El coche híbrido BYD Seal DM-i. (BYD)
BYD ha puesto patas arriba el mercado automovilístico, avivando aún más la creciente guerra de precios, con un nuevo coche híbrido que puede cubrir una distancia de Madrid a Múnich sin repostar y que tiene un coste ridículo
En una entrevista con Bloomberg en 2011, Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, se burlaba de la marca de coches china BYD y de la posible amenaza que suponía para su empresa: "¿Has visto su coche?", preguntaba retóricamente al entrevistador. “No es particularmente atractivo y su tecnología no es nada potente". Más de una década después, el magnate se ha tragado sus palabras: BYD superó a Tesla a finales del año pasado como el mayor vendedor del mundo de EV. Ahora, la empresa china ha lanzado un coche con una tecnología sin precedentes capaz de viajar más de 2.000 kilómetros sin recargar ni repostar combustible. ¿El precio? De risa.
La automovilística asiática ha presentado un nuevo sistema de propulsión híbrido mejorado que podría cubrir el equivalente de Madrid a Múnich, de Nueva York a Miami o de Singapur a Bangkok. En total, más de 2.000 kilómetros de autonomía. Un avance considerable teniendo en cuenta que la independencia de los mejores coches híbridos del mundo suele rondar los 1.000 kilómetros. Este sistema se lanzará en dos sedanes, que costarán 12.976 euros, según ha explicado el fabricante en una conferencia online. Uno de ellos es el BYD Seal 06 DM-i, una berlina que monta el sistema híbrido de nueva generación DM5.0 +, equipado con un conjunto que combina un motor gasolina atmosférico de 1,5 litros y un motor eléctrico, todo con una potencia máxima de 120 kW.
BYD, con sede en Shenzhen, ha puesto patas arriba el sector automovilístico, abaratando sus productos y avivando aún más la creciente guerra de precios. Ahora mismo, China es el mercado más grande del mundo y BYD es su mayor vendedor, con uno de cada dos híbridos vendidos en el país asiático. La compañía vendió nada menos que 3 millones de coches el año pasado, superando a Volkswagen y entregó casi un millón en el primer cuatrimestre de este año. Su estrategia, centrada en la idea de que los híbridos están superando los límites de la autonomía para abordar el temor de los consumidores de abandonar la gasolina, parece estar funcionando. Ahora se dedica básicamente a aumentar las exportaciones de estos coches a mercados emergentes que carecen de infraestructura de carga de baterías.
La evolución de BYD, de lo que era antes a lo que es ahora, ha sido drástica y ha sorprendido a algunos críticos como Musk, quien la desestimó y ahora se lleva las manos a la cabeza. La marca china superó en ventas a la estadounidense el año pasado y este 2024 se las están viendo en una batalla peleada. Sin embargo, este nuevo lanzamiento le pone las cosas muy difíciles a Musk, sobre todo cuando las consecuencias ya se sienten: las acciones de BYD han subido hasta un 4% nada más presentar sus nuevos modelos.
Aunque Tesla es el vehículo eléctrico más vendido en Estados Unidos, está perdiendo participación de mercado en el extranjero frente a la competencia, que vende mucho más barato. Y, si bien Tesla es pionera de EV, no ha implementado recientemente ninguna innovación significativa que ayude a justificar ese plus en el precio. Los datos ilustran una situación nada optimista, mermada por una caída de ingresos y beneficios, problemas técnicos y de diseño y promesas incumplidas.
A nivel global, Tesla vende un 8,5% menos respecto al año pasado y la compañía se ha visto abocada a recortar la plantilla, anunciando el despido del 10% de sus trabajadores. El pasado abril, registró una caída anual del 2,3% en Europa, mientras el sector en todo el continente crece a un 14%. Ocurre lo mismo en China. Su planta de Shanghái fabrica cada vez menos unidades, mientras que el resto del sector en el país crece desmesuradamente. La brutal competencia de empresas como BYD es solo una de las causas.
Con las cifras sobre la mesa, el relato del multimillonario sudafricano no ha tardado en cambiar. Pasó de reírse de BYD en entrevistas a pedir ayuda a los gobiernos ante el nivel que han demostrado los fabricantes chinos. En una conferencia sobre resultados, señalaba que la industria china puede "prácticamente demoler a la mayoría de las otras compañías automotrices del mundo a menos que se establezcan barreras comerciales más fuertes en su lugar”, algo que ha sucedido recientemente. Ahora, Tesla y otras marcas occidentales están protegidas de la competencia mediante aranceles. La pregunta es qué pasará cuando estos ya no estén porque los consumidores estadounidenses hayan exigido opciones más baratas como las que hay en el extranjero.
De hecho, los precios atractivos y el diseño de los coches de marcas asiáticas ya empiezan a convencer más al consumidor occidental. Las ventas de otras marcas han aumentado respecto al mismo trimestre en 2023: Hyundai crece un 62%; Kia, un 88%; Toyota, un 65%, o BMW, un 62,6%. A Tesla le está costando mucho más.
Y, si a esto le añades la fidelidad de la marca, la situación se pone más complicada para Musk. Su pésima imagen pública es un gran problema que, sin duda, está afectando a sus cuentas. Muchos inversores se han cansado de su modo de gestión y de las promesas rotas. Lleva casi una década anunciando que la conducción autónoma “estaría disponible de forma inminente” y que "habría en las carreteras más de 1 millón de taxis Tesla 100% autónomos en 2020". Hoy, Tesla solo ha conseguido nivel 2 de autonomía en su tecnología. Todo eso le está costando muy caro. Un estudio de Calibre afirma que el número de posibles compradores de coches Tesla en EEUU ha descendido notablemente debido exclusivamente a una cosa: la actitud de su fundador.