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El Confidencial
30/12/2020 - 12:53 Actualizado: 30/12/2020 - 12:53
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Google se llevó entre 2016 y 2018 beneficios al paraíso fiscal de las Islas Bermudas por un importe de 40.957 millones de dólares (34.000 millones de euros) sin tributar nada. La empresa reconoce de hecho en sus cuentas que no pagó impuesto de sociedades ya que "la tasa impositiva en Bermudas es del 0%".
Google Ireland Holding Unlimited Company, que tiene su sede en las islas y que opera como matriz de todo el entramado societario, registró en 2018, el último año con cuentas disponibles, unos ingresos de 22.300 millones de dólares (18.300 millones de euros) por el cobro de servicios a sus distintas filiales, un 15% más que un año antes. Sus ganancias netas durante ese ejercicio fueron de 15.517 millones de dólares (12.731 millones de euros).
Todo eso, sin embargo, cambiará a partir de ahora porque, según explica el grupo, a 31 de diciembre de 2019, "hemos simplificado la estructura de nuestra entidad legal corporativa y ahora licenciamos los derechos intelectuales desde EEUU, en lugar de hacerlo como hasta ahora desde Bermudas, lo que afectará nuestra distribución geográfica de ganancias".
En la documentación publicada en el Registro Mercantil de Dublín, figura que Google Ireland Holding no cuelga directamente de la matriz estadounidense Alphabet, sino de dos sociedades ubicadas en el paraíso fiscal de Bermudas. En concreto, el 99% está en manos de Google Bermudas Limited y el 1% en las de Google Bermudas Unlimited Company.
Al margen de las islas ubicadas en el Atlántico norte, Irlanda se ha consolidado también como una de las claves en la rentabilidad de Google. El buscador declaró el año pasado en dicho país una facturación de 45.684 millones de euros, lo que supone tercio de todo su negocio a nivel mundial, al contabilizar no solo los ingresos registrados en Europa, sino también en Oriente Medio y África.
Pese a ello, y según consta en el Registro Mercantil irlandés, el holding Google Ireland Limited pagó a la Hacienda local tan solo 263,2 millones de euros en concepto de impuesto de Sociedad. Es una cifra ligeramente por debajo, además, de los 272 millones que había pagado un año antes.
Alphabet, la empresa matriz del buscador, registró el año pasado unos ingresos totales de 161.857 millones de dólares (146.398 millones de euros), lo que supone un aumento en torno al 18,3% respecto al año anterior. En 2019, la irlandés Google Ireland Limited aumentó sus ingresos en una proporción algo mayor, un 20%, y alcanzó un resultado operativo de 1.935 millones de euros después de contabilizar gastos de explotación de 14.252 millones y costes administrativos de 29.739 millones, teniendo en cuenta los pagos por los derechos de propiedad intelectual hechos a la matriz de Bermudas.
Fuentes de la Agencia Tributaria han explicado en más de una ocasión de que las tecnológicas usan los gastos para enviar sus ingresos a países con baja tributación (pagar a la matriz por la marca, los productos, la tecnología, derechos intelectuales) y así minorar el beneficio que registran en el país donde está ubicada la sede social.
En este caso, Google registra unos gastos de más de 43.900 millones de euros, lo que implica el 96% de sus ingresos. El buscador factura directamente en Irlanda los ingresos por la publicidad que vende en los distintos países en los que opera. En España, la multinacional norteamericana tiene Google Spain, filial que se dedica a dar servicios comerciales de soporte y de marketing. Google Ireland Limited, que la que factura la publicidad y luego paga a la firma de Bermudas por el uso de los derechos intelectuales, pagó a la firma española 101 millones de euros en 2018 por la prestación de servicios de intermediación, lo que supone el 97% de su facturación total. El resto se lo pagó Google LLC.
