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Las personas que ahora se encuentran a mitad de la vida tienen más posibilidades de padecer 17 tipos de cáncer que los 'boomers' (como el de páncreas o mama) y de morir por la enfermedad, pero los científicos no conocen la causa real de la tendencia
Las comparaciones entre generaciones siempre han existido, aunque, quizá, lo nuevo de ahora es el sentimiento que tienen los más jóvenes de que las cosas están más difíciles para ellos que para sus padres o, incluso, que para sus abuelos. Realmente, el principal motivo para esa idea, al menos en España, está basado, sobre todo, en que las condiciones laborales y para comprar a una vivienda son cada vez peores. Con razón o sin ella, la idea de los millennials de que no viven tan bien como cabría esperar está extendida entre los países más ricos.
Esto, con ser malo, no es lo peor. Cada vez hay más investigaciones que apuntan a una peor salud de los jóvenes (consecuencia directa del estilo de vida y la dieta), incluso hay quien vaticina una caída en la esperanza de vida, algo que desmienten estudios tan exhaustivos como el publicado hace unos meses por The Lancet sobre la carga mundial de enfermedad y muerte en el mundo que, después de analizar multitud de datos de 200 países, concluye que la esperanza de vida ha aumentado 6 años en las últimas tres décadas.
Sin embargo, lo que sí es cada vez más evidente es el aumento de cáncer de aparición temprana (en menores de 50 años), un incremento que se espera que sea del 31% entre los años 2020 y 2030 (que irá asociado con un 21% más de mortalidad), calculan los autores de un estudio en BMJ Oncology. Ahora, un nuevo informe en The Lancet Public Health ofrece nuevos argumentos que abonan el pesimismo de los millennials: las tasas de cáncer han aumentado en 17 de 34 tipos de cáncer, entre ellos los de mama, páncreas y gástrico, y también la mortalidad por neoplasia de hígado, endometrio, colon, vías biliares y testículo.
Evidencia irrefutable
“Estos hallazgos se suman a la creciente evidencia de un mayor riesgo de cáncer en las generaciones posteriores a la generación de los baby boomers, y amplían los hallazgos anteriores sobre el cáncer colorrectal de aparición temprana y algunos tumores asociados a la obesidad para abarcar una gama más amplia de tipos de cáncer”, asegura Hyuna Sung, especialista en epidemiología del cáncer y autora principal del estudio. “Los grupos de personas clasificadas por su año de nacimiento comparten entornos sociales, económicos, políticos y climáticos únicos, que afectan su exposición a factores de riesgo de cáncer durante sus años cruciales de desarrollo. Aunque hemos identificado ciertas tendencias de cáncer asociadas con los años de nacimiento, aún no tenemos una explicación clara de por qué las tasas están aumentando”, añade la también miembro de la Sociedad Estadounidense del Cáncer.
La solidez de los hallazgos viene respaldada por la amplitud de la muestra: 23.654.000 pacientes diagnosticados con 34 tipos de cáncer y los datos de 7.348.137 muertes debidas a 25 tipos de cáncer. Toda la información se extrajo de la Asociación Norteamericana de Registros Centrales de Cáncer (los enfermos) y del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de EEUU (las muertes) y correspondía a personas de entre 25 y 84 años de edad, recogida durante el período del 1 de enero de 2000 al 31 de diciembre de 2019. Para comparar la incidencia de cáncer entre generaciones, los autores examinaron las tasas específicas de cada cohorte de nacimiento y las tasas de mortalidad por año de nacimiento, separados por intervalos de cinco años, desde 1920 hasta 1990.
Encontraron que aumentó la incidencia de 8 de los 34 tipos de cáncer incluidos con cada cohorte de nacimiento sucesiva desde, aproximadamente, 1920. En particular, la tasa de incidencia fue dos o tres veces mayor en la cohorte de nacidos en 1990 que en los nacidos en 1955 para los tumores de páncreas, riñón e intestino delgado en hombres y mujeres, mientras que el incremento del cáncer de hígado solo se detectó en mujeres. Además, después de un descenso de casos en los grupos de más edad, las tasas de incidencia en las cohortes más jóvenes aumentaron en nueve de los cánceres restantes, incluido los de mama (solo en los hormonodependientes), endometrio, colorrectal, gástrico, de vesícula biliar, ovario, testicular, cáncer anal en varones y sarcoma de Kaposi también en hombres.
