sábado, 30 de noviembre de 2019

Explotar el equivalente a cien campos de fútbol para una aceite esencial: lo que la etiqueta de la cosmética natural no dice

cosméticos


Por qué usar ingredientes sintéticos puede ser la opción más sostenible


Cincuenta hectáreas de cultivo biológico, el equivalente a 100 campos de fútbol, es lo que necesita una conocida firma de productos de belleza nicho para producir el aceite esencial con el que formula su línea más vendida. "Explotar un recurso natural, certificado o no, para muchas veces obtener una cantidad de materia prima pequeña, no es para nada sostenible. Pensemos solamente en el consumo de agua y el desgaste del terreno", reflexiona el farmacéutico Héctor Núñez, conocido como 'Cosmetocrítico', el alias que utiliza en las redes sociales. Máster en cosmética, abrió la cuenta en Instagram el pasado diciembre porque estaba cansado de los perfiles que hablaban sin tener una formación específica, y "la mala prensa que se le estaba haciendo a la cosmética convencional", que no es forzosamente menos sostenible que la 'natural'.
Amparo Violero es otra de las profesionales que ha ganado seguidores desmintiendo bulos. Si un activo natural tiene su gemelo sintético, dice esta científica, muy probablemente sea más sostenible sintetizarlo en laboratorio que extraerlo de la naturaleza y purificarlo. "Con el ácido hialurónico sucede. Por suerte, no es común que se extraiga de las crestas de los gallos, sino que se produzca biotecnológicamente en reactores con la ayuda de bacterias transgénicas", cuenta. Apoem es una de las marcas que apuestan por la biotecnología y prefieren obtener sus ingredientes a través de procesos como la fermentación o el cultivo de células. Lo orgánico es su segunda opción, "pero siempre que sea second life, es decir, que no se cultiven ex profeso para la piel, sino que sean un subproducto de la industria alimentaria", explica su directora de i+D, María del Mar Arasa.


"La biotecnología es el futuro", insiste Ana Santamarina. Formuladora de cosmética natural, defiende que ser verdaderamente sostenible implicaría, además, adherirse a la química verde, "porque se deberían evitar ciertos tipos de reacciones químicas y formular con pocos ingredientes, entre otras muchas cosas. Por otro lado, habría que tener en cuenta las condiciones a las que son sometidos los trabajadores: las micas y las arcillas pueden provenir de países del Tercer Mundo y que sean recogidas por niños pequeños".

Los plásticos emiten menos CO2 en el transporte

Aunque también hay otras opciones buenas, con los frascos existen ciertas paradojas. Como explica la cosmetóloga Eva Raya, cofundadora de Alice in Beautyland, pese a que el plástico es uno de los materiales peor vistos, también es más ligero, con lo que se reducen las emisiones de CO2. "Algunos envases en apariencia más reciclables no son tan inocuos con la transmisión de partículas al producto, y ciertas formas de envasado que se utilizaban en el pasado no pasarían los controles sanitarios que se exigen hoy", puntualiza Raya.
Núñez habla de la moda de los botes de caña de azúcar, que no dejan de ser plástico, solo que obtenido de esta planta. Para él, una de las preguntas que deberías plantearte es si el cosmético que vamos a adquirir necesita embalaje. "Esa es otra de las opciones: buscar cosméticos que prescindan del acondicionamiento secundario o que si lo llevan por lo menos sea de cartón reciclado […]. Es cierto que los sistemas de dosificación tipo airless protegen la fórmula de nuestras sucias zarpas, pero es casi imposible reciclarlos, por lo que un tapón simplón no me parece tan mala idea".
Cuando la marca Lush usa envases –vende cosméticos ya sin ellos– emplea materiales reciclados o de fibras orgánicas, reciclables, compostables o reutilizables. En 2016 andaban buscando una alternativa al de los champús sólidos (los sirven en cajas metálicas) cuando contactaron con Eco Intervention, un grupo sin ánimo de lucro cuyo objetivo es educar a los habitantes del Alentejo portugués en la explotación sostenible de los bosques. A cambio de que les suministren las cajas de corcho de estas pastillas (que equivalen a tres botellas de champú), Lush dona cinco euros para ayudar a la reforestación.
"Sabíamos que el corcho era un material capaz de secuestrar los gases del efecto invernadero de la atmósfera, pero cuando lo estudiamos con profundidad nos dimos cuenta de que una de nuestras cajas era capaz de eliminar más CO2 del que emitía en su ciclo de vida. Estamos hablando de envases que literalmente luchan contra el cambio climático", explican Simon Brewer y Ben Davis, del equipo de Impacto Ambiental de Lush. Las cajas de corcho se trasladaron de Portugal a Dorset (sudoeste de Inglaterra) en un velero holandés. "Más que ser una forma nostálgica y bonita de transportar mercancías, la navegación de vela podría ser una alternativa sin emisiones que valga la pena volver a utilizar", argumentaba Agnes Gendry, del equipo de Compra Ética de la compañía inglesa.
Fletar un balandro es mucho menos contaminante, desde luego, pero existen medidas menos llamativas y efectivas: los campos y las fábricas de Yves Rocher se encuentran en un radio de 30 kilómetros dentro de La Gacilly (Bretaña), donde consiguen manufacturar el 89% de su producción. Toda la electricidad que consumen la obtienen de fuentes de energía renovables; la planta de Sisley, cosmética de lujo, en Saint-Ouen-l'Aumône (Francia), integra en la cubierta la mayor central fotovoltaica al norte del Loira, 36.000 metros cuadrados que les permiten dejar de emitir unas 44 toneladas de CO2 cada año.