La filial española registró un resultado de explotación de 27 millones en 2018 y un beneficio neto de 20 millones tras pagar 6,8 millones en impuesto de sociedades (últimos datos disponibles). El gigante tecnológico acapara el grueso de los ingresos por publicidad online en nuestro país que, según los datos de Infoadex, movió mas de 1.500 millones entre enero y septiembre. Así, la cotizada genera un negocio muy superior a los 100 millones de euros por el que no cotiza.
Pero Google no es la única tecnológica que utiliza Irlanda para centralizar su negocio europeo por su baja tributación y su facilidad para sacar los ingresos. Facebook utiliza el mismo sistema para facturar la publicidad en la isla del trébol y Apple lleva allí los ingresos por la venta de los móviles y tabletas.
El año 2020 ha dejado una ristra de indicadores económicos que han batido récords de las últimas décadas: caídas del PIB, grandes déficits públicos, desplome de horas trabajadas, deuda pública... Ahora, todo el mundo tiene puestas grandes esperanzas en 2021, gracias a unas vacunas contra el covid-19 que ya han comenzado a aplicarse. Los indicadores económicos del próximo año no darán grandísimos titulares, pero sí podrían marcar el comienzo de la recuperación y revelar algunas de las tendencias que dominarán la economía en los próximos años.
Ángel Talavera, director de Oxford Economics para Europa, cree que la recuperación estará marcada por un crecimiento desigual entre países, el apoyo fiscal de los gobiernos a la economía, una industria que seguirá haciéndolo mejor que los servicios y una inflación que comenzará a repuntar a mediados de año.
-Un crecimiento sólido. "La Eurozona experimentará el crecimiento más fuerte de su historia. Por supuesto, las tasas de crecimiento anual se verán favorecidas por las grandes contracciones de la actividad en 2020... Aún así, la magnitud del choque ha sido tal que no esperamos que el PIB de la Eurozona regrese a su nivel anterior a la crisis hasta principios de 2022, y la velocidad de recuperación variará significativamente entre las economías", destaca Talavera.
La recuperación de los niveles de PIB previos al covid dependerá de los estímulos fiscales (según el margen que tenga cada país), de las diferentes estructuras productivas de los países, de la funcionalidad del mercado laboral o de lo rápido que se logre alcanzar la inmunidad de rebaño en cada economía. Alemania, Países Bajos y Finlandia recuperarán todo el PIB perdido a finales de 2021, según las previsiones de Oxford Economics. "En el otro extremo del espectro, esperamos que la recuperación de España se posponga hasta 2022, ya que el daño al turismo y el impacto en el gasto social ha sido enorme".
Talavera cree que si se logra distribuir la vacuna de forma masiva antes del verano esto "marcaría una gran diferencia para el turismo en países como España, Grecia y Portugal, y podría representar suponer un alza sobre sus perspectivas de crecimiento". En el lado opuesto están los que prevén que la economía nacional no se recuperará, al menos, hasta 2024. Los cambios en los patrones de consumo, muchas empresas al borde de la quiebra y un sistema productivo con una fuerte orientación a las ramas del sector servicios de menor valor añadido pueden lastrar la recuperación económica de España.
-Política fiscal expansiva. "La política fiscal es el segundo pilar del que dependen las perspectivas de recuperación. Uno de los pocos resultados positivos de la crisis del coronavirus es la evidencia de que los políticos han aprendido de los errores pasados... Esto es particularmente crítico para Europa, que fue el modelo de la austeridad injustificada tras las crisis de 2008-2009 y 2012, que contribuyeron a una recuperación más lenta".
Este apoyo fiscal está impidiendo que la renta de los hogares caiga de forma drástica y que muchas empresas echen el cierre. Sin embargo, está llevando los niveles de deuda pública a niveles no vistos en décadas, o en el caso de España desde principios del siglo pasado. No obstante, "a pesar del repunte de los niveles de deuda este año, la política fiscal expansiva no debería plantear riesgos en el corto plazo gracias a la política monetaria marcada por el Banco Central Europeo. La postura política del banco central garantiza que los costes del servicio de la deuda se mantengan bajos durante un período sostenido dado su compromiso de mantener bajos los tipos", sentencia Talavera.
