domingo, 30 de mayo de 2021

La huella que deja el Bitcoin en el medio ambiente amenaza el futuro de la divisa

El minado de Bitcoin es una fuente de contaminación


  • El consumo energético de la criptomoneda supera el de países como Argentina
  • Ethereum está dando pasos para reducir drásticamente su huella



Si hay dos temas que han surgido en los últimos años en los mercados y que han pegado fuerte, sobre todo a las generaciones más jóvenes de inversores y especuladores, esos son las criptodivisas y el auge de la inversión con criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG).

Sin embargo, en los últimos meses ha empezado a materializarse con fuerza un cisma que divide al rey de las criptodivisas, el Bitcoin, con el respeto y la protección del medioambiente.

La criptomoneda tiene un claro peligro en este sentido, que en las últimas semanas está teniendo un impacto importante en su cotización: la minería del Bitcoin es altamente contaminante, por la enorme cantidad de energía que requiere para su desarrollo. Tanto es así, y existe tanta potencia informática centrada en descifrar y minar Bitcoins en la red, que el consumo energético para estas prácticas ha superado al que utilizan, en toda su magnitud, países enteros.

El caso más reciente del que se han hecho eco los medios durante el año es el de Argentina: en los últimos meses el Bitcoin ya consume más energía que todo el país sudamericano. Según los datos que recoge la Universidad de Cambridge, el consumo de energía por parte de la red de Bitcoin ha llegado a alcanzar los 148 teravatios por hora, el pasado 10 de mayo, un máximo histórico para la criptodivisa, y por encima de los 120 teravatios que consume todo Argentina.

Musk actúa

La fiebre del Bitcoin ha tenido en los últimos meses a una importante figura del mundo empresarial como protagonista: Elon Musk. El magnate fundador de Tesla, hizo una declaración de apoyo público al Bitcoin el 8 de febrero, al anunciar que Tesla empezaría a aceptar Bitcoin como medio de pago para sus productos.

Pocos meses antes, durante el último trimestre de 2020, el CEO de la compañía había atado de alguna manera la cotización de la automovilística a la de la criptomoneda, al invertir parte de la caja de la empresa en Bitcoin. Compró 1.500 millones de dólares en esta divisa a unos 32.000 dólares de media, vendiendo el 10% de ellas a mediados del pasado mes de marzo, al doble de precio del que las compró, y ganando en torno a 100 millones de dólares con la operación.

Sin embargo, parece que en aquel momento Musk, o bien no era consciente de la huella medioambiental de la criptodivisa, o bien quiso hacer oídos sordos, a pesar de que ya era una realidad. Ha sido este mes de mayo, el pasado día 10, cuando el presidente de Tesla anunció que echaba marcha atrás y que la empresa no aceptaría la criptodivisa como método de pago. "Tesla suspende las compras de vehículos con Bitcoin", destacó Musk, debido a su preocupación por el "rápido incremento de consumo de combustibles fósiles para el minado de la criptodivisa".

El anuncio del magnate tuvo un impacto inmediato en la cotización de Bitcoin, que cayó un 5% en los 5 primeros minutos tras el anuncio. Desde entonces, la criptomoneda ha acelerado las caídas, y ya pierde más de un 31% frente al dólar estadounidense desde esa sesión.

En un mundo en el que el ESG cada vez cobra más importancia, y parece que nadie va a quedar fuera de esta tendencia centrada en la sostenibilidad, hay criptomonedas que ya se han propuesto reducir la huella medioambiental que generan, algo que parece clave para su futuro desarrollo. En este sentido, Bitcoin tiene un reto mayúsculo por delante, al ser su principal competidor, Ethereum, quien está dando pasos de gigante en este sentido.

Ethereum ya capitaliza más de 324.000 millones de dólares, y sólo Bitcoin es más grande, con 734.000 millones de dólares. Según se explica desde Bloomberg, los desarrolladores de Ethereum llevan años trabajando para evolucionar su cadena de bloques (el sistema que se usa para la autentificación de las transacciones y la seguridad de la red), de forma que se reduzca drásticamente la huella de carbono, con una caída del 99% del consumo energético de la red. El cambio que ha presentado esta semana Ethereum también permitirá que las transacciones sean más rápidas, según se destaca desde la agencia, haciéndolo más competitivo frente a otros medios de pago.

Además del atractivo que podría conseguir Ethereum como una criptodivisa más respetuosa con el medio ambiente, hay otros factores que lo están empezando a colocar por delante de Bitcoin. Esta semana Goldman Sachs ha publicado un informe en el que reconocen la posibilidad de que Ethereum termine superando a Bitcoin como depósito de valor, debido a las aplicaciones que está teniendo esta red frente a la criptomoneda más famosa, gracias a su capacidad de cerrar y asegurar contratos inteligentes.


Madrid