domingo, 10 de noviembre de 2019

Lisboa, así se reinventa la capital portuguesa


Castillo de San Jorge, en uno de los laterales de la Plaza del Comercio.


La capital portuguesa se reinventa con muchas novedades.


Acogedora y señorial, la ciudad de las siete colinas y gran dama del Tajo, inundada de luz atlántica, se ha sacudido en los últimos años mucha de su saudade para ser una capital trepidante con novedades gastronómicas, hoteleras y museísticas. La creatividad, junto a la tradición de sus barrios, crea preciosos contrastes que le dan un encanto único.


Avenida da Liberdade

El nuevo meeting point de Lisboa es la aristocrática Avenida da Liberdade, con sus amplios y frondosos bulevares y sus casas señoriales de interesante arquitectura. Con las mejores firmas internacionales de moda, la mayoría en preciosas casas donde se ha respetado el edificio original. Allí se sitúa Fontecruz Lisboa, un cinco estrellas en un edificio histórico con fachada de azulejos y balcones de hierro que se ha integrado armónicamente en una nueva construcción hasta alcanzar ocho plantas. El único hotel de Portugal adscrito a la marca de lujo Autograph Collection de Marriott es el primer proyecto internacional del grupo familiar español Fontecruz.

El establecimiento es un homenaje a aquel viajero de antes que pasaba mucho tiempo en un mismo hotel que consideraba como su casa. Se aprecia en muchos detalles como las llaves antiguas de la recepción, los baúles y maletas que adornan las habitaciones o las grandes fotografías en blanco y negro que recrean postales antiguas a modo de cabeceros de las camas. Dispone de 72 habitaciones con el lujo de sus grandes espacios, incluso en los cuartos de baño. Algunas con balcón o terraza y todas con privilegiadas vistas, bien a la Avenida da Liberdade o al barrio de San José, con su maraña de tejados y estrechas callecitas y las colinas que dominan magníficos palacetes del siglo XVII. Decoradas con una acertada mezcla de muebles vintage y diseño contemporáneo, con sábanas de algodón egipcio y amenities de Chopard. El restaurante Bristôa es un espacio cosmopolita a cargo del joven chef portugués Rui Borges; además, una animada barra de coctelería con música en directo. Con un servicio encantador, no hay que perderse el desayuno, uno de los mejores de Lisboa (desde 190 euros).

La otra gran novedad hotelera a escasos metros de la Avenida da Liberdade es el H10 The One Palácio da Anunciada, situado en un palacio del siglo XVI con techos originales, 83 habitaciones de lujo contemporáneo y extensos jardines (desde 216 euros).


El JNcQUOI Asia está inspirado en las exploraciones asiáticas de los portugueses.

También en la Avenida da Liberdade se encuentran dos de los restaurantes de moda de Lisboa, los JNcQUOI. Montados por Paula Amorim, empresa familiar líder mundial del corcho, y decorados por Lázaro Rosa Violán, no sólo son espectaculares en decoración sino que se come muy bien, con un servicio de altura. El JNcQUOI Avenida tiene dos plantas: la superior es un comedor elegante y contemporáneo con grandes ventanales y una cocina tradicional portuguesa de gran producto (60-70 euros); en la planta de abajo, el Deli Bar es una sinuosa barra para comer o picar entre horas, con DJ y cocina sencilla de producto.

Inaugurado hace dos meses, la cocina de JNcQUOI Asia cuenta el recorrido de los grandes descubrimientos portugueses, de China a Japón y de India a Tailandia. Para escoger entre sus cuatro espectaculares espacios: El Red Bar; el restaurante bajo un gran dragón dorado, con cocina a la vista de los chefs Mário Esteves y António Bóia; un sushi bar y una espectacular terraza. Para no perderse, el usuzukuri de lirio o el caril vindaloo de porco (50 euros).

Muy cerca, una visita obligada en Lisboa para conocer lo mejor de la cocina tradicional es Solar dos Presuntos, adonde acuden personalidades del mundo intelectual, artístico, social y deportivo del país. Se autodefine, acertadamente, como "cuatro décadas de sonrisas familiares" para tomar estupendos arroces, pescados y marisco (33-57 euros).