Estas políticas podrían estar mostrando el comienzo de una tendencia para los próximos años: una política monetaria muy expansiva junto a un mayor peso del gasto público en las economías. Los tipos bajos o negativos parecen haber llegado para quedarse, mientras que el gasto público que está amortiguando el golpe de la crisis podría permanecer en niveles más elevados durante los próximos años para impulsar la reconversión de las economías. Por otro lado, quizá algunos gobiernos tengan dificultades para retirar de forma total las vastas redes de protección social que han desplegado durante la crisis.
-La industria, mejor que los servicios. "A nivel sectorial, esperamos que el sector manufacturero siga siendo más resistente que los servicios a corto plazo. Hay razones obvias para este rendimiento relativo superior en el contexto de las restricciones impuestas para contener la segunda ola de infecciones. El sector de los servicios es mucho más intensivo en contacto humano, mientras que el distanciamiento social es más fácil en la industria. Además, dado que el cierre de fábricas causa un gran daño económico, los políticos han optado por restricciones mucho más específicas que durante la primavera, lo que ha resultado en un sector industrial que parece relativamente indemne durante la segunda ola de la pandemia", destaca el informe de Oxford Economics.
Sin embargo, esto es algo puramente cíclico (la industria lleva años perdiendo peso). Los servicios irán ganando fuerza en la zona euro como venían haciéndolo antes del covid. Aunque sean unos servicios digitalizados. "De cara al 2022, esperamos que los servicios recuperen su papel como principal motor de crecimiento. En parte, esto se debe a un regreso a los patrones anteriores a la crisis, donde es probable que los hogares gasten más en servicios que no estaban disponibles o estaban restringidos durante la pandemia, especialmente en países donde el sector turístico representa una mayor proporción de la economía".
-La vuelta de la inflación para 2021. Otro tema importante será la vuelta de la inflación el próximo año, aunque habrá que esperar varios meses. El BCE sigue vaticinando una inflación negativa durante la primera parte del año, pero después una combinación de factores (petróleo, recuperación, gasto público, fin de la bajada del IVA en Alemania...) elevará los precios de nuevo en la zona euro.
"Aunque el impacto de la pandemia ha sido claramente desinflacionario, algunos factores han ayudado a deprimir los precios aún más este año, llevando la inflación de la Eurozona a territorio negativo en los últimos meses. Los precios de la energía han restado casi un punto porcentual de la inflación general en 2020, mientras que el recorte en el IVA alemán y el colapso de los precios del turismo han contribuido a deprimir aún más la inflación. A medida que algunos de estos factores se desvanezcan, esperamos que los precios al consumidor de la Eurozona aumenten rápidamente hasta alrededor del 1,5% a mediados de 2021".
No obstante, el economista de Oxford Economics cree que "este aumento será transitorio y los precios deberían volver a caer en 2022, por lo que no creemos que la perspectiva de una inflación baja persistente haya cambiado sustancialmente. Esto significa que la postura política del BCE de tipos bajos durante más tiempo sigue siendo el escenario base y no esperamos que las tipos de interés aumenten hasta al menos 2024".
China superará a Estados Unidos como la mayor economía del mundo en 2028, cinco años antes de lo previsto, según anticipan las última proyecciones del Centro de Investigación de Economía y Negocios (CEBR, por sus siglas en inglés). La recuperación tras el azote de la pandemia, que acumula ya 19,4 millones de casos y 333.326 muertes a este lado del Atlántico se ha convertido en el catalizador que acelerará el ascenso del gigante asiático.
"Durante algún tiempo, un tema general de la economía mundial ha sido la lucha económica y de poder entre los Estados Unidos y China", señaló el CEBR en su informe anual publicado el pasado fin de semana. "La pandemia del COVID-19 y las correspondientes consecuencias económicas han inclinado esta rivalidad a favor de China", justificó el documento.