No puedes saber cómo de ecológica es tu crema por la etiqueta

Conocer la verdadera sostenibilidad de los productos de belleza es un auténtico embrollo. Para ser estrictos, implica mucho más que conocer con qué materiales se fabrica el envase y, por descontado, si el origen de sus ingredientes es natural o artificial (que no sirve de mucho). "Es una cuestión de extrema dificultad porque hay que tener en cuenta todo el ciclo de vida de los productos cosméticos, desde lo que podemos hacer con lo que ya tenemos en las manos: ¿Se puede reciclar y reutilizar? ¿Contamina el agua? ¿Qué se ha hecho durante su fabricación y distribución? ¿Qué y cuánta energía se ha utilizado? ¿Se han gestionado los residuos? ¿Hacia dónde y cómo se ha transportado el producto?", plantea Violero, quien añade: "Antes de su fabricación habría que cuestionarse de dónde provienen los ingredientes, si se usan fuentes renovables o las condiciones de trabajo. Evaluar un producto en una tienda sin una colaboración activa por parte de la empresa que lo fabrica es sencillamente imposible. Recordemos que no tienen obligación legal de compartir con el consumidor sus políticas o procesos internos, aunque cada vez son más las que transmiten sus filosofías con una intención de transparencia y conexión con su cliente".
Así también se trabaja por la sostenibilidad. Desde el año pasado, L'Oréal España puede vanagloriarse de ser neutra en emisiones de carbono en todos sus centros de producción, distribución y oficinas. La fábrica en la que producen los productos para el cabello, en Burgos, es la primera "fábrica seca" del grupo: allí el uso del agua fresca solo se concibe como materia prima y para el consumo humano, el resto se reutiliza. Hace unas semanas presentaron el informe en el que recogían los logros verdes conseguidos hasta la fecha, y aprovecharon para anunciar la creación de un sistema que analiza el perfil social y medioambiental durante el ciclo completo de vida de sus cosméticos. Es la herramienta de optimización de productos sostenibles o SPOT, por sus siglas en inglés. "El consumidor español cada vez está más concienciado y se informa más, por lo que tenemos la responsabilidad de ser transparentes", dijo el director de Sostenibilidad de l'Oréal España, Íñigo Larraya.
Los interesados en la trazabilidad de los productos de Guerlain acceden a la información desde los códigos QR de la web de la marca. La compañía fundada en 1828 se ha asociado con Verescence, una empresa fabricante de envases de vidrio para rediseñar los de la línea Abeille Royale. Hechos con un 90% reciclado, la nueva generación es más ligera y compacta y calculan que emite un 44% menos (565 toneladas) de CO2 y reduce el consumo de agua un 42%. De la labor social se encarga la Escuela de Abejas, dirigida a niños de Primaria. Aunque el centro es relativamente nuevo, las colaboraciones para la protección y el estudio de estos insectos comenzaron en 2011 y hace tres años que trabajan con el Observatorio Francés de Apicultura desarrollando reservas de colmenas en Europa.
El sector de las fragancias es el que más crudo lo tiene para ser sostenible: un litro de aceite esencial de rosa damascena necesita 4.000 kilos de pétalos. Una salida podría ser EcoBoost, una tecnología que permite usar solo un 10% de la dosis de fragancia en aceite necesaria para comenzar a producir sus perfumes. Y todavía está por ver que alguien gaste 70 euros en una caja que no esté envuelta en celofán. La inversión en I+D resulta esencial para encontrar soluciones, pero es mirando al pasado donde el Grupo Clarins está contrarrestando la huella que dejan los frascos y packagings cualitativos. De las fuentes de perfume del siglo XVIII que decoraban las mansiones de la aristocracia partió la idea de crear un sistema de recarga, la Mugler Fountain con la que estiman que se reutilizan 4.320 frascos al día.

Cinco pistas para detectar las opiniones falsas en Booking o Amazon


Cajas de Amazon | Cordon Press


Amazon se encuentra entre los principales afectados por estas empresas que se dedican a crear opiniones falsas.


La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha llevado a cabo un estudio sobre las opiniones que suelen leer los consumidores en las paginas web referentes a los productos antes de realizar su compra. En el informe llega a la conclusión que un porcentaje significativo de esos comentarios están influenciados por opiniones interesadas.
Según esta investigación, la OCU ha comprobado la existencia de empresas que venden sus productos a través de plataformas de internet que ofrecen una comisión o sus productos gratis a cambio de una valoración positiva.
La OCU ha basado su estudio en técnicas de big data, donde ha analizado 6.360.000 opiniones, sobre 47.000 productos y hoteles ofrecidos por Amazon, TripAdvisor y Booking. Los autores de estas opiniones se han sometido 11 test diferentes que identifican patrones anómalos (usuarios que siempre dan 5 estrellas, que concentran muchas opiniones en un solo día, productos con opiniones que repiten expresiones…) comprobando si ese patrón provocaba una diferencia significativa en la puntuación frente al resto de opiniones.
Según los datos de OCU y dependiendo del producto, casi un tercio de los consumidores señala las opiniones de los usuarios como un motivo importante para decidir su compra. Si además tenemos en cuenta que aproximadamente el 70% de los consumidores solo mira los resultados de la primera página del buscador, la existencia de opiniones falsas, que buscan posicionar los productos u hoteles entre los primeros resultados, tienen una repercusión negativa en las decisiones de compra de los consumidores.

