San Juan de Gaztelugatxe, País Vasco (España) (Mimadeo / Getty Images/iStockphoto)
Uno de los paraísos naturales más impresionantes de la costa vasca
Es una isla, pero se llega a pie, a través de un puente y de un camino con 241 peldaños que zigzaguean hasta la cima. En lo más alto se levanta una pequeña ermita consagrada a San Juan Bautista. Antes de alcanzarla, se han de superar las catorce etapas del vía crucis, debidamente señalizadas. Merece la pena, porque Gaztelugatxe, en la costa vizcaína, no es un sitio cualquiera: es Rocadragón, la espectacular localización utilizada durante la séptima temporada de la serie televisiva Juego de Tronos. Con un pequeño ajuste, eso sí: la magia digital hizo que la sencilla iglesuela real se transmutase en un aparatosa fortaleza en la ficción.
El litoral es agreste en esta zona. El Cantábrico golpea Gaztelugatxe con fuerza cuando se eriza. Erosiona y talla sus rocas areniscas, cincela arcos y cuevas, cavidades y túneles donde nadan lubinas, chicharros, pulpos o congrios, mientras centollos y erizos se guarecen en los escollos. Cuando el mar lo permite, este es un paraíso para el buceo. Metros más arriba, almohadillas de musgo se aferran a las acantiladas vertientes. Las aves marinas abundan, aunque no tanto como en la cercana isla de Aquech, a la que solo se accede por mar. Algunas especies presentes son el paíño común, la gaviota patiamarilla, el cormorán moñudo y la paloma bravía.
La isla ha tenido un papel en la historia, modesto pero sangriento. Por ejemplo, fue uno de los campos de batalla donde el rey castellano Alfonso XI el Justiciero se enfrentó a Juan Núñez de Lara, Señor de Bizkaia, en 1334. Las crónicas locales aseguran que el monarca ordenó retirada con más prisa que gloria. Luego, en 1594, la isla fue hostigada por hugonotes franceses llegados de La Rochelle, quienes saquearon la iglesia y pasaron a cuchillo al ermitaño. Ya en el siglo XVIII, fueron tropas inglesas las que rapiñaron el templo, arrojando a su cuidador por el acantilado.
Desde entonces la cosa se ha calmado un poco, más allá de sucesivos incendios, tan devastadores como fortuitos. El último ocurrió en 1978 y arrasó el templo. Se reinauguró dos años después, en 1980.
La iglesia actual tiene una campana en su pared delantera. Aseguran que, si se tañe tres veces y se solicita un deseo, este se cumple. Merece la pena intentarlo. Quienes, desde luego, se hartan de sonarla son los vecinos de las poblaciones cercanas que acuden a Gaztelugatxe para celebrar alguna de sus fiestas. Tomen nota, porque abundan: el 24 de junio, día de San Juan, llega una romería popular desde Bermeo; el 31 de julio, día de San Ignacio de Loyola, afluye otra romería, esta desde Arrieta; el 29 de agosto, día de San Juan Degollado, se celebra una romería desde Bakio, aunque conviene señalar que también acuden los responsables del Ayuntamiento de Bermeo para hacer hincapié en su soberanía sobre el lugar... ¡Hasta muchos pescadores vascos acuden para implorar suerte al santo cuando empieza la temporada de capturas!
Hace poco, esas celebraciones marcaban la máxima afluencia de público en Gaztelugatxe. Eso cambió a raíz de su divulgación a través de Juego de Tronos: solo en agosto del año 2017, el paraje recibió 143.219 visitas, siendo el segundo destino turístico más concurrido del País Vasco, detrás del Museo Guggenheim de Bilbao. Se entiende que las alarmas se hayan disparado. La Diputación Foral de Bizkaia trabaja para compatibilizar ‘la bendición del turismo’ y la protección del espacio. Sus decisiones, inminentes, serán un engorro necesario.
http://www.lavanguardia.com/ocio/viajes/20180701/45301591120/gaztelugatxe-costa-bizkaia-escenario-epico.html
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