De esta forma, los expertos del CEBR consideran que el "hábil manejo de la pandemia" por parte de China, caracterizado por sus estrictos y anticipados confinamientos, frente a la debacle en el crecimiento a largo plazo en Occidente harán que el desempeño económico del país asiático mejore sustancialmente.
Así, China parece estar preparada para registrar un crecimiento medio del 5,7% anual entre 2021 y 2025 antes de moderarse hasta el 4,5% anual entre 2026 y 2030. Por su parte, EEUU experimentará un fuerte repunte el próximo año pero su avance se reducirá hasta el 1,9% anual entre 2022 y 2024. A partir de entonces, su expansión continuará desinflándose hasta el 1,6%.
Paralelamente, Japón seguirá manteniendo su puesto como la tercera economía más grande del mundo hasta principios de 2030, cuando será superada por la India, lo que a su vez hará descender a Alemania del cuarto al quinto lugar. El Reino Unido, actualmente la quinta economía más grande según los cálculos del CEBR, caerá al sexto lugar a partir de 2024.
Sin embargo, aunque el país sufra el próximo año la resaca tanto de la pandemia como de su salida de la Unión Europea, se espera que el PIB británico en dólares sea un 23% más grande que el de Francia en 2035, ayudado por su liderazgo en la cada vez más importante economía digital.
Europa representa el 19% de la producción de las 10 principales economías mundiales en 2020, pero esa cifra descenderá al 12% en 2035, o menos si se produce una división más profunda entre la UE y Gran Bretaña. El CEBR también avisa que el impacto de la pandemia en la economía mundial probablemente se manifestará en una mayor inflación, no en un crecimiento más lento.
No ha habido un año como 2020. El coronavirus infectó a más de 67 millones de personas, afectó a 80% de los puestos de trabajo y confinó a miles de millones de personas.
Es tentador imaginar cuán diferente pudo haber sido el año sin la pandemia. ¿Cuánto tiempo extra hubiéramos pasado con nuestros seres queridos? ¿Cuáles cumpleaños, bodas y celebraciones no nos hubiésemos perdido?
Y aunque la crisis nos afectó a todos personalmente, también le dio forma a varios acontecimientos noticiosos en todo el mundo, los cuales han tenido repercusiones en millones de personas.
Te presentamos cuatro acontecimientos políticos, de cuatro continentes, que fueron alterados por la pandemia.
La elección presidencial estaba destinada a ser muy diferente. Debió haber habido manifestaciones estridentes y viajes ajetreados a lo largo de la campaña.debate presidencial entre los dos candidatos.
En cambio, la pandemia significó que los mítines en persona se retrasaran. Por ejemplo, Joe Biden aceptó la nominación demócrata en un salón casi vacío.
Varios asistentes a un evento de la Casa Blanca se contagiaron con el nuevo virus, mientras que el propio presidente, Donald Trump, fue trasladado al hospital después de dar positivo.
Los expertos creen que hay varias razones por las que Trump perdió, pero su manejo de la pandemia fue uno de los factores más determinantes.
"Está claro que el impacto de la pandemia afectó considerablemente a Trump", dice Alan Abramowitz, profesor de ciencias políticas en Emory College. Trump no introdujo medidas adecuadas y "hasta cierto punto desalentó" las directrices de salud pública como el distanciamiento social y el uso de mascarillas, indica.
Y eso desanimó a un número suficiente de votantes en los estados indecisos como para inclinar la balanza a favor de Biden.
Irónicamente, añade el profesor Abramowitz, la gente suele apoyar al presidente en una crisis. "Si Trump hubiera abordado la pandemia con seriedad y eficacia, creo que habría ganado las elecciones con bastante facilidad".
La pandemia también provocó una recesión económica, que generalmente perjudica a los presidentes en ejercicio.
Allan Lichtman, un historiador que ideó un sistema de "13 claves" con el que ha predicho correctamente cada contienda presidencial en Estados Unidos desde 1984, le atribuyó, en agosto, el triunfo de las elecciones de noviembre a Biden.
