Apenas hay ya discusión entre los científicos sobre la pérdida de hielo en el Ártico. / IAN JOUGHIN
Ni hay un cambio de ciclo solar que envíe más calor a la Tierra, ni los calentamientos de tiempos pasados fueron como este. Evidencias científicas desarman a los más escépticos.
El cambio climático es un fenómeno global, sobre el que existen pocas dudas desde el punto de vista científico, pero difícil de percibir en la vida diaria. Además, al ser un problema planetario y condicionado por factores que parecen fuera del alcance del ciudadano común, resulta difícil implicarse de verdad en los debates sobre cómo afrontarlo y se discute el problema desde la distancia. Estas condiciones favorecen el afianzamiento de percepciones que no tienen que ver con la realidad, pero encajan bien con las tendencias ideológicas propias. Presentamos algunos mitos que suelen blandir los negacionistas, pero también otros de quienes admiten la realidad del calentamiento, pero obvian las discusiones sobre sus efectos.
El consenso científico
El 97,1% de los estudios sobre el calentamiento global publicados en los últimos 20 años concluyen que es real y señalan a los humanos como culpables. La recopilación la realizó un grupo de científicos en 2012 tomando artículos científicos sobre la materia publicados desde 1991 en miles de revistas científicas. Los resultados se publicaron en Environmental Research Letters. Incluso antiguos escépticos como Mariano Rajoy han aceptado que el calentamiento es real. El papa, también.
El Sol no es el causante
Algunos de los que ponen en duda el cambio climático afirman que la tendencia actual es natural y que se debe al cambio en el ciclo solar, que habría incrementado la radiación de la estrella sobre la Tierra. Sin embargo, mediciones de satélites en órbita terrestre desde 1978 muestran que la cantidad de energía solar que llega a la parte superior de la atmósfera no ha variado. El problema es que una vez que entra, debido al efecto invernadero de gases como el CO2, sale cada vez menos.
Un pasado con calor, pero...
El estudio del hielo milenario de los glaciares ha permitido estudiar las concentraciones de dióxido de carbono durante los últimos 800.000 años y estimar las temperaturas del pasado remoto. Esa información muestra que tanto las temperaturas como la concentración de gases con efecto invernadero han sido superiores en el pasado. Sin embargo, lo que parece distinto es el ritmo de crecimiento. Durante los últimos periodos de calentamiento la temperatura media necesitaba 5.000 años para subir entre cuatro y siete grados. Solo en el último siglo ha aumentado casi un grado, 10 veces más rápido.
Fenómenos extremos
Aunque eso no signifique que antes no había ciclones o lluvias torrenciales, los científicos están logrando asociar fenómenos climáticos extremos al calentamiento global. Un informe de la Sociedad Meteorológica Americana publicado este mes ha analizado varios de estos sucesos y ha tratado de distinguir cuáles se pueden achacar al incremento global de temperaturas y cuáles no. En el documento se afirma, por ejemplo, que las lluvias extremas del invierno de 2013 y 2014 en el Reino Unido no se relacionaron con el calentamiento, pero sí se encontró vínculo con la ola de calor de 2013 en Argentina, que el cambio climático hizo cinco veces más probable.
Más hielo en la Antártida
Que en el ártico hay cada vez menos hielo tiene poca discusión entre los científicos. No pasa lo mismo con la Antártida donde la cuestión es más compleja. Según la NASA, en diciembre de 2013, el hielo marino que rodea el continente alcanzó su mayor extensión. Este incremento, no obstante, no implica que se reste importancia a las consecuencias del calentamiento. Aunque aún hay debate, algunos investigadores han planteado que el cambio de las corrientes marinas y los vientos causados por el cambio global ha favorecido la formación de hielo en la Antártida, pero la NASA considera que la subida general de temperaturas acabará por afectarle también. Ese continente atesora entre sus hielos alrededor del 80% del agua dulce del planeta, con una capa de hielo de 2.500 metros de altura de media.
Beneficios económicos
Es posible que algunos países como Rusia o Canadá se beneficien de los efectos del cambio climático. El incremento de temperatura puede poner a disposición de estos países recursos naturales bloqueados hasta ahora por el hielo o convertir en terrenos fértiles algunos que ahora no lo son por el frío. Sin embargo, otras regiones, como el sur de Europa, verían cómo las sequías se agravan. La consultora Mercer ha realizado un análisis para estimar los efectos económicos según los grados que aumente la temperatura. Según se explicaba en un reciente artículo del Financial Times, los retornos en las inversiones en infraestructuras o agricultura en mercados emergentes podrían mejorar si el calentamiento se limita a 2 grados hasta 2050, pero descenderían en países desarrollados o compañías menores. Hasta ahí habría perdedores y ganadores. Pero si la subida es de cuatro grados, prácticamente todas las inversiones resultarían perjudicadas, con excepciones como la energía nuclear o las renovables.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/11/30/actualidad/1448887175_068070.html
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