lunes, 25 de noviembre de 2019

La amenaza de las ‘big tech’ ya está aquí


La amenaza de las ‘big tech’ ya está aquí

Amazon trabaja en la creación de una billetera electrónica (ERIC SLOMANSON / LV)

La banca teme su próxima implantación en España


La noticia de que Google se ha asociado con Citigroup y una cooperativa de crédito local de California para ofrecer cuentas corrientes a partir del 2020 está corriendo como la pólvora en los despachos de los banqueros españoles. Citigroup gestionará la mayoría de los requisitos financieros y de cumplimiento regulatorio. Los clientes accederán a sus cuentas a través de la aplicación Google PayApple se asoció este año con Goldman Sachs Group para ofrecer una tarjeta de crédito. 
JP Morgan Chase está diseñando una billetera electrónica que daría cobertura a compañías como Airbnb Amazon, con la capacidad de proporcionar a los clientes cuentas bancarias virtuales. Facebook anunció hace unos meses que iba a desarrollar su criptomoneda, libra, proyecto que ha levantado criticas hasta en el congreso americano. Estos proyectos del otro lado del Atlántico pueden saltar en cualquier momento a Europa. La banca española teme estas iniciativas de Silicon Valley, que tratan de poner un pie en firme en el negocio bancario, pero la mayor pesadilla de la industria financiera son proyectos como los de Alipay del gigante Alibaba Wechat en China, métodos donde el dinero fluye por sistemas digitales sin necesidad de contar con bancos.
Todos estos proyectos se están desarrollando a una velocidad de vértigo. De ahí que cada vez en más foros en España se habla del tema. El último informe de estabilidad financiera del Banco de España, presentado el pasado 31 de octubre, recoge explícitamente como un riesgo “los cambios tecnológicos y más en concreto las criptomonedas”.
En este sentido, detalla que “la creación de monedas virtuales puede afectar significativamente a la efectividad de la política monetaria, así como a la estabilidad financiera por la prociclicidad de la oferta de dinero agregada, el impacto en las entidades financieras o en los mercados de divisas, así como ciertas vulnerabilidades adicionales sobre países con cierta inestabilidad financiera”.

“El negocio de la banca no es vender datos, ni generar ingresos por la publicidad”, dice Gual


Esta misma semana, el presidente de CaixaBankJordi Gual, lo dejó meridianamente claro en un foro en Madrid: “Quizás el mayor de los desafíos a los que se enfrenta el sector en el marco de la transformación digital es la potencial competencia de las plataformas denominadas big tech, los principales exponentes de este tipo de empresas son bien conocidos: Google, Amazon, Facebook y Apple”. A su juicio, “el principal activo de las big tech son los datos y su capacidad para extraer valor de ellos”. Además, apuntó, “tienen un modelo de negocio que les permite subsidiar el servicio financiero con ingresos derivados de otros productos o servicios no financieros”. A lo que añadió Gual: “Todo ello les permite ganar escala rápidamente y les confiere una
ventaja competitiva difícil de erosionar”.

Para Gual, el modelo de negocio de las big tech “tiene un conflicto básico entre ingresos y privacidad del usuario: cuanto menos privacidad, más ingresos por publicidad se obtienen”. De ahí, que el número uno de CaixaBank defienda que “en ese ámbito la banca tenemos una ventaja competitiva frente a ellas: el uso responsable de los datos y la confianza de los clientes. Nuestro negocio no es vender datos, ni generar ingresos por publicidad. Sino que nuestro factor diferencial es la confianza”.
Para Joaquín Maudos, catedrático de análisis económico de la Universidad de València, “las big tech son una amenaza, pero mucho menos si se les aplica la misma estricta regulación que se somete a los bancos en materias como los requerimientos de capital, liquidez, apalancamiento, deuda anticrisis...”. A su juicio, “sería injusto que las big tech fueran más competitivas que los bancos si hacen actividad financiera gracias a ventajas regulatorias. La premisa básica que debe regir es que a una misma actividad corresponde la misma regulación”. Estoy convencido –apunta– “que si la regulación es la misma, la banca tiene ventajas por la experiencia en la intermediación”.
Para Francisco Uría, socio responsable del sector financiero de KPMG, “las big tech no parecen muy interesadas en convertirse en bancos plenos, ni en captar depósitos, lo que las obligaría a someterse a una regulación muy exigente. Son una amenaza en ciertos ámbitos de negocio, pero en otros pueden convertirse en un aliado potencial o en un proveedor de servicios en ámbitos concretos geográficos”. Para Uría lo que suscita más preocupación a los reguladores es “la pretensión de querer crear una moneda”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.