Entre varios factores que tomó en cuenta estaba la economía a corto y largo plazo.
"Fue la respuesta fallida de Trump a la pandemia lo que terminó en su derrota", dice Lichtman, profesor de historia en la American University, en Washington. Trump restó importancia a la pandemia y, por lo tanto, no logró contener las infecciones rápidamente, lo que "le costó la clave económica a corto plazo y la clave económica a largo plazo".
La pandemia también hizo que el Partido Demócrata impulsara la mayor parte de su campaña por internet, lo que también pudo haber ayudado a su candidato.
"Biden es famoso por meter la pata y decir cosas inapropiadas", dice Miles Coleman, editor asociado de Crystal Ball de Sabato, un boletín de análisis político de la Universidad de Virginia.
La pandemia significó que Biden adoptara un perfil más bajo y que la elección se convirtiera en "solo un voto a favor o en contra de Trump", en lugar de "una elección entre dos candidatos".
Sin embargo, agrega Coleman, el hecho de que los republicanos continuaran con las campañas tradicionales en persona también repercutió en que "Trump ganara entre los votantes no blancos en áreas rurales, donde la gente no siempre tiene la mejor conexión a internet, donde es necesario ir de puerta en puerta para llegar a los electores".
El profesor Lichtman cree que la pandemia también ayudó a impulsar la mayor participación de votantes en más de un siglo.
La pandemia "creó una sensación real de emergencia nacional. Creo que convenció a los estadounidenses, tanto a favor de Trump como de Biden, de que esta elección fue el evento más crítico de sus vidas".
En 2019, el mundo atestiguó una crisis que se estaba desarrollando en Hong Kong.
Casi cada semana, el centro financiero internacional vio protestas a favor de la democracia, las cuales a menudo incluían enfrentamientos con la policía, gases lacrimógenos y, en ocasiones, disparos.
Si bien las manifestaciones provocaron la condena de Pekín y algunas empresas, la ciudadanía pareció en gran medida simpatizar con las mismas, como se demostró en las elecciones locales a fines de 2019, en las que los grupos a favor de la democracia ganaron por abrumadora mayoría.
Sin embargo, para 2020, las calles de Hong Kong se encontraban en su mayoría tranquilas, el movimiento se moderó y los legisladores prodemocracia renunciaron o abandonaron el territorio. ¿Qué cambió?
La pandemia, que afectó a Hong Kong en enero, provocó una disminución de las manifestaciones, dice Joey Siu, una activista estudiantil. "Los habitantes de Hong Kong son conscientes de la gravedad del virus, ya que hemos tenido experiencia con el brote de SARS de 2003".
Sin embargo, las primera y segunda olas de la pandemia se contuvieron con relativa rapidez. Los analistas sostienen que el mayor impacto provino de cómo la pandemia llevó a que se implementaran restricciones a las reuniones en espacios públicos. De hecho, esas medidas se usaron para penalizar a los manifestantes.
Victoria Hui, profesora de política en la Universidad de Notre Dame, dice que las autoridades siempre habían querido detener las protestas contra el gobierno y que "la pandemia les dio una excusa" para hacerlo con el pretexto de la salud pública. Varios activistas a favor de la democracia han sido multados y se han prohibido las protestas bajo pautas de distanciamiento social.
Siu dice que anteriormente muchos habían estado dispuestos a arriesgarse a participar en manifestaciones no autorizadas, ya que todavía existía "la posibilidad de que no nos arrestaran y la posibilidad de que ganáramos en los tribunales".
"Pero ahora, con la prohibición de las concentraciones públicas, la policía puede enjuiciar a cualquiera que parezca participar en una protesta a favor de la democracia y multarlo con 2.000 dólares de Hong Kong (US$ 260)".
El gobierno dice que sus regulaciones se basan en la ciencia y son necesarias para prevenir infecciones.
También hubo dos sucesos importantes: la imposición de una ley de seguridad nacional radical y el aplazamiento de las elecciones parlamentarias. Se considera que ambos hechos han limitado el movimiento prodemocrático de Hong Kong.
