La adicción tecnológica dispara la basura electrónica (EFE)
El volumen de los denominados ‘e-residuos’, generados en buena parte por el consumo compulsivo de teléfonos móviles, supera los 50 millones de toneladas anuales. Esto equivale a tirar a la basura 800 aparatos cada segundo.
Más allá de las estrategias de marketing de las marcas para seducir a sus usuarios con novedades anecdóticas. De sus planes ocultos para convertir en obsoleto el terminal que acabamos de comprar antes incluso de desenvolverlo. Con independencia de la tecnoadicción en la que han caído muchos consumidores, sobre todo los más jóvenes, somos muchos los usuarios que se ven (nos vemos) obligados a cambiar de móvil porque un buen día simplemente deja de funcionar y su reparación es mucho más cara que la adquisición de un terminal nuevo.
Es necesario no picar en el anzuelo tecnológico, reducir el consumo de teléfonos móviles y optar por su reciclaje y reutilización
En contrapeso a la conocida y denunciada obsolescencia programada, la tecnología mediante la cual determinados dispositivos eléctricos y electrónicos son programados para dejar de funcionar al cabo de un determinado tiempo de uso, cada vez gana surge la idea de la 'alargascencia', destinada a propiciar exactamente lo contrario.
El ciclo de vida medio de estos terminales en Estados Unidos, China y las principales economías de la Unión Europea no suele superar los dos años. Según TeloReciclo, la interesante iniciativa medioambiental y social de Orange para fomentar el reciclaje de móviles, solo en España se desechan cada año alrededor de veinte millones de aparatos, mientras que unos tres millones permanecen fuera de uso, 'olvidados' por sus propietarios al fondo de un cajón.
La reparación y reutilización y el correcto reciclado de los terminales fuera de uso son algunas de las claves para paliar el impacto ambiental asociado a su fabricación y distribución. Según un estudio de la Universidad McMaster de Ontario (Canadá), el 90% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas a cada terminal de telefonía móvil se generan durante su producción y transporte.
Uno de aspectos que hacen más necesario alargar la vida de los móviles y promover su reciclaje es su contenido en materiales procedentes de las denominadas tierras raras, como el itrio, el lantano, el escandio o el samario, que poseen altas capacidades como conductores y para el almacenamiento de datos pero que son muy difíciles de encontrar en su forma pura y su extracción genera un elevado impacto ambiental.
Trabajadores en una mina de coltán en el Congo (Reuters)
Reciclar estos materiales no solo evitar el alto coste de su obtención para la naturaleza y el clima, sino los conflictos bélicos y las tragedias humanitarias asociados a su control y explotación, como en el caso de las minas de coltán en el Congo.
Para hacer frente a esta situación y atender la demanda de un número cada vez más creciente de consumidores que no quieren seguirle el juego a los fabricantes, han surgido numerosas empresas dedicadas a recuperar, acondicionar y volver a circular estos aparatos. Para ellas la mina está en el reciclaje.
Una de las más importantes, la tejana Hyla Mobile, lleva reciclados más de 100 millones de aparatos y se ha convertido en uno de los mayores casos de éxito del sector, demostrando que alargar la vida y aumentar el valor de los dispositivos móviles usados no es solo beneficioso para el medio ambiente y climáticamente necesario (para reducir las emisiones de GEI), sino económicamente rentable.
Lo que hacen estas empresas (las hay de todos los tamaños) es básicamente invertir el proceso de obsolescencia para extender la vida útil de los aparatos más allá de lo que ‘decidió’ el fabricante. Y el mecanismo no puede ser más simple: reciben los dispositivos, borran los datos y a partir de ahí o bien los reacondicionan para que vuelvan a funcionar perfectamente y puedan retornar de nuevo al mercado, o bien recuperan los componentes de los que están definitivamente fuera de uso para que sean reciclados y den lugar a la fabricación de nuevos aparatos. Acción climática y economía circular en estado puro y la opción elegida por cada vez más consumidores a favor del medio ambiente y contra la crisis climática.
La reparación y reutilización de aparatos electrónicos va en aumento (EFE)
En todo caso hay que dejar claro que la mejor manera de atajar las emisiones de GEI que genera su fabricación y el alto impacto ambiental derivado de la obtención de sus materias primas y la gestión de sus residuos, es razonar y reducir el consumo de teléfonos móviles. Evitar la compra por impulso, esa adicción a la tecnología que lleva a muchos a estar pendiente de cualquier novedad, por insignificante que ésta sea, para ir siempre a la última.
Una forma de adicción muy lucrativa para las grandes compañías de telefonía móvil y contra la que están surgiendo esperanzadoras alternativas como la que representan las empresas dedicadas a la recogida, reparación y reutilización de estos aparatos para alargar su vida y avanzar hacia una economía circular y baja en carbono.
Por
Jose Luis Gallego
29/09/2021 - 05:00 Actualizado: 29/09/2021 - 17:47
Móviles: El urgente y necesario avance de la 'alargascencia' de los teléfonos móviles (elconfidencial.com)
www.elconfidencial.com/medioambiente/empresa/2021-09-29/alargascencia-telefonos-moviles_3297447/