Según un estudio hecho en 2012 por la Universidad de Columbia en Nueva York, Noruega es uno de los países más felices del mundo
Abrazada por montañas y elevándose sobre una imponente costa de fiordos, la segunda ciudad de Noruega, Bergen, tiene vistas de tarjeta postal.
Al ser el centro de las pujantes industrias de petróleo y gas es también un lugar de mucha riqueza.
Sin embargo, hay pocas muestras de gastos ostentosos. No hay súper autos de lujo con vidrios ahumados, ni tiendas de carteras de marca, ni filas de gente frente a clubes nocturnos exclusivos.
Mientras que, tras descubrir petróleo, otros países han derrochado los ingresos, Noruega ha seguido invirtiendo el dinero de la renta de su petróleo y gas en un gigantesco fondo soberano.
El fondo, cuyo valor se calcula en $800.000 millones, es propietario del 1% de todas las acciones del mundo entero y es lo suficientemente grande para hacer millonarios a todos los ciudadanos del país en la moneda local, la Corona. En la práctica es una cuenta de ahorros descomunal.
Y la mayoría de la población noruega parece contenta con esto. Según un estudio hecho en 2012 por la Universidad de Columbia en Nueva York, Noruega es uno de los países más felices del mundo.
"Tuvimos que invertir mucho dinero antes de que pudiéramos gastarlo en algo", dice el profesor Alexander Cappelen de la Facultad de Economía de Noruega, NHH, al explicar por qué aparentemente el país ha evitado caer en las trampas que trae la enorme riqueza.
"En otros países el petróleo es mucho más fácil de extraer", dice, lo que significa que reciben el dinero de una vez.
"Adoptamos la mentalidad correcta, al saber que era un plan a largo plazo".
Confianza en el gobierno
De manera tal que no hay una bonanza de gasto en Noruega. De hecho, según una directriz -seguida muy cuidadosamente- sólo el 4% del excedente del fondo se destina a gastos o inversiones en proyectos públicos.
Hay varias razones, indica Cappelen, por las cuales Noruega se conforma con ahorrar su riqueza y no le hace caso a las tentaciones de una vida de lujos.
"Para que este tipo de sistema funcione, hace falta tener un enorme nivel de confianza", apunta Cappelen.
"Como resultado de la democracia social y de las políticas igualitarias es una sociedad homogénea y ha desarrollado un enorme nivel de confianza".
"Confiamos en el gobierno. Creemos que nuestro dinero de los impuestos se gastará sensatamente. Una vez que comienzas a confiar en que los otros están contribuyendo con su parte, entonces cada uno está contento de contribuir con la suya".
¿Entonces es rica Noruega porque los noruegos tienen un alto nivel de confianza o son sus ciudadanos confiados porque son ricos?
"Creo que son las dos cosas", dice Cappelen. "Altos niveles de confianza hacen más fácil el crecimiento económico". Sin embargo, este boompetrolero se está apagando. ¿Y ahora qué?
"La economía noruega está en una situación muy afortunada. Estamos hablando de un cambio gradual en los próximos años", dice la ministra de Finanzas de Noruega, Siv Jensen.
"Hemos tenido un crecimiento más lento en la productividad en los últimos años y en este gobierno tenemos que mantener un nivel de impuestos competitivo y reducir los trámites burocráticos para atraer inversiones".
"Sin embargo, es verdad que tenemos costos comparativamente más altos que cualquier otro país".
"Respetamos el trabajo duro"
Esos costos son bastante impactantes para un visitante. En una cafetería con vista al mercado de pescado, mientras bebe un capuchino que cuesta casi US$10, Tone Hartvedt, de la Business Region Bergen, explica que los costos son simplemente comparables a los salarios.
"Puede sonar sorprendente, pero para nosotros no es demasiado caro", indica Hartvedt. "Solemos tener casas de verano e invierno o cabañas y vivir aquí está a nuestro alcance. Es cómodo".
Esto es inesperado para los visitantes que no estén familiarizados con la situación. Después de una visita al supermercado local encontramos que una compra que incluya la pasta, el pan, el queso y los tomates más baratos sumaría un total de US$50.
Sin embargo, señala Hartvedt, eso redunda en toda la cadena: "Le pagamos a nuestros trabajadores un salario que significa que tienen una buena calidad de vida; ese no es tanto el caso en sitios como Londres".
"Aquí respetamos el trabajo duro, pero no creemos que el trabajador mejor pagado en una compañía debería ganar mucho más que el de menor ingresos".
"Esto sí significa que algunas personas muy talentosas se van a otros países donde se les va a pagar más", apunta.
¿Y se consideran los noruegos ricos? "No, no pensamos en cosas como esa. Es para el futuro", dice ella.
Retos económicos
En una isla situada a media hora de Bergen se encuentra Coast Center Base (CCB), un enorme centro de apoyo para la industria de petróleo y gas. Hay una plataforma, un camión de bomberos rojo y enorme, en el puerto esperando ser revisada.
"Recuerdo los días cuando había muchos agricultores y pescadores en Noruega. La vida ha cambiado para el noruego promedio", señala el director ejecutivo del CCB, Kurt Andreassen.
"Esta base se inauguró en 1974 y en estas décadas ha ocurrido un cambio tremendo. Hay ahora un bienestar muy alto. Es muy diferente a 40 años atrás. Mucha gente tiene educación, las cosas han cambiado".
Y cuando el petróleo finalmente se acabe, "Noruega sobrevivirá, pero será un reto para todos nosotros", señala.
"Nuestro desafío será utilizar nuestra pericia y aplicarla en otras áreas".
Es un punto de vista que comparte Dag Rune Olsen, rector de la Universidad de Bergen. "Me preocupa que no invirtamos lo suficiente en otros medios para generar ingresos en las próximas décadas".
"Todos estamos bien conscientes de que los recursos de petróleo y gas son limitados y, por lo menos en cuanto al petróleo noruego se refiere, nos costará más año por año extraerlo", apunta.
"Es evidente que necesitamos encontrar otras fuentes de ingresos y ahora que tenemos las habilidad de invertir, es crucial que lo hagamos".
"Conseguiremos empleos"
Quizás tener conciencia de que no va a durar para siempre explique en cierto modo porque se ven Volvos de segunda mano circulando por las serpenteantes calles de Bergen, en vez de los Porsches o Bentleys que se ven, por ejemplo, en zonas acomodadas de Londres.
Prudencia y pragmatismo, en vez de apariencias, parece ser la actitud.
i bien hay indicios de preocupación por lo que pueda ser de Bergen, y Noruega, cuando se acabe el petróleo, la mayoría de los noruegos sigue teniendo confianza en su futuro.
"Estamos en Noruega, no nos preocupan estas cosas", respondieron unos estudiantes de la Facultad de Economía de Noruega, mostrándose algo incómodos, cuando se les preguntó si estaba preocupados por sus empleos.
"Trabajaremos duro y conseguiremos trabajo".
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