque junto a hoteles megalujoso como el Peninsula, encontramos el emblemático edificio Chungking Mansions, con los hostales más baratos de la ciudad. Muchos de sus rascacielos esconden terrazas con grandes vistas de la Sinfonía de Luces, el espectáculos de luces y música que se proyecta sobre los rascacielos de la isla de Hong Kong, al otro lado del puerto. El Eye Bar, en un piso 30, es uno de ellos.
8. La magia de Temple street
Cuando avanzan las horas, las opciones para los más comprones se multiplican en los tenderetes de Temple Street. En este mercado nocturno se vende todo lo imaginable. Desde electrónica, ropa, jade y relojes hasta los objetos más geniales... Todo bastante kitsch. En medio del mercado, los adivinos ofrecen sus predicciones (en inglés, también, por supuesto) y si se indaga un poco no andará lejos un amateur que canta la tradicional ópera cantonesa. El espectáculo de Temple St. se repite todas las noches entre 6 y las 11.
9. Perderse en Kowloon
Para huir de los turistas, eso sí, lo mejor es adentrarse en Hum Hong, más al oeste. Muy cerca del antigua aeropuerto, los edificios no podían superar cierta altura, así que está todo construido a una escala más humana. Es el barrio donde está el primer cine que tuvo Hong Kong. Un lugar lleno de puestos de comida callejera, templos auténticos, tiendas defichas de mahjong y locales donde una mujer lleva vendiendo lo mismo durante los últimos 40 años. Pero también donde vemos que la ciudad se renueva. No hay más que ver el moderno hotel Kerry con un puntero espacio para coworking.
10. El funicular al pico Victoria
Uno de los aspectos más fascinantes de la ciudad es que está rodeada de una auténtica jungla verde que permite un sinfín de excursiones en plena naturaleza. Para comprobarlo hay que subir al pico Victoria, a 552 metros de altitud, el punto más alto de la isla de Hong Kong. La forma más trepidante de llegar es con el Peak Tram, el funicular más empinado del mundo y el más antiguo de Asia. Una vez arriba, hay rutas de senderismo para todos los niveles que se esconden por los frondosos bosques.
MARTA GONZÁLEZ-HONTORIA
China
21 JUL. 2018 02:45
http://www.elmundo.es/viajes/asia/2018/07/21/5b437b0b46163ffc718b45b1.html
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