LOS OLVIDOS FRECUENTES PUEDEN EVITARSE
Desde los siete libros que entran en el examen de mañana hasta dónde hemos aparcado el coche, pasando por la contraseña del correo electrónico o el cumpleaños de nuestro hermano: son muchísimas las cosas que debemos recordar todos los días, como refería recientemente The Week. Además, estos tiempos veloces y dispersos no son de gran ayuda para que nuestra concentración y nuestra memoria se exploten al máximo. Empapelarse la casa con post-it's recordatorios, cambiarse el reloj de mano o hacer un nudo en el pañuelo no parecen ser los métodos más revolucionarios para rememorar mejor aquello que necesitamos recordar. Aquí recogemos diez claves que nos ayudarán a mejorar cuando de memorizar se trate.
Concentrarse durante ocho segundos
La literatura al respecto revela que ocho segundos es la cantidad mínima de tiempo que requiere una información para pasar de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. El consejo no es inútil ya que, aunque ocho segundos pueden parecer poco tiempo, hace falta parar en mitad de la vorágine de cosas que nos ocupan y dedicar un tiempo a concentrarnos exclusivamente en lo que estamos intentando recordar.
No atravesar los umbrales de las puertas
Nos ha ocurrido a todos: entramos en la cocina, en el salón, en nuestra habitación y, según llegamos, nos paramos en seco, miramos a nuestro alrededor y nos preguntamos: “¿A qué había venido yo?”. El fenómeno no es preocupante, ni nos alerta de nuestra paulatina pérdida de memoria.
Varios estudios, tanto virtuales como realizados en el mundo real, han consistido en colocar un objeto en algún lugar para, más tarde, recordar su posición. Los investigadores han observado que los participantes tienen muchas más posibilidades de olvidar dónde dejaron el objeto en cuestión si se les preguntaba después de haber cruzado un umbral. Los científicos aún se preguntan el porqué de este fenómeno, pero parece ser que el cambio de lugar reinicia en cierto modo nuestra memoria.
Apretar la mano
Cuando tenemos problemas para recordar cosas recurrentemente (por ejemplo, en el trabajo), una solución plausible es hacerse con una pelota antiestrés. El acto de apretar el puño, si se hace correctamente, puede mejorar la habilidad de rememorar información significativamente.
Los estudios han demostrado que, en caso de ser diestros, debemos poner la mano en forma de puño con la mano derecha justo antes de intentar memorizar cierta información. Después, cuando estemos en el propio proceso de rememoración, debemos tensar la mano izquierda. El proceso es inverso para los zurdos. Eso sí, debemos mantener la tensión durante un cierto periodo de tiempo. Los estudios que descubrieron esto hicieron a sus participantes apretar pelotas antiestrés durante al menos cuarenta y cinco segundos.
Hacer ejercicio
El ejercicio es siempre beneficioso, y la memoria no se salva de sus efectos positivos. El ejercicio físico aumenta la alerta y el oxígeno en el cerebro, y puede incluso incrementar el crecimiento de las células del cerebro responsables de la memoria. Varios estudios han demostrado que, tras un ejercicio moderado, recordamos las cosas con más facilidad, como contaba recientemente El Confidencial.
Dormir
Nos sentimos estudiosos, trabajadores y orgullosos de nuestro esfuerzo (e incluso románticamente decadentes) cuando nos quedamos despiertos toda la noche para estudiar un examen, pero lo cierto es que eso no ayuda en absoluto. Es mucho más beneficioso dormir plácidamente durante toda la noche. Los procesos que tienen lugar en el cerebro mientras estamos dormidos ayudan a fijar la información, y la recordamos más nítidamente al día siguiente.
Cuando estamos despiertos el cerebro se ve bombardeado por miles de estímulos, y durante el periodo de reposo aprovecha para procesar la información acumulada. Se desprende de los datos innecesarios y aumenta y fija el recuerdo de las cosas importantes, como todo eso que está escrito en nuestros adolescentes libros de biología. Si nos quedamos despiertos, será imposible que el cerebro integre lo leído. Para aprobar, hay que dormir.
Masticar chicle
Nuestra capacidad aumenta en lo referente a la memoria visual y auditiva cuando masticamos chicle al mismo tiempo. El mero hecho de masticar nos mantiene más concentrados. No obstante, masticar chicle ayuda cuando se trata de mantenerse alerta durante largos periodos de tiempo. Para la memoria a corto plazo no es positivo.
Escribir la información
En los tiempos que corren es frecuente escribirlo todo en el smartphone, la tableta, el ordenador o cualquier otro cacharro similar. No obstante, para recordar algo es mucho más efectiva la escritura a mano. No importa que no volvamos sobre lo escrito, el mero hecho de copiarlo a mano nos ayudará a recordarlo mejor.
Aprender a poner y quitar la música
A mucha gente le gusta estudiar o trabajar mientras escucha música. De hecho, escuchar música antes de leer algo que tendremos que recordar es positivo para nuestra capacidad memorística. Pero una vez que empecemos a trabajar, es mejor apagar los altavoces. Cualquier ruido es una distracción que nos impide concentrarnos y, en consecuencia, recordar lo leído en un futuro.
Visualizar
Uno de los medios más efectivos para recordar algo es asociarlo a una imagen. Ligar información abstracta a una imagen concreta nos ayudará a recuperar los datos en breves instantes.
Garabatear
El clásico dibujo en los márgenes de los libros de texto o los garabatos que hacemos mientras hablamos por teléfono son actos más beneficiosos de lo que pensamos. El hecho de dibujar ayuda a mantener el cerebro activo. Los estudios demuestran que la gente que garabateaba algo mientras escuchaba un aburrido mensaje telefónico recordaba un 29 por ciento más de información que aquellos que simplemente se habían sentado a escuchar, desocupados.
Marta Jiménez Serrano 24/08/2013 (06:00)
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