Amazon entre los afectados


De este análisis se concluye, que los productos en Amazon son los principales afectados por estas falsas opiniones, un total del 8,4%. Mientras que en TripAdvisor el 6,2% de los hoteles anunciados está afectado por este problema. Booking sería la menos afectada con un 2,1%.
En Amazon, aseguran trabajar duro para hacer frente a este fenómeno. La plataforma emplea un algoritmo para ordenar los productos teniendo en cuenta el número y calidad de sus opiniones (entre otros factores). Además, prohíbe a los vendedores ofrecer incentivos a cambio de opiniones y revisa los comentarios antes de publicarlos. No permite opinar si no se han hecho compras de más de 50 euros.
Desde la OCU critican TripAdvisor permita opinar sobre cualquier restaurante u hotel sin que exista constancia de que lo haya visitado (y no se advierte sobre ello). Booking, sin embargo, tiene menos fake reviews debido a que solo admite opiniones de usuarios que hayan hecho una reserva en su plataforma. Eso sí, un establecimiento podría incentivar artificialmente las opiniones positivas haciendo falsas reservas, ya que el único coste sería el de la comisión de Booking (un 15% de media).

El papel de Facebok y Telegram


Tanto Facebook como Telegram serían los intermediarios que utilizan las empresas que se dedican a crear estas opiniones falsas, para establecer el contacto con los consumidores que emiten esas opiniones. OCU ha podido reunir más de 75 empresas, casi todas radicadas en China, que venden centenares de productos en Amazon y están utilizando este mecanismo para dar más visibilidad a sus productos.
En el buscador de ambas redes sociales puedes poner amazon reviews, y encontrás decenas de grupos en los que se invita a los usuarios a opinar positivamente de artículos a cambio de regalos o ingresos vía Paypal.

Cinco pistas para sospechar de una fake review


  1. El producto tiene comentarios sin "compra verificada". Ni siquiera se tiene la certeza de que quien está opinando ha adquirido o contratado el producto.
  2. Las opiniones incluyen muchas fotos, incluso vídeos. No es razonable que un producto cuente con muchos usuarios tan satisfechos como para dedicarle tanto esfuerzo a promocionarlo.
  3. Las opiniones más positivas son las más antiguas. Ordena los comentarios por fecha y mira a ver si las más benevolentes coinciden en unas determinadas fechas. ¿Acaso algún vendedor las promovió en su día?
  4. El gráfico de valoraciones para ese producto o servicio tiene forma de C. Es decir, hay muchísimas buenas valoraciones (5 estrellas), pero también bastantes muy malas (1 estrella).
  5. Quienes opinan sobre ese producto o servicio lo hacen mucho y siempre en positivo. Revisa sus perfiles y comprueba si opinan además sobre productos o servicios poco conocidos; a veces incluso han comprado varios aparatos del mismo tipo.
LIBRE MERCADO
29/11/2019

Por qué debes tomar tus apuntes a mano

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.


Los estudiantes actuales prefieren coger notas con el ordenador, sin embargo, esa no es la mejor forma de asimilar la información, según las últimas investigaciones


Si hace tiempo que terminaste la carrera es bastante probable que te recuerdes a ti y a tus compañeros tomando notas y apuntes a mano, en cuadernos. Quizá si ibas muy deprisa después, a la hora de estudiar, tenías que desentrañar ese código encriptado que habías escrito. A día de hoy los alumnos actuales no tienen esa clase de problemas debido a que han crecido utilizando ordenadores y probablemente se los lleven a clase, con el fin de apuntar mucho más rápido.
Otro beneficio patrocinado por el avance de las tecnologías, ¿verdad? Pues quizá no sea así. Un experimento dirigido por Pam Mueller en la Universidad de Princeton y publicado en 2014 indagó en ello con una muestra de estudiantes que recibieron charlas Ted. A la mitad de ellos se les obsequió con ordenadores y a la otra parte con hojas para que tomaran notas con un bolígrafo. Las conclusiones fueron llamativas: aquellos que usaban teclado escribieron de manera más literal las palabras de los profesores, frente a los que escribían a mano y que, al tomar notas más lentamente, no tuvieron más remedio que resumir la información.

Procesar información

Después, se les hicieron algunas pruebas para distraerlos y más tarde se les preguntó sobre el contenido de la conferencia. A la hora de recordar hechos no importó realmente el método por el que hubieran optado, pero cuando se les pidió que explicaran los conceptos que la conferencia había cubierto, los estudiantes que habían tomado notas a mano lo hicieron mejor, según informa 'BBC'.
Cuando usas bolígrafo y papel procesas la información mejor y además puedes añadir datos adicionales o subrayar conceptos