La ley de seguridad nacional hizo que "incitar el odio" hacia el gobierno, pedir a los países que impongan sanciones a funcionarios chinos o utilizar ciertos lemas de protesta, sean delitos punibles con cadena perpetua.
Durante mucho tiempo, Pekín ha sostenido que esa ley es necesaria para proteger la integridad de Hong Kong, pero algunos argumentan que el momento en que se empezó a implementar (en mayo), fue "moldeado fundamentalmente por la covid-19".
"Pekín calculó que el resto del mundo estaría preocupado", dice la profesora Hui.
El impacto de la legislación fue instantáneo. Algunos grupos a favor de la democracia se disolvieron y las tiendas quitaron los carteles que apoyaban a los manifestantes. Los activistas tuvieron mucho más miedo de protestar, señala Siu.
Los partidarios de la legislación, sin embargo, argumentaron que era necesaria para restaurar la estabilidad después de un año de protestas a menudo violentas.
Un mes después, en medio de una tercera ola de infecciones, el gobierno anunció que las elecciones legislativas se pospondrían un año, a pesar de que algunos expertos en salud dijeron que aún era posible realizar las elecciones de manera segura.
El gobierno dijo que el aplazamiento era necesario dado el "inmenso riesgo de infección" y que decenas de otras elecciones en todo el mundo también se habían postergado.
Sin embargo, grupos de derechos humanos creen que se trató de una movida política, ya que los grupos a favor de la democracia esperaban obtener la mayoría en el parlamento. En los meses siguientes, la policía presentó acusaciones contra otros políticos prodemocracia o los descalificó por completo.
En noviembre, todos los legisladores prodemocracia de Hong Kong renunciaron en protesta, con lo que dejaron el poder legislativo casi sin voces disidentes por primera vez en la historia.
Antes de 2020, muchas personas fuera de África no habían oído hablar de Tigray, una región del norte de Etiopía.
Pero en noviembre, estalló un conflicto entre el gobierno etíope y el partido regional Frente de Liberación Popular (FLPT), que gobierna en Tigray.
Hubo reportes cientos de muertos y más de 40.000 personas que huyeron a la vecina Sudán. Se temía que los combates pudieran desestabilizar toda la región.
Uno de los desencadenantes de la crisis fue la forma en que el gobierno manejó la crisis constitucional que se desató después de que las elecciones nacionales se pospusieran debido a la covid-19.
"El aplazamiento de las elecciones es una de las causas fundamentales de esta guerra", dice Tsedale Lemma, editora en jefe de Addis Standard.
Con la llegada al gobierno del primer ministro Abiy Ahmed, Etiopía se comprometió en 2018 a implementar una serie de reformas democráticas.
Las elecciones nacionales previstas para agosto de 2020 representaron la primera oportunidad para que la mayoría de los grupos de oposición compitieran, "después de décadas de ausencia en el espacio político", indica. "Todos estaban emocionados".
"Había muchas tensiones políticas entre grupos rivales, y aunque algunos habían expresado su preocupación por una posible violencia postelectoral, la gente tenía la esperanza de que las elecciones resolvieran las tensiones".
Cuando se desató la pandemia en marzo, la mayoría de los grupos de la oposición aceptaron la decisión inicial de la comisión electoral de posponer la votación. Sin embargo, también provocó una crisis constitucional, ya que el mandato del gobierno debía terminar en septiembre.
El gobierno no logró comprometerse con los partidos de la oposición sobre lo que debía suceder a continuación, señala Tsedale. En cambio, un consejo legal partidista tomó la decisión de extender el mandato del gobierno y posponer las elecciones indefinidamente hasta que la pandemia terminara, y esto fue votado por la cámara alta del parlamento, que está completamente controlada por el partido gobernante, agrega.
Eso significó que el gobierno perdiera legitimidad frente a sus rivales.
