sábado, 10 de diciembre de 2011

Un constructor desafía la crisis con una torre de lujo en Manhattan


Foto from WSJ


Los nuevos departamentos tienen vista a Central Park, en Nueva York.


Cuando los mercados bursátiles están revueltos y la economía genera incertidumbre, el constructor Gary Barnett, de Nueva York, ha elegido un extraño momento para poner en marcha la edificación de la torre residencial más alta de Manhattan, que incluirá un hotel cinco estrellas y penthouses en el último piso que costarán cerca de US$100 millones cada uno.
El proyecto de US$1.400 millones, frente al Carnegie Hall, ya tiene 50 pisos. Cuando se haya completado la obra, en 2013, la propiedad de 90 pisos conocida como One57 se elevará a más de 300 metros por encima del Central Park. Barnett convenció a dos de los fondos de inversión más ricos de Abu Dhabi para respaldar el proyecto, mientras que su empresa, Extell Development Co., pone menos de 10% de los casi US$700 millones de capital.
Barnett y sus socios se encuentran entre un pequeño grupo de promotores inmobiliarios que tomaron grandes préstamos y apuestan a una muy selecta clientela: la élite mundial que es ajena al malestar económico.
Aunque el colapso del mercado inmobiliario ha sido un sello distintivo de la recesión económica, el extremo superior de los mercados de la vivienda en Nueva York, Londres, Hong Kong y otras ciudades selectas se ha mantenido firme.
Barnett dice que el número de inversionistas multimillonarios y multibillonarios en el mundo nunca ha sido mayor. Además de los rusos y europeos occidentales, sostiene, "se ven muchos latinoamericanos y chinos, y el regreso de los compradores de Medio Oriente".
Gracias a esa demanda, el mercado de ultralujo en las ciudades más selectas parece mucho más saludable que cualquier sector de todo el mercado inmobiliario.
Hasta noviembre, compradores en Manhattan firmaron 529 contratos para apartamentos a un precio de US$4 millones o más, el ritmo más rápido desde 2007, según Olshan Luxury Report, que estudia y analiza las ventas residenciales de más alto nivel.
En marzo, el compositor ruso de música pop Igor Krutoy pagó el precio más alto jamás pagado por un condominio en Nueva York, al desembolsar US$48 millones por un espacio de más de 550 metros cuadrados en el hotel Plaza, con vista panorámica al Central Park.
En Londres, la tendencia parece ser la misma. El aumento anual del precio de todos los apartamentos de Londres fue de 14% en 2011, pero de hasta 24% para las propiedades de más de 10 millones de libras (US$15,6 millones), según el operador Savills.
Después de una caída inicial, las ventas han sido tan dinámicas en el edificio One Hyde Park, en Londres, que el promotor inmobiliario canceló su préstamo de 1.150 millones de libras para la construcción. Más de de 60 de sus 80 unidades ya han sido adquiridas, y muchos de los compradores son oriundos de Medio Oriente, Europa Oriental y Asia.
El surgimiento de una clase de ricos en el mundo en vías de desarrollo está impulsando gran parte de la actividad. China tiene 5.400 personas con al menos US$50 millones, por encima de cualquier otro país excepto EE.UU., según el Informe de Riqueza Global de Credit Suisse. Rusia, Brasil e India, en tanto, tienen cada uno más de 1.500 de estos individuos ultrarricos.
Además de ofrecer estatus, los condominios de lujo son vistos como una manera de preservar el capital en momentos en que los mercados financieros ofrecen pobres rendimientos o cuando hay preocupación, como en Medio Oriente, sobre la estabilidad del gobierno. En la mayoría de las crisis, las propiedades de lujo mantienen su valor en mayor proporción que el mercado en su conjunto.
Sin embargo, la apuesta de Barnett implica muchos riesgos. Una caída de la economía estadounidense o una profundización de la crisis de la deuda europea podrían aplastar a los mercados financieros, reduciendo las filas de multimillonarios. Las firmas de Wall Street ya han comenzado a eliminar miles de puestos de trabajo.
Por CRAIG KARMIN  from Wall Street Journal  09/12/2011

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