¿Por qué? Tomar notas literalmente implica una forma menos profunda de procesamiento cognitivo. Incluso puedes hacerlo sin pensar en el contenido, poniendo "el piloto automático". Sin embargo, cuando usas bolígrafo y papel procesas la información más profundamente debido a que no puedes escribirla toda, y además puedes moverte a tu antojo por la página, agregando información adicional en los márgenes o subrayando aquellas cosas que te parecen fundamentales.
La cuestión que se plantearon a continuación fue si tal vez el problema era que a la hora de utilizar ordenadores la información se copiaba de manera literal. Se realizó otro estudio similar, pero esta vez se advirtió a los estudiantes que no tomaran las notas literalmente. A pesar de la advertencia, los resultados fueron muy parecidos a los de la investigación anterior y aquellos a los que se les había entregado un ordenador no pudieron responder a las preguntas más conceptuales.
Quizá puedas pensar que, a la larga, si tus notas son más literales y no tan sintetizadas como las que escribimos a mano, los resultados para estudiar puedan ser mejores. En realidad no, cuando a los estudiantes se les permitió revisar sus notas antes de ser evaluados una semana después, el grupo de lápiz y boli mejoró. La razón es que el procesamiento cognitivo de esa información, que ya se había aprendido o escuchado mejor (en lugar de copiarse con el piloto automático), era superior y por tanto lo comprendieron y recordaron mejor más adelante.
El pro de no tener que tomar notas es que puedes concentrar toda tu atención en lo que te dicen sin preocuparte por escribirlo

¿Y grabar una conferencia o una clase para poder tomar notas en un futuro de manera más pausada? También se ha investigado al respecto. Un experimento llevado a cabo por Bianka Patel en la Universidad de Carolina del Norte con unos estudiantes de farmacia dividió una conferencia en dos mitades: la primera parte, de 50 minutos, se grabaría para que pudieran verla cuantas veces quisiera, y la segunda no, por lo que tendrían que tomar notas. Fueron evaluados inmediatamente después de la sesión y una semana más tarde para que los conocimientos se implantaran. ¿En cuál de las dos partes crees que sacaron mejor resultado?
En realidad no hubo diferencia. Esto se debe a que ambas técnicas tienen sus propias ventajas. El pro de no tener que tomar apuntes es que puedes concentrar toda tu atención en lo que te dicen sin preocuparte por escribirlo, porque siempre puedes escucharlo nuevamente más tarde. Pero el beneficio de tomar notas es que te obliga a procesar la información y pensar en ella para encontrar la mejor manera de resumirla.
Por lo tanto, si no puedes escribir rápido a mano, quizá el ordenador portátil sea tu fiel compañero cuando tengas que tomar apuntes, pero si tu objetivo es comprender mejor lo que apuntas y te ves capaz de escribir sin saltarte información, definitivamente tienes que optar por el bolígrafo, como se ha hecho toda la vida.


AUTOR
ADA NUÑO  29/11/2019

Las preguntas que los veganos están cansados de escuchar

veganos

Manifestante en un marcha en favor de la dieta vegana celebrada en Barcelona en agosto de 2019
 / SOPA Images (Getty)


