miércoles, 27 de enero de 2021

¿Y si 2021 fuese peor que 2020? Los cisnes negros geopolíticos que pondrían patas arriba los mercados

 

Foto: Dreamstime.


  • El fin de la era Merkel podría aprovecharse por movimientos externos
  • Rusia y China estarán más que atentas a las nuevas políticas de Biden


¿Una revolución en Rusia? ¿Un ataque terrorista sobre Alemania? ¿Guerra en China? Son solo algunas locas premisas que podrían hacer de 2021 mucho más temible para los mercados de todo el mundo que 2020. Un cisne negro que dejase al coronavirus en un mero recuerdo y produjese un inesperado efecto socioeconómico para poner todo patas arribas.

El año 2020 fue, sin lugar a dudas, uno de los más inesperados que se recuerda. Sin embargo y pese al imprevisto de la pandemia del coronavirus, la covid-19 no está catalogada como un hecho sorprendente... pues los epidemiólogos habían avisado que algo así podría llegar a la sociedad del siglo XXI. Un cisne negro o, lo que es lo mismo, un suceso geopolítico sorpresivo de gran impacto en la economía que sí podría llegar con 2021.

Crisis de China y Japón por Taiwán

Uno de los grandes cisnes negros que sobrepasa el año es la crisis china-japonesa. Un movimiento inesperado, que podría estar empujado por la situación en Taiwán, y que pondría los mercados de Asia en jaque para efecto en todo el mundo. 

Por el momento, desde la nación del sol naciente ya han puesto sobre aviso la preocupación de que sus vecinos pasen a la acción armada sobre otros territorios y en caso de que reunificasen Taiwán a la fuerza, sus relación entraría en un grave conflicto. "Nos preocupa que China expanda su postura agresiva a otras áreas que no sean Hong Kong", ha reconocido en los últimos días el ministro de Defensa de Japón.

Un suceso que rompería la paz que han logrado ambas regiones en los últimos años y que de no encontrar la firme postura de Estados Unidos a favor de los nipones, pondría a Tokio en una situación insegura. El yen se apreciaría, mientras que el renminbi y el dólar taiwanés caerían, a la vez que llega el distanciamiento total de Pekín sobre Occidente.

Un ataque terrorista sobre Alemania

Que en 2021 los ojos de medio mundo están puestos en Alemania es evidente. Tras más de 15 años al mando del país, Angela Merkel se despedirá en septiembre de la cancillería y dejará un futuro incierto por el mando con el que ha liderado la principal potencia de la Unión Europea. Más con los conflictos que amenazan a esta y con el creciente ascenso de la ultraderecha por la inmigración que, en cierta manera, ha podido contenerse en Alemania.

Un ataque terrorista sobre el país germano no haría más que sembrar dudas en todo su territorio y volcar las ideologías hacia los polos, ya sin una líder fuerte y unificadora. Europa, de esta forma, quedaría sin su gran protección y atónita ante un movimiento que haría temblar sus cimientos financieros.

Revolución en Rusia

Con una larga tradición de revoluciones y levantamientos, Rusia sin embargo ha logrado una estabilidad interna en los últimos años que ha servido para dar tranquilidad a los mercados. Pese a ello, en 2021 el país se enfrenta a unas importantes elecciones legislativas mientras mira desde lejos cómo afrontará Biden las relaciones heredadas de Trump.

Con una Rusia menos estable, Estados Unidos podría golpear con la intención de un cambio de régimen. Un hecho que propiciaría revueltas internas y que la política del país tuviese que estar a la vez en dos frentes cruciales. Por su parte, como en otras caídas de imperios, Europa miraría atónita ante un movimiento que podría crear inestabilidad de su moneda sobre América. 

Acuerdo entre Estados Unidos y China por Corea

Por último, el otro cisne negro que podría traer 2021 lleva un movimiento más pacifista que en los anteriores conflictos. El cambio de presidencia en Estados Unidos, podría servir para que China acercase posturas en un pacto que implicaría también a Corea del Norte. Trump ya se entrevistó directamente con Kim Jong-un y ahora Biden podría aprovechar este movimiento para un pacto decisivo si los asiáticos decidiesen abrirse al mundo.

Toda apertura de Corea pasa por China y EE.UU. y con la paz también de estos, las monedas asiáticas ganarían más fuerza sobre el dólar. La reducción del riesgo de guerra beneficiaría al won y al renminbi, mientras que el yen japonés también tendría efectos positivos indirectos.