lunes, 11 de noviembre de 2019

El engaño de la cromoterapia: por qué los colores no curan ninguna enfermedad

Foto: (Foto: Pixabay)
(Foto: Pixabay)

Abundan en internet consejos y productos basados en el supuesto efecto físico y psíquico que tienen los colores, relacionando cada uno de ellos con órganos y enfermedades concretas



Entre el abanico de las llamadas “medicinas alternativas”, para gustos, los colores. Y también los colores pueden ser curativos, según quienes promocionan la llamada cromoterapia. Miles de páginas en internet hablan de aliviar síntomas, prevenir enfermedades y hasta sanar gracias a que, supuestamente, cada color tiene un efecto diferente sobre las personas, tanto psíquico como físico. Con frecuencia utilizan un lenguaje místico, hablan de 'chakras' (centros de energía situados en el cuerpo humano, según el hinduismo) y hasta relacionan los colores con los planetas.
De hecho, muchos productos utilizan la cromoterapia como reclamo. En una sencilla búsqueda en Amazon encontramos desde una alcachofa de ducha con luz LED de colores que “limpian el cloro del agua” hasta todo tipo de lámparas y, por supuesto, libros que hablan sobre este tema. Parece ser que hay quien se lo toma en serio incluso en el sector sanitario: “Una enfermera me recomendó la cromoterapia para curar las cicatrices de una operación”, comentaba hace unos días una usuaria en Twitter, aunque en su caso probablemente no tuvo mucho efecto, puesto que añadía un emoticono de risa contenida.
Según RationalWiki, una página colaborativa que defiende el pensamiento racional y científico, la cromoterapia se promociona para tratar casi cualquier tipo de enfermedad: artritis, asma, anemia, bronquitis y hasta cáncer.

En el punto de mira del Ministerio

Dentro del Plan para la Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias, el Gobierno la incluye en su lista de técnicas que se pueden considerar como pseudoterapias o están en estudio, aunque distingue entre cromoterapia, geocromoterapia y cromopuntura.
Un informe realizado en 2011 por el entonces Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad definía la cromoterapia como “método de armonización y de ayuda a la curación natural de ciertas enfermedades por medio de los colores, que corresponden a vibraciones con velocidades, longitudes y ritmos de ondas diferentes”. Los autores de este documento se apoyaron en las definiciones que ofrecen los propios gurús de esta técnica en diversas páginas web, así que añaden que supuestamente esas vibraciones “ejercen una influencia física, psíquica y emocional que facilita la autosanación”.


Así se dividen los colores en nuestro cuerpo, según los defensores de la cromoterapia
La cromopuntura sería lo mismo mezclado con acupuntura, ya que “aplica el color como medio de transmisión de energía (no doloroso) en los puntos de acupuntura”, lo que restauraría “el equilibrio energético interno del cuerpo físico”. Y la geocromoterapia implica “organizar, coordinar y proporcionar el ‘mapa’ a los campos energéticos, fotónicos y estructurales del ser y, en consecuencia, optimiza y equilibra la totalidad del individuo”.
Cuando la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, y el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, presentaron la campaña #coNprueba el pasado mes de febrero, que pretende combatir las pseudociencias en el ámbito de la salud, lo hicieron junto con otro informe que ya había clasificado como pseudoterapias tanto la cromopuntura como la geocromoterapia, además de a otras 71 técnicas. Esto significa que “no se han identificado ni ensayos clínicos aleatorizados, ni revisiones sistemáticas ni meta-análisis”, de manera que “no tienen ningún soporte en el conocimiento científico”.
En el caso de la cromoterapia en sí misma, se incluyó en otra lista “aún en evaluación” en la que aparecían 65 técnicas más, ya que sí se había encontrado algún tipo de publicación, pero sin entrar a valorar su calidad. Eso “no implica que la técnica esté respaldada por el conocimiento científico y que se avale su eficacia y seguridad”, se aclaraba.
Para médicos y científicos, no hay ninguna duda de que cualquier terapia basada en los colores carece de fundamento. “Es cierto que los colores tienen que ver con nuestros sentimientos y desde la prehistoria esto se refleja en el arte, pero eso no tiene nada que ver con curar enfermedades”, señala en declaraciones a Teknautas Rafael Abad Alonso, médico cirujano del hospital de Galdakao (Vizcaya) que habitualmente denuncia en internet las prácticas pseudocientíficas.
Kits de cromoterapia en Amazon
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Muchas páginas aseguran que los colores tienen efectos positivos para casi cualquier problema, incluso para algunos que son graves. “A las personas con enfermedad hepática, les recomiendan una habitación amarilla para tratarse sus problemas de hígado; lo mismo si es el páncreas o trastornos gastrointestinales. Y a los que sufren problemas de tiroides, que se metan en una habitación de color turquesa. Así, entramos en un terreno peligroso, porque en realidad no van a provocar ningún efecto primario ni secundario, pero pueden hacer que algunas personas dejen su medicación”, advierte.
En general, la información que se difunde suele atribuir a los colores acciones específicas sobre un órgano o sobre una dolencia y lo hace de una forma muy intuitiva: el rojo mejora la circulación sanguínea, el rosa es para la tristeza, el azul es bueno para las inflamaciones porque es frío… Aunque no todas las páginas coinciden en los mismos consejos.

