martes, 2 de agosto de 2022

¿Por qué los ‘millennials’ tiran más comida?




Close-up Of A Person Throwing Peperoni Pizza On Plate In Dustbin Andrey Popov




Son los más comprometidos con el medio ambiente pero tienen menos recursos que los baby boomers


 El desperdicio de alimento por parte de la generación ‘millennial’ –nacidos entre 1981 y 1997- es el reflejo de nuevas formas de vida, pérdida de hábitos de la cocina tradicional, moda de pedir comida a domicilio o del estado de salud mental. Antes que en los restaurantes, donde más comida se echa a perder es en los hogares, así lo indica el responsable del proyecto AECOC contra el desperdicio alimentario, David Esteller. Varios estudios como el informe Hábitos de aprovechamiento de los alimentos en los hogares españoles de la mencionada asociación coronan a este grupo de edad como el más derrochador.

Según Anna Bach-Faig, experta en alimentación saludable y sostenible, “el vínculo entre el desperdicio de alimentos y el impacto ambiental no es evidente aún dentro de la conciencia colectiva. Según datos de la FAO, las pérdidas y el desperdicio de alimentos generan aproximadamente el 8% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero”. Los ‘millennials’ son una generación muy comprometida con el cuidado del medio ambiente y eso puede generar ‘ecoansiedad’ (miedo a que el cambio climático afecte al planeta y a uno mismo). “Choca el interés, las ganas y la conciencia ambiental con la realidad actual de vivir entre problemas y eso genera una situación de bloqueo y ‘ecoansiedad’”, señala Diego García-Vega, biólogo y presentador del programa ‘Zero Waste Chef’ de HBO.

Tal y como indica Bach-Faig, “se encuentran diferencias generacionales en creencias, actitudes y comportamientos con respecto al consumo y desperdicio de alimentos en los hogares. Sitúan a los baby boomers como los menos derrochadores. Han sido educados en la cultura de posguerra y tienen una actitud de preocuparse más por reducir el desperdicio”. El desperdicio de comida por parte de los jóvenes es un reflejo del cambio de sociedad, de las formas de vida cada vez más confortables y más asentadas en la gran ciudad, algo que recae en tener menos habilidades en la cocina. “Es una habilidad tan básica y tan asumida que ahora está en peligro porque cada vez la gente cocina menos, sabe menos como conservar los alimentos, le dedica menos tiempo… Los ‘millennials’, no todos, pero la mayoría son urbanitas, cada vez más desconectados del campo, de la cocina y de los modos de vida más tradicionales.”, asegura el biólogo. Las recetas de aprovechamiento son una buena opción para dar salida a esas sobras que se almacenan en la nevera y finalmente acaban en la basura porque se terminan estropeando, “Reutilizar las mermas de pan con las torrijas, las migas o para engordar guisos, son platos de aprovechamiento de la ‘cocina de las abuelas’”, añade Patricia Jurado, experta en aspectos culinarios.

Valorar los alimentos

Este cambio de sociedad implica cambios en el consumo, en la oferta de mercado. “La mayoría de los ‘millennials’ consumen comida que ven en las redes sociales una media de 4 veces al día. Esta tendencia les impulsa a querer probar recetas inusuales que involucran ingredientes que no suelen usar en su día a día.”, justifica Jurado. La comida precocinada, ultraprocesada o instantánea está a la orden del día. “Ahora el café es soluble o en cápsulas, el arroz se hace en un minuto en el microondas. Cada vez reconocemos menos la comida como lo que es, la vemos más como un producto comercial”, opina García-Vega.

El Mercado de la Boqueria

El Mercado de la Boqueria

 Turisme Barcelona

Actualmente, la población en general compra en los supermercados, pero es habitual que los más jóvenes no acudan casi nunca a mercados donde se comercialice el producto local y sostenible, “Gran parte empieza por dónde, cómo, cuándo y qué compras. Los jóvenes acudimos a los súper porque es más barato y es con lo que hemos crecido. Lo que allí encontramos son los platos preparados o los pack promoción y eso, es más barato, pero también lleva a la situación de tener demasiada comida en la nevera y por ello, a desperdiciar más”, explica. Por otra parte, “las grandes superficies obligan a comprar cantidades estándar que muchas veces no se adaptan a las necesidades de la unidad familiar, como a ‘millennials’ que viven solos o en pareja”, comenta la experta culinaria.

Consecuencia de un estilo de vida

El problema del desperdicio de alimento implica también un problema de salud mental. Este presentador cree que, “estudiantes y jóvenes profesionales, en general, con trabajos precarios, ingresos bajos, largas jornadas… lo que menos les apetece es ponerse a pensar en la cocina cuando llegan a casa”. Una buena salud mental también depende de una buena dieta. “Si estás bien, en un buen momento de tu vida, con trabajo estable, a gusto con tus relaciones… le dedicas más tiempo a la cocina –derrocharás menos alimentos-, y además, un tiempo más pacífico. Puede considerarse un reflejo de tu estado mental”, aclara.

Ahora, es habitual recurrir a plataformas que proporcionan comida a domicilio de una manera cómoda y rápida, “A parte de perder habilidades culinarias, nos lleva a lo típico de “vamos a pedir más comida porque mejor que sobre a que falte” y eso implicará desperdicio al final de la noche. Luego, los restaurantes a los que solemos pedir menús utilizan ingredientes menos sostenibles, en definitiva, implica llevar una dieta menos saludable. Por eso, abusar de estas plataformas claro que tiene consecuencias negativas”, recalca el activista.

Un rider de Glovo realiza un reparto por una ciudad de España

Un rider de Glovo realiza un reparto por una ciudad de España

 Getty Images

Las expertas apuntan a que la problemática debe resolverse desde una política pública que ponga en común a todos los actores en el sistema alimentario, “Pasaría por generar estrategias adaptadas a cada contexto, alineadas con las normas incluidas en el recientemente publicado Código de conducta voluntario para la reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos, aprobado por los Miembros de la FAO” concluye Carolina Bolaños, competente en foodwaste.


Amanda Rodríguez González