La generación millennial se mueve y la idea de tener un puesto para toda la vida es diametralmente opuesta a su visión del trabajo ideal (Getty Images)
El tejido empresarial inicia su transición hacia un nuevo marco laboral capaz de satisfacer las necesidades millennials a través del flexiworking
Trabajar no es ir a la oficina. Tampoco estar en una oficina. A las puertas de ser la fuerza laboral más numerosa, la generación millennial está cambiando los muebles de sitio, haciendo del trabajo algo más que un espacio físico: cuatro paredes, una mesa, una silla y un reloj al que no perder la pista. La generación millennial se mueve y la idea de tener un puesto para toda la vida es diametralmente opuesta a su visión del trabajo ideal.
El trabajador millennial quiere cambiar porque, sencillamente, todo a su alrededor cambia -y rápido-. Tanto que un estudio de Infojobs ha puesto de relieve que solo en el mes de septiembre el 57% de los millennials ha buscado cambiar de trabajo. No solo eso, sino que 1 de cada 3 españoles también se plantea un cambio en los próximos meses. Trabajo es, más que nunca, un concepto dinámico, al que las empresas deben adaptarse para alinear sus objetivos con las aspiraciones de sus trabajadores.
Hablamos de empresas y profesionales capaces de superar la rigidez del marco tradicional de trabajo (un horario y un espacio) ofreciendo nuevas formas de llevar a cabo un empleo, convencidos de que ya no es necesario estar en la oficina para realizar una actividad. No es conciliación, es un cambio de estado: de rígido a líquido. Expertos como Ana Sarmiento las denominan empresas líquidas porque, como un líquido, deben ser capaces de fluir y adaptarse a las nuevas necesidades.
Son empresas dinámicas, abiertas y flexibles en las que el cambio es una constante y no una disrupción puntual, como apunta Ana Sarmiento. Esta experta en diversidad laboral ayuda a las empresas a integrar a las nuevas generaciones de trabajadores en el mundo empresarial según esta nueva visión y alineando las demandas de ambas partes. “Para esta generación el trabajo es un medio y no un fin en sí mismo. No renunciarán a su vida personal para conseguir el puesto de trabajo”, explica.
El trabajo como medio, no como fin
Según Sarmiento, al igual que las empresas se adaptan constantemente a las nuevas exigencias del mercado y de los consumidores, también han de hacerlo, cuanto antes, a las de esta generación que en unos años supondrá más del 75% de la fuerza laboral. “Un millennial no ansía un puesto fijo de por vida. Está en constante movimiento y acumular frustración en estos campos deteriora su relación con la empresa y desencadena la búsqueda de nuevas opciones laborales”, explica la experta.
En respuesta a este cambio de paradigma, cada vez más empresas han empezado a implantar medidas de ‘flexiworking’ que persiguen un doble beneficio: consolidar el equipo y hacer más eficiente su rendimiento. Aunque no tanto como se debería: en España solo el 13% de las empresas han puesto en marcha esta práctica (según un artículo publicado en Forbes). “Hay empresas que comienzan a capitalizar la movilidad que nos da la tecnología para reducir costes de operación y metros cuadrados”, apunta Sarmiento.
Una de las pioneras en flexiworking es Banco Santander, que desde 2015 ha implantado una nueva fórmula de trabajo donde cada equipo puede seleccionar las opciones de flexibilidad que mejor se adaptan. El objetivo es que cada empleado gestione su horario y trabajo siempre que objetivamente sea posible. También ha apostado por rediseñar sus oficinas para contar con nuevos espacios de trabajo que propicien la colaboración y el trabajo en equipo.
El flexiworking, además, contempla el desarrollo de herramientas que faciliten el contacto continuo con equipos que trabajan en remoto. “Un millennial busca un propósito en su trabajo, autonomía para realizarlo y un ambiente colaborativo en donde llevarlo a cabo”, destaca Sarmiento, y añade: “Son perfiles que no se estancan, que emprenden nuevos retos y a los que muchas empresas les cuesta fidelizar”.
Más allá del tiempo - espacio
En concreto, la política corporativa de flexiworking de Banco Santander contempla un conjunto de medidas para que cada empleado pueda beneficiarse según sus necesidades personales y su situación profesional. Desde la organización de la jornada laboral (horarios de entrada y salida, configuraciones alternativas del día, regulación de vacaciones y uso racional del correo y las reuniones) hasta aquellas que definen el ‘espacio’, con la incorporación del teletrabajo.
En esencia, medidas alineadas con la promoción de una gestión racional del tiempo de trabajo y su aplicación flexible, así como el uso de tecnologías que permita una mejor organización de los empleados, y que a su vez incluya el derecho a una desconexión digital. Tal y como recuerda Sarmiento, se trata de una generación que rechaza un mal ambiente de trabajo, busca conciliar, empatizar con los valores de la empresa y que valora mucho la flexibilidad.
“La realización profesional es muy importante para esta generación, pero no están dispuestos a sacrificar su vida personal para lograrlo. Empresas que propongan teletrabajar, compartan sus políticas de conciliación o den flexibilidad horaria, serán las más atractivas”, concluye la experta. Para Sarmiento el reto de las empresas no es conseguir que la generación millennial se adapte, sino lo todo contrario. Es la empresa la que debe liderar la transición a un nuevo estilo de liderazgo a través del flexiworking.
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