sábado, 22 de mayo de 2021

El bitcoin se defiende frente a las críticas por su derroche de energía: consume la mitad que el sistema bancario



MIKE SEGARREUTERS


Un informe de Galaxy sale al rescate de la moneda digital, acusada por Elon Musk de excesivo consumo de combustibles fósiles



La decisión de Elon Musk de no aceptar bitcoins como medio de pago para comprar sus vehículos eléctricos por razones medioambientales ha abierto el debate sobre el consumo energético de la criptodivisa.

La moneda digital precisa de mucha energía para alimentar su libro de contabilidad, la llamada blockchain. Una cadena de bloques que replican miles de ordenadores repartidos por todo el mundo, en una tarea denominada minería, a cambio de una comisión en la criptomoneda.

"Estamos preocupados por el rápido aumento del uso de combustibles fósiles para la minería y las transacciones del bitcoin, especialmente el carbón, que tiene las peores emisiones de cualquier combustible", tuiteó Musk la mañana del pasado 13 de mayo, provocando una caída en el valor de la moneda que ya ronde el 25% en una semana. Aunque lo cierto es que la bajada ya había comenzado el 13 de abril, cuando tocó su techo de 53.000 euros, para precipitarse hasta los actuales 33.000.

El Índice de Consumo de Electricidad de Bitcoin actualizado cada 30 segundos por la Universidad de Cambridge cifraba esta mañana en 123,77 teravatios el consumo medio anual de la moneda, lo que la sitúa al nivel de una nación, al nivel de los 124,13 de Noruega o los 125,03 de Argentina. Según la Agencia Internacional de Energía de seguir así podría alcanzar los 500 teravatios. Es decir, sólo por debajo en consumo que China, EEUU y Alemania.

Su consumo anual permitiría, explica Cambridge, calentar todas las teteras del Reino Unido durante 31 años. O surtir energéticamente la propia Universidad durante 797 años. Pero a pesar de lo llamativo de estos datos estamos hablando del 0,61% del consumo mundial de energía.

Lo peor es que apenas el 39% de estos ordenadores se alimentan con energías renovables, según Cambridge. Los mineros, esos macroordenadores que certifican y copian las operaciones de la moneda resolviendo complicadas operaciones matemáticas, buscan energía barata. El 3,82% de estos aparatos se encuentran en Irán, el 4,33% en Malasia, el 6,17% en Kazajistán, el 6,9% en Rusia, el 7,24% en Estados Unidos, y el bruto, un 65%, en China, con una altísima dependencia del carbón.

Muchos defensores de la moneda aseguran, sin aportar muchos datos, que más del 70% de sus fuentes de energía son renovables. Pero lo cierto es que a mediados de abril una mina de Sinkiang se inundó provocando un notable retraso en la velocidad de las operaciones.

Según la revista científica Nature, Bitcoin podría generar 130,5 millones de toneladas métricas de emisiones de carbono en 2024. Y eso que China aún espera alcanzar su máximo de emisiones en 2030, pero a su vez ser neutro en 2060, según anunció el presidente del país, Xi Jinping, el pasado septiembre.

La empresa de activos digitales Galaxy Digital acaba de salir al rescate del bitcoin con un informe en el que asegura que el sistema bancario mundial consume mucha más energía, en concreto, 263 teravatios. Los datos son difíciles de obtener con exactitud ya que, al revés que el bitcoin, donde se puede estimar su consumo casi al instante, no existe dónde comprobar el del sistema bancario.

Y lo mismo para el oro, Galaxy Digital pasa a teravatios las emisiones de gases efecto invernadero de su industria usando un conversor de la Agencia Internacional de Energía (AIE), lo que le da un consumo de 240 teravatios anuales, 100 más que el oro. Y sin entrar a valorar el daño ambiental que supone buscarlo, lo que incluye deforestación, explosiones, excavaciones o uso de productos químicos.

"Dada su transparencia es fácil estimar el uso de energía de Bitcoin, lo que desata críticas frecuentes que rara vez se aplican a las industrias tradicionales", apunta el informe de Galaxy.
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Musk, de momento, ha vuelto a desestabilizar el mercado, igual que hiciera en enero al agregar en su biografía en Twitter el hastag #bitcoin, lo que provocó que se disparara su valor un 20%. Y dos semanas después, cuando anunció que había comprado bitcoins por valor de 1.500 millones de euros, de los que por cierto no se ha deshecho, lograra que se disparara otro 15%.

Paradójicamente sigue apostando por las criptomonedas, como el Dogecoin, cuyo consumo energético, como las demás, es muy inferior simplemente por el menor uso de la misma.



RICARDO F. COLMENERO
Actualizado Viernes, 21 mayo 2021 - 01:21
https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2021/05/21/60a62b3cfc6c836b798b459e.html