Regreso al pasado del cáncer
En todos los tipos de cáncer, la incidencia en los nacidos en 1990 osciló entre el 12% para el de ovario y el 169% para el de endometrio. Las cifras de mortalidad también subieron en las cohortes más jóvenes. “El aumento de neoplasias entre este grupo de personas más jóvenes indica cambios generacionales en el riesgo de cáncer y, a menudo, sirve como un indicador temprano de la carga futura de la enfermedad en el país, observa el doctor Ahmedin Jemal, autor principal y miembro de la Sociedad Estadounidense del Cáncer. Alerta de que “sin intervenciones poblacionales efectivas, y a medida crece el riesgo elevado en las generaciones más jóvenes, junto con el envejecimiento de la población, podría producirse un aumento general de la carga de cáncer en el futuro que detenga o revierta décadas de progreso contra la enfermedad”.
Es una necesidad crítica identificar y abordar los factores de riesgo subyacentes en las poblaciones de la generación X y los 'millennials'
Los autores del trabajo de The Lancet Public Heath insisten en que es una necesidad crítica “identificar y abordar los factores de riesgo subyacentes en las poblaciones de la generación X y los millennials para reforzar e implementar las estrategias de prevención”.
En otros estudios anteriores que han alertado sobre el ‘rejuvenecimiento’ de las cifras del cáncer, como el de BMJ Oncology, los investigadores han apuntado como causas posibles factores genéticos, pero, sobre todo, “las dietas ricas en carnes rojas y sal, pobres en frutas y leche, el consumo de alcohol y tabaco, junto con la inactividad física, el exceso de peso y los niveles altos de glucosa en sangre, son los principales factores de riesgo para el cáncer en menores de 50 años”.
También se podría achacar, en parte, a la mejoría en las técnicas de diagnóstico y los programas de detección temprana. Sin embargo, en declaraciones a El Confidencial, la doctora Ashleigh Hamilton, del Centro de Salud Pública de la Queen’s University Belfast, desmonta el argumento: “Las personas menores de 50 años generalmente no tienen acceso a programas de detección de cáncer (aparte del de cuello uterino) a menos que se considere que corren un alto riesgo. Por lo tanto, la mayoría de los casos vistos habrán sido diagnosticados como resultado de personas que experimentaron síntomas de cáncer”.
Ashleigh insiste en el cambio en la epidemiología del cáncer, y “ahora se están diagnosticando en jóvenes cánceres históricamente considerados de mayores, como los de colon y recto, mama, esófago, gástrico y de páncreas. En su opinión, hay que estudiar más profundamente los mecanismos que llevan a los cánceres de aparición precoz y que “parecen ser esporádicos”, y ponen el acento en que esa falta de conocimiento es la causa de una “laguna importante en la investigación”.
También en España
Otros expertos españoles consultados por este periódico también confirman ese aumento de casos entre menores de 50 años, pero con matices. “En la clínica, tenemos la sensación de que hay más cáncer en gente más joven, pero los registros de cáncer en España no son buenos. En cualquier caso, el incremento es leve, pero mantenido en el tiempo”, cuenta el doctor Pedro Pérez Segura, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos.
Para revertir esta tendencia, todos los expertos insisten en adoptar, desde la infancia, un estilo de vida saludable, primando la dieta mediterránea y la actividad física. La oncóloga Enriqueta Felip, del Hospital Vall d’Hebròn de Barcelona, advierte de que “una exposición precoz a los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida (obesidad, dieta, sedentarismo, consumo de carnes procesadas, bebidas azucaradas, alcohol…) hace que se pongan en marcha los mecanismos de carcinogénesis y el desarrollo de tumores a edades más tempranas de las que se veían hace unas décadas. No podemos olvidar que 1 de cada 3 muertes por cáncer se debe a factores de riesgo evitables y que, por tanto, podemos actuar para reducir ese riesgo”.
Todavía habrá que esperar a que los investigadores descubran qué está activando los mecanismos del cáncer en personas jóvenes, mientras que llegan las respuestas, no hay que olvidar los tres componentes de la fórmula magistral: dieta saludable, actividad física y detección temprana.