La caída de venta de autos a Argentina es visto como uno de los factores que provocó la recesión brasileña.
La noticia de que Brasil entró en recesión supone un revés para la presidenta Dilma Rousseff antes de las elecciones e instala más nubarrones sobre la economía de la región, ya ensombrecida por la crisis en Venezuela y el default en Argentina, señalan analistas.
El gigante sudamericano se contrajo 0,6% en el segundo trimestre del año respecto al primero, cuando también tuvo una caída de 0,2% según cifras oficiales divulgadas este viernes.
e trata de la primera vez que Brasil registra un retroceso económico durante dos trimestres consecutivos (lo que técnicamente pauta una recesión) desde la crisis financiera global de fines de 2008.
Rousseff, que se juega su reelección en octubre, aseguró que este escenario es “momentáneo” debido a factores especiales como el Mundial de Fútbol.
“Debido a la Copa tuvimos la mayor cantidad de feriados en toda la historia de Brasil”, comentó.
Su ministro de Hacienda, Guido Mantega, atribuyó además las nuevas cifras a la coyuntura internacional, una sequía en el país y una fuerte baja en la venta de autos a Argentina.
Pero los expertos advierten que hay problemas estructurales que ahogan desde hace cuatro años el fuerte crecimiento con que Brasil deslumbraba al mundo y apuntalaba a sus vecinos.
“Esto afecta mucho a la región porque es el mayor país de América Latina: todos los países que tienen relaciones comerciales con Brasil van a sufrir el impacto”, dijo Margarida Gutierrez, profesora de macroeconomía en la Universidad Federal de Río de Janeiro.
Cifras y votos
Aunque los expertos preveían un retroceso de la economía brasileña en el segundo trimestre, las cifras son más negativas de lo esperado a cinco semanas de los comicios nacionales.
“Esto puede tener una implicación sobre las elecciones”, sostuvo Gutierrez.
Una encuesta divulgada el miércoles indicó que la presidenta sigue siendo favorita para la primera vuelta, pero perdería por nueve puntos en una eventual segunda vuelta ante la ecologista Marina Silva, candidata del Partido Socialista Brasileño.
En el primer debate entre presidenciables esta semana, Silva criticó la situación económica de Brasil y acusó a Rousseff de mostrar un país “casi cinematográfico (que) no existe para la gente”.
Rousseff, del izquierdista Partido de los Trabajadores, sostuvo que en su gobierno se crearon las bases para un nuevo ciclo de crecimiento y que Brasil puede tener “una política de expansión en toda América Latina” con oportunidades para sus empresas.
Pero los datos divulgados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) mostraron que en el segundo trimestre de este año las inversiones en el país cayeron 5,3% respecto al período previo y la actividad industrial cayó 1,5%.
“Todo aquel que tenga como comprador a Brasil está teniendo una caída importante en las perspectivas de compras”, indicó desde Buenos Aires el especialista Gustavo Segré, director de Center Group, una consultora comercial en la región.
No obstante, distinguió que las grandes industrias de la región con negocios en Brasil sentirán más el impacto que las pequeñas y medianas empresas, que aún tienen en el país un mercado atractivo por su gran tamaño.
Problemas de vecinos
La economía brasileña también parece estar sintiendo los problemas económicos y financieros de Argentina y Venezuela, dos socios clave en la región con los que integra el Mercosur.
Por ejemplo, las exportaciones de vehículos de Brasil a Argentina —que sostenían el comercio bilateral— se desplomaron 36% entre enero y julio, mientras que en el sentido contrario cayeron 24%.
Las tensiones parecen estar aflorando.
“Si las economías que nos compran no logran revertir su situación, difícilmente nuestros sectores exportadores puedan ser dinámicos”, se quejó el ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, que esta semana se reunió con Mantega en Sao Paulo.
“Exportamos menos autos a Argentina y esa es una de las causas de que estemos creciendo menos”, indicó por su lado Mantega este viernes.
El ministro brasileño negó que Brasil esté en una verdadera recesión, argumentando que la caída del PIB fue pequeña y no afectó el desempleo ni el consumo. También previó una recuperación en el segundo semestre.
Sin embargo, admitió que deberá revisarse la previsión de crecimiento de 1,8% para este año. Economistas privados creen que en 2014 Brasil se expandirá menos de un punto porcentual.
Gutierrez explicó que la caída de las inversiones refleja una desconfianza en la economía y la incertidumbre de un posible ajuste en 2015, mientras la industria pierde competitividad por la apreciación de la moneda brasileña y los costos de producción.
Tal escenario tiende a golpear los flujos de comercio en la región, explicó la economista. “Esto va a atrasar inversiones (y) reducir niveles de producción”, concluyó.
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