Varios de ellos responden a las dudas más comunes que les plantean


"¿Y no te aburres de comer siempre lo mismo?". "¿Por qué no tomas leche si las vacas no sufren?". Estas son algunas de las preguntas que se hacen una y otra vez a los veganos. En Verne hemos hablado con varios de ellos de ámbitos distintos para que nos desmonten algunos de los clichés más comunes y preguntas que están hartos de escuchar.
Son Tonia García, que vive en una aldea de Asturias, Brañanoveles (Mieres) de solo 11 habitantes; Álvaro Sánchez, uno de los creadores de la marca de ropa y complementos vegana La Bella Solera; Tamara Guerrero, responsable de la web sobre productos veganos en España El Jardín de Asami; Cris Muñoz, creadora de la web El universo de Cris; y David Román, que lleva décadas enfrentándose a estas preguntas como presidente de la Unión Vegetariana Española (UVE).
1. ¿No te aburres comiendo siempre lo mismo?
Álvaro Sánchez: La gente se piensa que un vegano solo come lechuga. En mi caso comeré lechuga tres veces al año, si llega. La variedad de legumbres, cereales, hortalizas y vegetales en general es infinita. Y sus posibles combinaciones ya ni te cuento.
El problema que se suele encontrar la gente al cambiar a una dieta vegana es un paladar acostumbrado a sabores artificiales y salados. La curva de aprendizaje dura lo que tarda tu paladar en aprender a disfrutar de sabores naturales, de productos sin condimentos artificiales. Por eso la comida real les sabe "insípida". Conseguir disfrutar de sabores reales es complicado en esta sociedad de comida procesada, pero es un placer.
Cris Muñoz: ¿Hay vida más allá de las ensaladas, amigos! Lo ideal es hacer platos completos que incluyan una base de cereales o legumbres, variedad de verduras crudas o cocinadas y grasas. Así que podemos preparar desde berenjenas rellenas de quinoa y champiñones con queso vegano por encima, pasta de lentejas con boloñesa vegana hecha con soja texturizada que simula la carne picada, revuelto de espárragos con tofu (en vez de huevo)… Además, hay todo tipo de sustitutivos tipo hamburguesas, pizzas, carnes vegetales y pollo, entre otros, así que no hay mucho aburrimiento.
2. ¿Y no te dan pena las plantas? También están vivas...
Tonia García: Aunque algunos estudios afirman que las plantas y hortalizas sienten algún tipo de dolor o son sensibles al daño, la realidad es que carecen de empatía, instinto maternal, sentimiento de protección a su especie... No sufren emocionalmente, cosa que sí que hacen los animales.
¿Cómo voy a comerme un ser que tiene madre, o siente miedo, o siente cariño, solo por egoísmo gustativo? Imposible.
3. ¿Por qué impones a tu hijo menor de edad una dieta vegana si no puede decidir?
David Román: Todos los padres inculcamos de forma inevitable a nuestros hijos nuestras convicciones, valores y principios. Sería pedir mucho a los veganos que no los criáramos así, cuando ocurre en el resto de hogares. Cuando sean mayores, aceptarán o rechazarán esos valores según su criterio personal, como pasa en todas las familias.
4. ¿Por qué no tomas leche si las vacas no sufren?
Tonia García: Se puede decir que sí sufren, sobre todo si tenemos en cuenta cómo son utilizadas las vacas, el destino de sus terneros y las lesiones cuando las ordeñan con artilugios mecánicos...
5. ¿No te sientes sin energía con lo que comes?
Álvaro Sánchez: Lo mejor suele ser responder con una pregunta, ¿tú, después de ponerte hasta las orejas de comilona, te sientes con energía? No, ¿verdad? Pues yo hace años que no me siento así.
No me siento con menos energía, me siento con mucha más. Mis primeros pasos con el veganismo fueron porque leí sobre la mejora en rendimiento de muchos deportistas de élite. Yo no soy deportista de élite pero sí que me encuentro mucho mejor física y mentalmente, con mucha más fuerza para entrenar y me recupero antes de los esfuerzos.
La energía extra fue el primer beneficio que noté al cambiar la alimentación. Combinar cereales y legumbres no solo ofrece proteínas completas, sino que ofrece también un abanico casi infinito de posibilidades. Ah, y además es más rápido que guisar un animal muerto.
6. ¿Y si estuvieras en una isla desierta y solo pudieras alimentarte de animales?
David Román: Aunque parezca increíble, esta pregunta la hacéis a menudo. Esto es llevar la situación a un caso extremo e irreal que nunca va a suceder. Vivimos en una sociedad con acceso a todo tipo de alimentos y, por fortuna, podemos elegir lo que consideremos más conveniente para nosotros.
7. ¿Un producto cosmético cruelty-free también es vegano? ¿Y viceversa?
Tamara Guerrero: No, cruelty-free (libre de crueldad animal) significa que ni el producto ni sus ingredientes han sido testados en animales. Vegano significa que el producto no contiene ingredientes de origen animal.
Un producto puede ser ambos (cruelty-free y vegano), o uno (cruelty-free, pero no vegano) o el otro (vegano, pero no cruelty-free).
Una empresa puede afirmar ser vegana, o sacar al mercado líneas de productos veganas, pero esto no significa necesariamente que los productos ni la marca en sí sean 100% cruelty-free. Aunque puede parecer extraño, una empresa que no utiliza ningún ingrediente de origen animal para fabricar sus productos, aún podrían experimentar en animales, tanto los productos finales como los ingredientes que los componen.

Cuatro daños colaterales que nos deja el Black Friday

Cuatro daños colaterales que nos deja el Black Friday


Contaminas al comprar compulsivamente, los ciberdelincuentes acechan tus dispositivos y otras formas en que el Viernes Negro hace honor a su nombre


El anunciadísimo Black Friday ya está aquí. Disponibles en todos los escaparates (físicos y virtuales) ya se encuentran todos los productos deseados que coparán las listas de los más vendidos, especialmente aquellos relacionados con la tecnología. Los expertos insisten, un año más, en la importancia de comprar con cabeza y huir de la impulsividad. Pero no es la única cuestión a tener en cuenta antes de sacar la tarjeta de crédito: el impacto en el medio ambiente, los fraudes en las ofertas, la repercusión en el pequeño comercio y el riesgo para la ciberseguridad son otros factores a tener en cuenta para comprar con conocimiento de causa.


Contaminas al comprar
No podemos evitarlo: tenemos que comprar cosas para vivir, pero, a la vez que lo hacemos generamos una huella irremediable en el medio ambiente. Si ya sucede en el día a día, con un volumen de compras normal, imagina cuál es la repercusión de jornadas como el Black Friday en el entorno. Las compras impulsivas, respaldadas por la tentación de los descuentos, se disparan. Sobre todo, aquellas que se hacen por internet, que crecen exponencialmente en esta fecha, y que añaden un eslabón más al trasporte de mercancías hasta la puerta de la casa del comprador. Este año el gasto medio por persona es de 200 euros, lo que, según datos de la empresa social Gratix, equivale a la emisión de 80 kilos de CO2. Por persona.