"El mal menor es que te estafen"

“El mal menor es que a alguien le estafen con algún producto”, comenta. El gran problema es que “se le prive a alguien de una oportunidad terapéutica”, porque suelen ser afecciones que “tienen remedio con la medicina de verdad”. Sin embargo, “si un enfermo de tiroides deja la medicación porque cree que este tipo de cosas, puede sufrir una crisis de hipotiroidismo”, pone como ejemplo.
En el aspecto psicológico tampoco hay fundamentos suficientes para apostar por una terapia basada en los colores. “No a todo el mundo le estimula el rojo o le relaja el azul, aunque así sea para la mayoría, porque es algo más bien subjetivo y social, en cada cultura pueden significar cosas diferentes”, comenta. Según el psicólogo y divulgador Eparquio Delgado, simplemente “no hay nada que decir, es una pseudoterapia sin base alguna”.
Entre los productos más curiosos que utilizan el reclamo de la cromoterapia encontramos una botella de agua transparente con unas líneas de colores en su exterior que, al parecer, “permite modificar la estructura del agua a una forma más pura para que esta obtenga un sabor y un efecto igual al agua de un fresco manantial de montaña”.
La explicación es que “el agua en una botella de vidrio coloreado que se expone a la luz solar absorbe las vibraciones positivas específicas del color. Este es un principio básico de la cromoterapia”, afirma la web. Esta “botella informada”, supuestamente “informa al agua, esta acepta y conserva la información, modificando así las propiedades del agua”.
Daniel Manzano, investigador del Instituto Carlos I de Física Teórica y Computacional de la Universidad de Granada, explica que el planteamiento carece de sentido. “Dice tantas cosas tan absurdas que es muy difícil decir en qué están equivocados, porque están equivocados en todo”, comenta. Para empezar, “el hecho de que una botella tenga un color por fuera, no afecta en absoluto al agua que tenga dentro. El agua no tiene ninguna memoria, vibración o frecuencia y da igual de dónde la bebas”.

Argumentos de la homeopatía

El argumento de la información del agua “lo usan mucho los homeópatas, dicen que el agua retiene información, pero no hay ninguna evidencia ni un solo estudio serio que así lo indique. El agua está formada por moléculas que interaccionan y en los sistemas de materia condensada como el agua cualquier efecto se pierde con rapidez, así que, obviamente, el agua no puede ser tratada como información”, comenta.
Desde el punto de vista de la física tampoco se puede argumentar que distintos colores transmitan diferentes propiedades que puedan influir en el ser humano. “La luz tiene comportamiento de onda. Una onda se propaga como una cuerda cuando la agitamos arriba y abajo, de manera que la longitud de onda es la distancia entre los picos máximos. Las longitudes de onda que están en el espectro visible son las que podemos ver y las que determinan los colores, pero eso no significa nada más”, explica.
Por otra parte, la luz también está formada por partículas y, por lo tanto, por átomos con su frecuencia de vibración. El problema es que “se utilizan esos aspectos microscópicos para hacer extrapolaciones al cuerpo humano, un sistema que es muy complejo, de una manera nada rigurosa. El tema de que las vibraciones tengan efectos en la salud está muy de moda pero no tiene ni pies ni cabeza, las personas no tenemos una frecuencia propia y relacionar esto con la salud es un sinsentido”, comenta el físico.
Otro aspecto derivado de la cromoterapia está en el campo de la alimentación. No faltan webs que, sin referencias científicas, aseguran que hay que comer a diario alimentos de al menos cinco colores diferentes, no sólo porque tengan distintas propiedades nutricionales, sino porque benefician directamente a un órgano específico. Así, este tipo de consejos o “cronoterapia nutritiva” se concreta en la recomendación de consumir alimentos de color amarillo porque son buenos para el bazo; los rojos para el corazón; o los negros, para el hígado. Lo mismo que con la luz, pero adaptado a las comidas.
“Si te ponen una dieta sobre la base de ciertos colores, pueden provocar muchas carencias nutricionales”, advierte Rafael Abad, quien denuncia que “hay gente este tipo de prescripciones sin ningún estudio ni aval”.


AUTOR
JOSÉ PICHEL  10/11/2019

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