viernes, 24 de septiembre de 2021

Una crisis de CO2: la vuelta de tuerca a los precios de los alimentos y que ya sufre Reino Unido

 


Estantería en un supermercado Sainsbury's en Harpenden, Reino Unido.


  • Está afectando a la industria alimenticia por falta de suministro
  • Un ministro de Johnson ha tenido que pedir calma para que no haya pánico
  • El mayor proveedor de Japón advierte que también sucederá en Europa


La escalada de precios del gas ha desatado una reacción en cadena violenta que terminará golpeando con más o menos fuerza a la industria de la alimentación. Una de sus vertientes está provocando una preocupante escasez de CO2 en Reino Unido, un componente para muchos procesos en el sector. El mayor proveedor de dióxido de carbono de Japón advierte que el problema se va a replicar en el resto de Europa.

El precio del gas está provocando ondas de choque en los productores de energía, de químicos y acero, y está tensando las cadenas de suministro. Quizá nadie se esperara que pusiera en riesgo la disposición de comida, en un país como Reino Unido. A las Islas Británicas se le acumulan los problemas: falta de mano de obra, complicaciones en el comercio por el Brexit y una crisis energética que pagarán más que el resto del Viejo Continente por sus características geográficas. Una empresa como CF Industries con un par de plantas de fertilizantes ha puesto de rodillas a todo el Gobierno de Boris Johnson.

La producción de la compañía, que había anunciado su parada por los altos precios del gas, es clave para la producción de CO2, dioxido de carbono. El mismo gas contaminante que luchan por reducir sus emisiones todos los países. Resulta que este gas es indispensable para la industria de la alimentación. Se utiliza en los mataderos para aturdir a vacas, en refrescos y cervezas para añadir gases o en productos congelados.

"No estamos en la crisis de los 70", dice un ministro de Johnson

La crisis ha llegado hasta tal punto que el Gobierno ha movilizado ayudas millonarias a CF Industries y un ministro ha tenido que calmar los ánimos. El ministro Paul Scully ha asegurado a Times Radio, que no tiene porque cundir el pánico. Incluso ha aludido a la crisis de los setenta cuando la economía británica cayó en el caos por culpa de la inflación y el hundimiento de la industria. Ha descartado revivir el Winter of Discontent, más que un recuerdo, una herida para los británicos, con una fuerte movilización callejera.

La llamada a la calma se ha convertido, en una invitación a la compra por pánico. Los estantes de algunos supermercados con bebidas carbonatadas y agua quedaron vacíos y los productores de pavo advirtieron que las familias podrían quedarse sin su tradicional almuerzo de pavo en Navidad si continúa la escasez de dióxido de carbono, informa Reuters.

El CO2 también se utiliza para matar pollos y pavos. Esta última crisis se suma a la sensación de caos. Seis proveedores de energía han cerrado este mes, dejando a casi 1,5 millones de clientes, en un limbo. Pero lo más preocupante es que Reino Unido se está convirtiendo en el conejillo de indias de lo que puede suceder en muchos países continentales.

Nippon Gases, que vendió casi 1.500 millones de dólares en gases industriales en el continente el año pasado, dijo que "otros países de Europa también sufrirán escasez" de CO2, estimando que sus suministros han caído un 50 por ciento en toda la región, por culpa de los precios del gas. La compañías espera que los precios se mantengan altos hasta la primavera del próximo año.

La falta de suministro de CO2 supone un golpe más a los precios de los alimentos. Muchos fabricantes de fertilizantes depende de él para sus productos y supone un impacto directo para el rendimiento de los cultivos, pero también para los alimentos que necesitan elaboración. Allan Pickett, jefe de análisis dde IHS Markit, dijo que las plantas de fertilizantes en el Reino Unido y el norte de Europa necesitaban que los precios del gas fueran aproximadamente un 20% más bajos que los niveles actuales para alcanzar el punto de equilibrio. "Mientras los precios del gas se mantengan en los niveles actuales, será una situación grave para la mayoría de los productores europeos", añade.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) ha denunciado "aumentos considerables" en las cotizaciones internacionales del azúcar, trigo, carne y los aceites vegetales, productos básicos que afectan a cualquier rincón del planeta.

En Francia, los altos precios de la energía están creando "presión inflacionaria sobre todos los costes" que terminarán traspasándose a los clientes, dice Pascal Leroy, vicepresidente de Roquette Freres , una empresa de procesamiento de alimentos con sede en el norte de Francia. Y el principal productor de azúcar de Francia, Tereos, advierte sobre el aumento de los precios del gas natural que elevan los costos de producción para la empresa "tremendamente".