Comfort Ero, directora del programa para África de la organización International Crisis Group, dice que "la pandemia y la decisión en torno a las elecciones agregaron más combustible a lo que ya era una situación inflamable".
Etiopía ya se encontraba en una "transición frágil", con tensiones entre el gobierno y las regiones y amenazas de violencia entre grupos, explica.
La oposición vio el aplazamiento de las elecciones "como un ejemplo más de que el primer ministro no le consulta a sus rivales y actúa unilateralmente".
En respuesta, el FLPT, que ya tenía tensiones de larga data con Abiy, celebró sus propias elecciones regionales el 9 de septiembre, desafiando al gobierno federal.
"Esa fue la gota que colmó el vaso: el TPLF no reconocía al gobierno central, mientras que el gobierno federal se negó a reconocer al TPLF. Entraron en una fase de deslegitimación mutua y después de eso, la guerra fue una cuestión de cuándo, no de si (podía haber una)", dice Tsedale.
Las tropas etíopes capturaron la capital de Tigray a fines de noviembre y declararon la victoria, pero los combates han continuado en zonas de la región y las Naciones Unidas advirtió de "un impacto terrible en la población civil".
El conflicto es "un resultado trágico y triste. Perdimos una oportunidad de oro de construir una política basada en el consenso", indica Tsedale.
En abril, algunos analistas políticos comenzaron a decir que la pandemia había "salvado" la carrera política de Benjamin Netanyahu.
El mandatario acababa de juramentarse para un quinto mandato como primer ministro, en un gobierno de unidad junto a su rival Benny Gantz.
El país había estado en un limbo político durante casi un año, a pesar de haber celebrado tres elecciones entre 2019 y 2020, ya que ningún bloque tenía suficientes escaños para formar una coalición gubernamental.
De hecho, en las elecciones más recientes, celebradas en marzo, se invitó a Gantz a formar primero un gobierno, ya que tenía una escasa mayoría de diputados que lo respaldaban y cuyo objetivo en común era sacar del poder a Netanyahu.
Sin embargo, la oposición "tuvo dificultades para formar un gobierno porque provenían de una amplia gama de partidos, desde nacionalistas de derecha hasta comunistas de izquierda ", dice Anshel Pfeffer, comentarista del periódico Haaretz.
Y llegó la pandemia, mientras Netanyahu seguía actuando como líder interino.
"La gente sintió de repente que había un estado de emergencia, y Netanyahu se hizo cargo de las medidas por el covid, diciendo que era la única persona que dirigía al país en una emergencia", indica Pfeffer.
"La pandemia se produjo en el mejor momento político posible para Netanyahu; ciertamente ayudó a presionar más a Gantz para que se uniera a él".
Gantz, que había prometido nunca sentarse en el gobierno con Netanyahu como primer ministro, defendió su cambio de postura y dijo que "estos no son tiempos normales".
Según los términos del gobierno de unidad, Netanyahu y Gantz rotarían como primer ministro y Netanyahu iría primero.
El acuerdo fue visto por muchos como una victoria para Netanyahu, quien había desafiado los llamados de sus oponentes a renunciar después de haber sido acusado de corrupción meses antes. El líder niega las acusaciones de soborno, fraude y abuso de confianza.
La pandemia le dio un respiro a Netanyahu, dice Tal Schneider, corresponsal diplomática de Globes. "Todo el problema detrás de escenas es el proceso penal; él solo intenta ganar más tiempo".
Por el contrario, agregó la experta, Gantz ya no representaba una amenaza política porque se consideraba que había "engañado a sus votantes" y a su base al unirse a Netanyahu en el gobierno.
Y el gobierno de unidad no permaneció unido por mucho tiempo: solo ocho meses después, colapsó en medio de una disputa por los presupuestos estatales.
Los votantes israelíes tendrán su cuarta elección en dos años en marzo, y Netanyahu ha prometido regresar con una "gran victoria".
Ilustraciones: Katie Horwich
Helier Cheung
BBC News
28 diciembre 2020, 05:49 GMThttps://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-55460828