Silencio, por favor.
En algún momento, todos nos hemos sentido abrumados por el ruido del tráfico, la gente que habla muy alto, las alertas de los teléfonos móviles… y aun así, el silencio muchas veces se asocia con soledad, aburrimiento o tristeza.
"Vivimos en la era del ruido. El silencio está casi extinguido", dice el filósofo Erling Kagge, un aventurero explorador del poder del silencio que se convirtió en la primera persona en alcanzar los 'tres polos': el Norte, el Sur y la cima del Everest.
Pero, ¿por qué necesitamos silencio? ¿Cómo lo perdimos?Y quizás más importante, ¿dónde podríamos volver a encontrarlo?
El silencio nos permite sentirnos presentes
"La Antártida es el lugar más tranquilo en el que he estado", dice Kagge.
"Me volví cada vez más atento al mundo del que formaba parte. No estaba aburrido ni había nada que me interrumpiera. Estaba solo con mis propios pensamientos e ideas... estaba presente en mi propia vida".
Pocos tienen el privilegio de ir hasta el extremo sur del planeta, pero encontrar un espacio silencioso, ya sea un dormitorio, un rincón tranquilo en un jardín o un cubículo en un baño, puede ayudarnos a tomarnos un descanso de la prisa y la rutina, para reconectarnos con nosotros mismos.
Kagge cree que todos podemos encontrar nuestro "silencio interno".
Para ello sugiere actividades como sentarse frente a una fogata, pararse en la ducha, nadar en un lago en medio del bosque o pasear por el campo.
"Todas ellas pueden ser experiencias de perfecta quietud", dice.
El silencio nos da espacio para pensar
El silencio es "una clave para desbloquear nuevas formas de pensar", dice Erling, y la ciencia apoya la teoría del filósofo.
Incluso sin el estímulo del sonido, nuestros cerebros permanecen activos y dinámicos.
Un estudio de 2001 definió un "modo predeterminado" de la función cerebral, explicando que incluso "en reposo" sigue trabajando constantemente, absorbiendo y evaluando información.
Investigaciones posteriores han demostrado que este modo predeterminado también nos ayuda a reflexionar.
Otra investigación de 2013 afirma que cuando el cerebro descansa, es capaz de integrar información interna y externa en "un espacio de trabajo consciente".
El silencio y el descanso podrían ser la clave para lograr nuestro mejor pensamiento creativo y nuestras mejores ideas.
El silencio, poderosa herramienta de conversación
Durante una conversación o un debate, es fácil olvidar el poder del silencio. Pero permanecer callado es una herramienta que todos deberíamos tener a mano.
En palabras del orador romano Cicerón, "el silencio es una de las grandes artes de conversación".
El silencio puede marcar la diferencia entre una inútil reacción explosiva y una respuesta más considerada.
Hacer una pausa permite hablar con más calma y sabiduría. También muestra fuerza y confianza en un argumento.
"Nada fortalece tanto la autoridad como el silencio", dijo Leonardo da Vinci.
Pero además de ayudarnos a derrotar a un oponente, puede ayudarnos a nutrir nuestras relaciones.
Al permanecer en silencio, naturalmente estás escuchando más y dando a otros la oportunidad de compartir.
El silencio podría ayudar al crecimiento de nuestros cerebros
En 2013, el biólogo Imke Kirste estaba probando los efectos del sonido en el cerebro de los ratones.
Los resultados fueron sorprendentes: los sonidos no tuvieron un impacto duradero, pero dos horas de silencio al día impulsaron el desarrollo de células en el hipocampo, la parte del cerebro que ayuda a formar los recuerdos.
No era el sonido sino su ausencia lo que ayudaba en la creación de nuevas células en el cerebro de los ratones.
Aunque el crecimiento de nuevas células cerebrales no necesariamente tiene beneficios para la salud, estas células parecían convertirse en neuronas funcionales.
Si también se puede establecer un vínculo entre el silencio y la generación de neuronas en los humanos, existe la posibilidad de que el silencio pueda usarse para ayudar a los pacientes con afecciones asociadas con la disminución del nacimiento de nuevas neuronas en el hipocampo, como la demencia y la depresión.
El silencio es el antídoto contra las redes sociales
"Anticipar el ruido de una pantalla o un teclado es adictivo", advierte Erling.
"Cuanto más nos sumergimos en él, más queremos distraernos... Revisamos y volvemos a revisar nuestros teléfonos en un intento por alcanzar la satisfacción".
Pero en lugar de encontrar satisfacción, "esta forma de ruido genera ansiedad y sentimientos negativos". Puede que estemos enganchados con las redes sociales, pero eso no significa que estemos contentos.
"El silencio", dice Kagge, "es lo opuesto a todo esto".
"Se trata de adentrarte en lo que estás haciendo... no vivir a través de otras personas y otras cosas".
Puede ser un pensamiento desalentador, pero intenta un apagón tecnológico por unas horas.
Desarrolla estos descansos lentamente hasta que puedas pasar un día entero sin tu teléfono o tu tableta. La ausencia de esos zumbidos, vibraciones y alertas podría hacerte más feliz.
El silencio ayuda a aliviar el estrés
Florence Nightingale, la creadora de la enfermería moderna, escribió: "El ruido innecesario es la falta de cuidado más cruel que se puede infligir a los enfermos o las personas sanas".
Nightingale argumentó que cada sonido innecesario podría causar alarma, angustiay pérdida de sueño para los pacientes en recuperación.
Las investigaciones modernas respaldan sus puntos de vista: se han descubierto correlaciones entre la presión arterial alta y el ruido crónico, como el que producen carreteras y aeropuertos.
El ruido también puede resultar en niveles elevados de estrés. Se cree que las ondas de sonido activan la amígdala, que se asocia con la formación de la memoria y las emociones, causando una liberación de hormonas del estrés. Este proceso puede ocurrir incluso mientras dormimos.
El silencio, por su parte, tiene el efecto contrario. Ayuda a liberar la tensión en el cerebro y el cuerpo.
Un estudio publicado en la revista Heart encontró que dos minutos de silencio pueden resultar incluso más calmantes que escuchar música "relajante".
Quizás llegó el momento de apagar esa música...
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