Este dato es incluso más preocupante si añadimos que el 31% de los españoles compra durante el Black Friday productos que no necesita, según un estudio llevado a cabo por el portal de compraventa Milanuncios. Esta misma fuente señala que, entre los compradores que se arrepienten de sus compras, un 62% lo hace antes de un mes. Contribuimos a la emisión de dióxido de carbono al comprar impulsivamente cosas que ni siquiera necesitamos.
  • Los pequeños comercios van a la zaga
El pequeño comercio es también uno de los perjudicados de estas rebajas: no puede competir con las superofertas que se pueden permitir las grandes superficies al tener un volumen de ventas mucho más alto. De hecho, se estima que el año pasado los comercios minoristas perdieron casi cien mil millones de euros en épocas de rebajas o descuentos especiales, siendo el Black Friday el momento en donde más se perdió, según la consultora Sensormatic.
Entonces, ¿por qué siguen apuntándose a esta tradición? Lo hacen porque no les queda más remedio, esta es al menos la opinición de la Confederación Española de Comercio (CEC). "Los pequeños y medianos comerciantes afrontan por tanto resignados un maratón de descuentos impuesto por internet y otros formatos comerciales, que comienza con el Black Friday y sigue con el Cyber Monday, enlazando con una ya debilitada campaña de Navidad y Reyes y culminando con unas rebajas de invierno ya lejanas a los resultados de hace unos años".
  • Engaño a los clientes con ofertas infladas
Este ya es un clásico que se repite año tras año: en lugar de rebajar el precio auténtico de los productos —por ejemplo, de 200€ a 150€— algunas empresas ponen un precio nuevo más alto como si fuera el anterior: por ejemplo, de 250€ a 200€. Así, el cliente acaba comprando su robot de cocina por el mismo precio que tenía antes creyendo que se ahorra 50 euros. Tanto es así que, según datos de la OCU, en 2018 solo el 37% de los productos analizados estaban más baratos en la semana del Black Friday que el mes anterior. Incluso un 22% habían incrementado su precio.
Los consumidores son cada vez más conscientes —de hecho, en años anteriores se lanzó el movimiento #Blackfraude en redes sociales con el fin de denunciar las ofertas falsas—, pero, a no ser que se realice un seguimiento de precios, es complicado saber cuándo una oferta es buena o es un fraude. En este punto, la tecnología puede echarnos una mano. Un equipo de emprendedores ha desarrollado una herramienta que incorpora inteligencia artificial para identificar si una oferta concreta merece la pena. Se trata de una web en la que el usuario puede consultar el histórico de hasta seis meses de un producto en concreto introduciendo su URL. 
  • Tus dispositivos también están en riesgo
La compra por internet se dispara durante esta jornada de descuentos: es más cómodo pero implica hacer transacciones online. Estos pagos suelen ser seguros pero los ciberdelincuentes aprovechan el Black Friday para intentar sacar provecho. Cuando se acercan las fechas es habitual que envíen correos fraudulentos y utilicen técnicas de phishing para hacerse pasar por un comercio que anuncia sus rebajas. Cuando el usuario accede, creyendo que entra en la página oficial, y facilita sus datos, los ciberdelincuentes se quedan con ellos para su propio uso. A partir de ese momento pueden comprar en su nombre. El riesgo es tanto para los compradores como para los vendedores, que han perdido esa venta y además dejan una sensación de inseguridad en la persona que intentó comprar en su página web. 
Ante el incremento de transacciones y compras online, la empresa Techco Security advierte de la necesidad de extremar las precauciones para evitar ataques cibernéticos. Aconseja mantener los equipos y dispositivos actualizados y con antivirus, tener cuidado con correos que provengan de remitentes desconocidos: pueden llevar a páginas falsas, comprar en páginas de comercio electrónico conocidas y fiables, utilizar una conexión segura y, finalmente, hacer un seguimiento de la cuenta corriente y saldo de la tarjeta utilizada.


Por
El País Retina
29 NOV 2019 - 06:38 CET
https://retina.elpais.com/retina/2019/11/28/tendencias/1574937971_240039.html

Cary Grant, el revolucionario: LSD para las amas de casa y la relación que extrañó a todo Hollywood

Cary Grant en 1950.

Cary Grant en 1950. Foto: Getty Images

Un día como hoy, 29 de noviembre, falleció hace 33 años el actor icono de la elegancia, leyenda del cine y fuente de continuos rumores sobre una vida que resultó difícil de comprender en la era dorada del celuloide



Cary Grant (Bristol, 1904 - Iowa, 1986) falleció un día como hoy de hace 33 años, pero nunca hemos dejado de hablar de él. Como icono de elegancia masculina suele ocupar espacio en publicaciones de moda y como leyenda del cine no deja de provocar interés y discursos nostálgicos sobre unos tiempos en los que la relación entre una estrella, una cámara y el público era mucho menos alambicada que hoy.
Pero, posiblemente a su pesar, gran parte del interés que suscita Grant se debe todavía a su vida privada. Hace apenas dos semanas la que fue su esposa durante tres años en la década de los sesenta, la actriz Dyan Cannon (Washington, EE UU, 1937), desvelaba que rechazó una oferta millonaria para escribir un libro destapando secretos sobre su matrimonio. La oferta vino, además, de Jackie Kennedy, que en la última etapa de su vida trabajó como editora de libros y logró que Michael Jackson escribiese sus únicas memorias en 1987 (Moonwalker).