Merece la pena también una visita a Fashion Clinic, una moderna tienda con selección de moda, zapatos y complementos de marcas de lujo con acceso directo a Ladurée, para un té con sus exquisitos macarons o un plato ligero.

En Lisboa es imprescindible hablar de José Avilez, el primer restaurante de Portugal con dos estrellas Michelin en su restaurante Belcanto, situado en la misma plaza donde nació Pessoa, de cocina portuguesa contemporánea (106- 112 euros). Merecen la pena sus otros restaurantes, como Cantinho do Avillez; el Café Lisboa, en el bajo del Teatro Nacional Säo Carlos, el único con programas de ópera; y Beco-Cabaret Gourmet, todos en la zona de Chiado. También dinamizador de la gastronomía lisboeta, Henrique Sà Pessoa recibió gracias a Alma su segunda estrella en la guía Michelin de este año. Informal, con una cocina viajera basada en buen producto portugués, su otro gran éxito es Tapisco, ideal para saborear esos petiscos, tapas, portuguesas y españolas con una buena oferta de vermuts.



En Fashion Clinic están los mejores complementos y zapatos de lujo.

Una buena muestra de la pujanza de Lisboa es la Web Summit, el mayor evento mundial sobre tecnología, emprendimiento e innovación, que se celebra estos días con 70.000 participantes de 160 países.

El proyecto cultural puntero de Lisboa es el Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología (MAAT), de la arquitecta británica Amanda Levete, un innovador edificio que simula una enorme ola a orillas del Tajo, conectado al antiguo edificio del Museo de la Electricidad por un amplio parque, en la freguesia de Belem, que se refleja en el río desde su fachada recubierta de 15.000 azulejos. Con interesantes exposiciones temporales, merece la pena subir a su techo curvo para admirar las impresionantes vistas desde su mirador.

Porque Lisboa es una ciudad para disfrutar de panorámicas en los miradores clásicos a los que siempre hay que volver: subir en el mítico tranvía 28 a Santa Luzía, en Alfama; o desde el Elevador da Gloria al Castillo de San Jorge, o al de San Pedro de Alcántara... También hay preciosas vistas en lugares rabiosamente modernos, como Park, una de las azoteas de moda para tomar una copa situada en el quinto piso de un aparcamiento; y para ver los mejores atardeceres de Lisboa, Noobai Café, junto al mirador de Santa Catalina.

Tras un día intenso por la ciudad, se puede tomar una copa en Gin Lovers & Less, en unos antiguos baños árabes; o llamar a la puerta y entrar en Red Frog, speakeasy bar, clasificado entre los mejores del mundo. Con una animada vida nocturna, el Barrio Alto es el centro de la noche, descubriendo sitios como el Arte 8 Bar; o escuchar fados en el tradicional Pavilhao Chinês, en un ambiente como de tienda de segunda mano; y junto al Tajo, en Lux, el local de copas de John Malkovich.

Para ir de compras merece la pena pasear por las intrincadas callecitas de Alfama, con pequeñas tiendas de diseñadores; el centro comercial Embaixada LX, en Príncipe Real, con tiendas de diseño, moda y artesanía portuguesa. Sin olvidar esos comercios tradicionales como el último de A Vida Portuguesa, en la antigua fábrica de cerámicas Viúva Lamego, posiblemente una de las tiendas más bonitas de la ciudad, con la famosa cerámica Bordalo Pinheiro, la mítica pasta de dientes Couto que se vende en las mejores tiendas de Nueva York y muchos artículos portugueses de siempre, como los aceites Triunfo, Soloio y Santa María. También acercarse a la pequeñísima Luvaría Ulisses, de guantes hechos a mano desde 1925, donde compra todo Lisboa.

Como dicen que todo portugués tiene alma de poeta, no es de extrañar que en Lisboa subsistan algunas de las librerías más bonitas de Europa. Merece la pena husmear entre los libros de Librería Bertrand, de 1732, en Chiado, la más antigua del mundo.

Sí, Lisboa ha conseguido reinventarse sin perder su identidad.

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