"Casi nunca daba entrevistas. Y después de empezar a consumir ácidos llamó personalmente a la revista Good Housekeeping y les dijo: ‘¡Quiero hablar sobre esto al mundo! Ha cambiado mi vida. Todo el mundo debería probarlo"
MARK KIDEL, DIRECTOR DEL DOCUMENTAL BECOMING CARY GRANT
La vida de Cary Grant, que se casó cinco veces y tuvo una hija (precisamente con Cannon y a sus 62 años) sigue siendo objeto de interés tres décadas después de su muerte por el abismo que existe entre el personaje elegante, seductor, seguro de sí mismo y con una calmada vis cómica que conocimos en la pantalla, y el hombre atormentado, rebelde y arriesgado que fue en realidad.
Dos hechos llaman la atención sobre todos los demás: uno es su relación con el LSD, sustancia alucinógena que empezó a consumir de modo terapéutico —fue una controvertida moda entre 1950 y 1965 en Estados Unidos y hoy están resurgiendo los estudios que defienden su uso en microdosis como antidepresivo— y, según él, lo salvó de una depresión. La infancia de Grant fue muy triste: su hermano murió muy joven de tuberculosis, su padre era alcohólico y su madre depresiva. Cuando Cary tenía nueve años, su padre envió a su madre a una institución de salud mental y le dijo que había muerto. Al año siguiente, el padre se casó con otra mujer. El actor no supo hasta la treintena, cuando era una estrella de cine, que su madre seguía viva en una clínica de salud mental. Cary Grant tuvo una infancia tan infeliz que, a comienzos de su carrera, decidió falsearla y contar que venía de una buena familia del teatro inglés.  
“Cary era un hombre muy discreto”, recordó en 2017 en las páginas de The Guardian Mark Kidel, director del documental Becoming Cary Grant. “Casi nunca daba entrevistas. Y después de empezar a consumir ácidos llamó personalmente a la revista Good Housekeeping [histórica publicación femenina estadounidense sobre hogar, salud y cocina] y les dijo: ‘¡Quiero hablar sobre esto al mundo! Ha cambiado mi vida. Todo el mundo debería probarlo”. Grant acabó dando esa entrevista: en la página 64 del número de septiembre de 1960, una de las mayores estrellas de la pantalla recomendó a todas las amas de casa estadounidenses que empezasen a consumir LSD.
Cary Grant, su esposa Dyan Cannon y su única hija, Jennifer, en una fotografía tomada en 1966.
Cary Grant, su esposa Dyan Cannon y su única hija, Jennifer, en una fotografía tomada en 1966. Foto: Getty Images
Pero el misterio más duradero sobre Grant son sus relaciones personales. Muchos se han apresurado a afirmar que era homosexual, entre ellos el madame Scotty Bowers en su escandaloso libro de memorias Servicio completo, o el diseñador de vestuario Orry-Kelly, que afirmó haber tenido una relación amorosa con él cuando el actor era joven y acababa de llegar a Nueva York. Kelly también añadió que, por aquel entonces, el actor trabajaba como escort, o sea, hombre de compañía para mujeres adineradas. Otros lo desmienten: “Jamás vi ninguna indicación de eso”, dijo Cannon. La hija de Grant y Cannon, Jennifer, escribió en 2011 en unas memorias sobre su padre: "¿Experimentó sexualmente mi padre? No lo sé. ¿Y yo? ¿He experimentado con mi sexualidad? ¿Y tú? Si la experimentación hace que uno sea gay, entonces me figuro que casi todo el mundo lo es".
La orientación sexual de Cary Grant siempre quedará expuesta a los rumores y las interpretaciones personales. Por su parte, él siempre mantuvo que era heterosexual y, a menudo, fanfarroneó de ello con sentido del humor. “Cuando era joven y muy popular, me encontraba a chicas con su novio y cuando ellas decían algo bonito sobre mí ellos soltaban: ‘Sí, pero he oído que es marica”, contó Grant a The New York Times en una entrevista publicada en 1977. “Es ridículo, pero lo dicen de todos nosotros [en referencia a los actores]. Pero debo decir que ese chico me está haciendo un favor. Número uno, está expresando sus propias inseguridades sobre la chica. Número dos, ha provocado curiosidad en ella sobre mí. Número tres, probablemente esa chica acabe en mi cama para comprobarlo por sí misma. Por otra parte, sé que un matrimonio es feliz y seguro cuando un chico llega y me dice: ‘A mi mujer le encantas”.
Paramount vendió a la prensa la noción de que Cary Grant y Randolph Scottt eran dos grandes conquistadores que compartían una casa que llamaron “el salón de los solteros”. Para reforzar esta idea, se difundieron noticias sobre señoritas que continuamente visitban la casa
Rumores aparte, lo que es indudable es que Grant dinamitó un montón de convencionalismos sobre cómo debía comportarse y vivir una gran estrella masculina del Hollywood de los años treinta (cuyo estrellato se extendió hasta los cincuenta). Y eso ocurrió especialmente durante los 12 años en los que vivió con Randolph Scott (Virginia, EE UU, 1898- California, EE UU, 1987) entre 1932 y 1944. Si es un rumor persistente que Grant era gay, Randolph Scott es considerado universalmente su supuesto novio.
Los dos eran actores famosos, jóvenes y guapos. Grant era el epítome de la elegancia británica, Scott el de la masculinidad del vaquero (protagonizó famosas películas del oeste como Espíritu de conquista o Los cautivos). Se conocieron en 1932 en los estudios Paramount, cuando Scott estaba rodando Sky Bride (un drama aéreo con guion de Joseph L. Mankiewicz) y Grant trabajaba en Pecadores sin careta. Juntos protagonizaron Sábado de juerga, donde luchaban por el amor de una mujer, Nancy Carroll. Muy poco después se fueron a vivir juntos a una casa en primera línea de playa en Santa Mónica (California).
Por aquel entonces los estudios controlaban hasta el último recoveco de la vida de sus estrellas. Que dos de la Paramount compartiesen casa levantaba algunas cejas, así que la productora vendió a la prensa la idea de que ambos eran dos grandes conquistadores que compartían una casa que llamaron “el salón de los solteros”. Para reforzar esta idea se difundieron noticias sobre señoritas que entraban y salían continuamente de la casa y, lo mejor de todo, los dos posaron para un reportaje fotográfico donde enseñaban su hogar.
Vistas hoy, esas imágenes resultan alucinantes: en una de las eras más represivas en Estados Unidos, Cary y Randolph posan en su casa… como si fueran una pareja romántica. Algo que obviamente no era la intención entonces y que solamente el tiempo y nuestra mirada, diferente hoy a la de hace ochenta años, ha creado. Pero la relectura contemporánea de las imágenes es impactante e innegable: Cary y Randolph cenando con velas. Cary y Randolph posando con un caniche. Cary y Randolph cocinando y lavando los platos. Cary tocando el piano mientras Randolph le lee una partitura. Cary y Randolph jugando a la pelota en bañador. Cary y Randolph haciendo ejercicio juntos. Compruébelo usted mismo:
Cary Grant, de pie, y Randolph Scott posan en la casa que compartieron en Santa Mónica.
Cary Grant, de pie, y Randolph Scott posan en la casa que compartieron en Santa Mónica. Foto: Getty Images
Cary Grant, sentado, y Randolph Scott posan en el salón de la casa que compartieron durante 12 años en Santa Mónica.
Cary Grant, sentado, y Randolph Scott posan en el salón de la casa que compartieron durante 12 años en Santa Mónica. Foto: Getty Images
Cary Grant y Randolph Scott posan en el jardín de su casa de Santa Mónica.
Cary Grant y Randolph Scott posan en el jardín de su casa de Santa Mónica. Foto: Getty Images
Cary Grant y Randolph Scott cenan en el salón de su casa de Santa Mónica.
Cary Grant y Randolph Scott cenan en el salón de su casa de Santa Mónica. Foto: Getty Images
Cary Grant y Randolph Scott comparten una jornada de playa.
Cary Grant y Randolph Scott comparten una jornada de playa. Foto: Getty Images
Cary Grant y Randolph Scott hacen gimnasia juntos.
Cary Grant y Randolph Scott hacen gimnasia juntos. Foto: Getty Images
Los dos se casaron varias veces, claro. En 1934, mientras vivía con Scott, Grant se casó con la actriz Virginia Cherrill. Los rumores dijeron que el matrimonio había sido impuesto por Paramount (este tipo de uniones era habitual en la era de los estudios por motivos de marketing, no tenía por qué ser únicamente para ocultar una supuesta homosexualidad). El matrimonio duró siete meses: ella afirmó que Grant bebía demasiado, se volvía abusivo y discutían sin parar. Al divorciarse, él volvió a vivir con Randolph en la casa de Santa Mónica. Durante esos 12 años de convivencia intermitente se volvería a casar con una rica heredera, Barbara Hutton, en 1942. Esta vez el matrimonio duró algo menos de tres años.
Por si todo esto fuera poco, en 1938 Grant protagonizó un clásico del cine en el que popularizó la palabra gay. El término gay es relativamente nuevo: nadie llamaba "gay" a Grant o a Scott porque esa palabra no existía con ese significado por aquel entonces. Los llamaban, en todo caso, fags (maricas). Gay sirve en inglés para denominar a alguien alegre, hedonista, sin preocupaciones. Su uso para referirse a un hombre homosexual no comenzó a popularizarse hasta los años sesenta en los países anglosajones. Pero cuando lo escuchamos por primera vez, con ese uso concreto, fue en la boca de Cary Grant.
Un último detalle convirtió su relación, fuese de la naturaleza que fuese, en algo con una conexión que parece superar lo terrenal: Grant falleció en noviembre de 1987 y Scott lo hizo solo tres meses después, en enero de 1988
En La fiera de mi niña (1938) hay una escena en la que Katharine Hepburn roba la ropa de Grant mientras este se está duchando y él se ve obligado a ponerse lo único que encuentra en el cuarto de baño de ella: una bata de seda con plumas. La estampa no desentonaría hoy en un desfile del diseñador Palomo Spain, pero, por aquel entonces, funcionaba como reclamo cómico: un hombre vestido de mujer era algo muy gracioso. Al ser descubierto vestido de mujer y preguntado por el motivo, él responde: “¡Me he vuelto gay de repente!”. Es la primera vez que la palabra gay, con ese significado, es usada en la pantalla.
Por encima de si era gay o no lo era, la actitud de Grant era increíblemente libre para aquella era. Si era gay, tuvo el valor de irse a vivir con otro hombre en una época en la que ningún actor de Hollywood lo hacía. Si no lo era, tuvo el valor de jugar con ello y reírse de los rumores en episodios como el de La fiera de mi niña. Si era bisexual, o si sencillamente tuvo curiosidad por experimentar, lo manejó con asombrosa mano izquierda para no dejar de trabajar y mantener el cariño de millones de espectadores de carácter conservador.
Grant y Scott dejaron de vivir juntos en 1945. Se dice que mantuvieron su amistad. Y un último detalle convirtió su relación, fuese de la naturaleza que fuese, en algo con una conexión que parece superar lo terrenal: Grant falleció en noviembre de 1987 y Scott lo hizo solo tres meses después, en enero de 1988.
GUILLERMO ALONSO
29 NOV 2019 - 10:06 CET
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